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Expulsión y exilio de los jesuitas de los dominios de Carlos III

Expulsión y exilio de los jesuitas de los dominios de Carlos III es un portal temático sobre este acontecimiento histórico, en 1767, como consecuencia de una ola antijesuita a nivel europeo, cuyas manifestaciones más importantes fueron el destierro de los ignacianos portugueses (1759), la supresión de la Compañía de Jesús en Francia (1764), la expatriación de España, Parma y Nápoles (1767) y la extinción de la Orden en 1773.

Destaca el acceso a los portales sobre tres destacados jesuitas expulsos: el padre Isla, Lorenzo Hervás y Panduro y Manuel Luengo y a la Biografía del exilio jesuítico (1767-1815), del profesor Enrique Giménez López.

Esta web incluye el contexto histórico de la expulsión jesuita, bibliografía, textos y documentos, estudios y enlaces de interés, además de información sobre el Grupo de investigación jesuítica en la Universidad de Alicante.

Los jesuitas españoles fueron acusados de servir a la curia romana en detrimento de las prerrogativas regias, fomentar las doctrinas probabilistas, simpatizar con la teoría del regicidio, haber incentivado el motín de Esquilache un año antes y defender el laxismo en sus Colegios y Universidades. El destierro que, de madrugada, les sorprendió en sus residencias, respondía a una importante maniobra política que venía gestándose desde que, en abril de 1766, se emprendiera la «Pesquisa Secreta», creada con la excusa de descubrir a los culpables de los disturbios madrileños de marzo del mismo año, pero que pretendía, como auténtico objetivo, comprometer a la Compañía de Jesús en los alborotos populares que habían hecho huir al monarca de Madrid. Así, con una efectividad y un sigilo sin precedentes, en la madrugada del 2 de abril de 1767, Carlos III expulsó a todos los jesuitas que habitaban en sus dominios.

«Prohíbo por vía de Ley y regla general que jamás pueda volver a admitirse en todos mis Reinos en particular a ningún individuo de la Compañía ni en Cuerpo de Comunidad con ningún pretexto ni colorido que sea, ni sobre ello admitirá el mi Consejo, ni otro Tribunal, instancia alguna; antes bien, tomarán a prevención las justicias las más severas providencias contra los infractores, auxiliadores y cooperantes de semejante intento, castigándoles como perturbadores del sosiego público.

Ninguno de los actuales Jesuitas profesos, aunque salga de la Orden con licencia formal del Papa, y quede de secular o clérigo, o pase a otra Orden, no podrá volver a estos Reinos sin obtener especial permiso mío».

Minuta del Decreto de expulsión, El Pardo, marzo de 1767.

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