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Carlos Quinto en Francia

Lope de Vega



Parte decinueve y la mejor parte de las comedias de Lope de Vega Carpio.

Dirigidas a diversas personas.

Madrid: por Juan Gonçalez. A costa de Alonso Pérez mercader de libros [etc.] 1624.



DEDICADA A GABRIEL DÍAZ, Maestro de Capilla insigne, en el Real Monasterio de la Encarnación.



     Habiendo oído en una fiesta un villancico en ecos, cuya música v. merced compuso con tanto artificio, que la novedad admiró la envidia, y la dulzura suspendió el entendimiento: que no sin causa dijo Homero, que Júpiter ministraba a los Músicos lo que cantaban: que es lo mismo, que decir san Agustín, que era don de Dios: confirmé justamente la opinión que de v. m. tenía, digno concepto de su raro ingenio, y la gracia que a los Españoles en todo genero de música vocal, o instrumental ha dado el cielo tan propia en ellos, como mal imitada de otras naciones. A la voz, que era el alma de la letra, en lo alto de un claustro repetía los últimos acentos otra tan parecida y suave, que a la mayor atención se le ocultara la diferencia: y así mismo a las demás, que juntas formaban la responsión con otras tantas tan iguales, como si impelido el aire en algún valle cerrado, o lugar cóncavo, por no dejarle resolver, resultara quebrándose. Así describen el Eco Aristóteles, Temistio y Plinio.

     Bien pudiera dar a v. m. mayores alabanzas, por la celestial música, que compuso en las honras de la Reina nuestra señora, celebradas en la Encarnación, de cuya insigne Capilla es v. m. Maestro: pues fue tan admirable y única, que la pudieran envidiar Guido, Andrea, y Franquino: pero en la primera que digo hallé para mí más causa, por estar dividida en son, número y palabras, ligadas a Armonía Rítmica, o Métrica, definición que hizo Platón de la Música artificial en el tercero de su República, que san Agustín no excluye los Poetas, antes los admite por músicos en este genero, y porque en aquellos ecos descubrió con más dulzura la fertilidad del arte, y en la novedad y invención, la grandeza de su ingenio: pues pudo entonces probarse con demostración matemática aquel sonido armónico del cielo, que dicen, que oyó Pitágoras, y que nosotros no oímos por la continuación desde que nacemos, o por el daño que hiciera a los oídos, como quieren Boecio y Plinio: pues excediendo el sentido, le puede destruir, como el Sol la vista. Esta afición me ha obligado a pagar a v. m. con la memoria de la dirección desta Comedia, el gusto de aquel día, si bien tan desigual en todo, muestra de mi inclinación y animo: v. m. la reciba con el que le merece mi deseo: y pues los Poetas llaman cantar al escribir, oigame a mí estos versos:

                                          Gabriel tu música humana
así imita la divina,
que el alma en éxtasi inclina
a la inmortal soberana:
toda la demás es llana,
que en los ecos de aquel día,
mostró bien la melodía
con que a todos te adelantan,
que son ecos cuantos cantan
de tu divina armonía.
 
Dios guarde a v. m.
Su Capellán.
                              Lope Félix de Vega Carpio




FIGURAS DE LA COMEDIA.

                                     EL EMPERADOR    MONSIUR DE MEMORANSE
EL REY DE FRANCIA    UN CAPITÁN FRANCÉS
EL DUQUE DE ALBA    UN CAPITÁN ESPAÑOL
EL DUQUE DEL INFANTADO    UN ALGUACIL
DON JUAN DE MENDOZA    EL ALCALDE RONQUILLO
EL MARQUÉS DEL OBASTO    LEONOR DAMA
PACHECO SOLDADO    LA REINA
SERNA    CAMILA CRIADA
DOS SOLDADOS ESPAÑOLES    FERNANDILLO (Dama en hábito de hombre toda la    comedia).
GARCILASO    EL PAPA
UN EMBAJADOR    BIZANZÓN TUDESCO
DOS SOLDADOS FRANCESES    ANDREA DORIA




Acto I

 
 

Sale PACHECO retirándose de un CAPITÁN FRANCÉS, y de dos SOLDADOS.

 
PACHECO            Fuera digo.                
CAPITÁN Date preso.
PACHECO ¿Preso un Español, villanos?
CAPITÁN Da las manos.
PACHECO ¿Yo las manos?
Noble soy, honor profeso.
CAPITÁN Mira que soy Capitán.
PACHECO ¿Qué importa, si eres francés,
y yo español?
CAPITÁN Tú no ves
que te matarán.
PACHECO No harán.
SOLDADO Déjame dalle la muerte,
que tiene tan merecida.
PACHECO Yo sabré vender mi vida.
SOLDADO 2 ¡Qué temerario!
SOLDADO 1 ¡Qué fuerte!
SOLDADO 2 Hasta el mismo alojamiento
de nuestro Rey se retira.
CAPITÁN No le matéis, que ya mira
nuestro Rey su atrevimiento.
 

(Sale el REY DE FRANCIA, y MONSIUR DE MEMORANSE, y gente de soldados; El REY con bastón.)

 
MONSIUR Plaza, desviaos; ¿qué es esto?
su Majestad viene aquí.
PACHECO Ríndome, señor, a ti
ya estoy a tus plantas puesto.
Mándame cortar el cuello,
y el brazo que te ofendió
REY ¿Quién eres?
PACHECO ¿Yo?
REY ¿Quién?
PACHECO Aún yo,
señor, no acierto a sabello.
Soy Español, y nací
en el Reino de Toledo,
con apellido, que puedo
osar decírtele a ti.
REY ¿Mendoza te llamarás?
PACHECO Pacheco soy.
Rey Gran nobleza,
gran valor, gran gentileza,
¿del Duque deudo serás
de Escalona?
PACHECO No señor.
REY Pues ¿hay Pacheco sin él?
PACHECO Mi apellido tomé dél,
no de su sangre el valor.
REY ¿Cómo?
PACHECO Dio leche mi madre
al Duque, que ya lo es,
crieme con el Marqués
desde que murió mi padre.
Y todos en Escalona
Pachequillo me llamaban
siendo niño, y me trataban
como a su misma persona.
Crecí, y saliendo travieso,
vine de paje a soldado,
y aunque pobre, soy honrado.
REY ¿Por qué le llevaban preso?
CAPITÁN Mató dos alabarderos
de tu guarda
REY Pues ¿por qué?
CAPITÁN Lo que yo vi te diré
con algunos caballeros
que todo el suceso vieron.
PACHECO ¿Yo no te diré lo cierto?
REY Pues di, ¿por qué los has muerto?
PACHECO Porque no se defendieron.
MONSIUR El español tiene humor.
PACHECO Úsase mucho en España,
y se tiene por hazaña
tener humores de honor.
Señor, yo llegué a jugar,
estrella con que nací,
porque del juego salí
y al juego pienso tornar.
Que Escoto, a fe de quien soy,
me ha dicho, que en los dos puntos
que nací, jugaban juntos
Venus y Marte al rentoy.
En fin, llegué donde había
guarda de tu Real persona,
de Francia digna corona,
y del mundo Monarquía.
Jugué, perdí, dije allí
luego que me levanté,
si a franceses lo gané
con franceses lo perdí.
Díjome cierto soldado,
si las paces no se hicieran,
los españoles perdieran
lo que de Francia han ganado.
Repliqué, el Emperador
tiene la paz por divisa,
y solo ha venido a Nisa
a confirmalla mejor.
Y pues el Papa las hace
por bien de la Cristiandad,
gracias a su Santidad
de quien la concordia nace.
Que si durara la guerra,
yo tuviera que jugar
lo que supiera ganar
con mi espada en vuestra tierra.
Pues porque me replicó
«no nos aguardó el Marqués
del Basto», dije francés,
«si el Marqués se retiró
de Pinarolo, no fue
porque le falta valor,
mas porque estaba mejor
en Aste», esto solo hablé.
Cuando volando en el viento
me tocó un mentís la espada,
de cuya ofensa indinada
hizo igual atrevimiento.
Vinieron mil sobre mi,
entre tantos yo no sé
a quien herí, a quien maté,
mas sé que me defendí.
REY Soldado vos sois honrado,
y Pacheco, y así os doy
la palabra que fui y soy
a vuestro nombre inclinado.
Por vos, y por el Marqués
de Villena, id norabuena,
pues el Marqués de Villena
vuestro dueño decís que es.
Que pues yo he venido a Nisa
a hacer con el César paz,
tras el odio pertinaz
y la dilación remisa.
Todas sus cosas es bien
que ponga sobre mis ojos,
ya pasaron los enojos
y la enemistad también.
Ydos libre por soldado
de Carlos, y por Pacheco
tomad este anillo.
PACHECO Hoy trueco
el ser, pues tu Sol me ha dado.
Y pues me ha dado tu Sol,
tu soldado vengo a ser.
REY Yo debo favorecer
todo soldado español,
que he visto el valor que tienen
con las armas en las manos.
 

(Vanse.)

 

(Quede PACHECO, y salen un CAPITÁN ESPAÑOL, y DOS SOLDADOS.)

 
CAPITÁN Hoy que dos Reyes Cristianos
a firmar las paces vienen.
Hoy que el Papa los juntó
aquí en Nisa de Proenza,
¡un soldado sin vergüenza
a romper la paz llegó!
SOLDADO 1 A dos franceses ha muerto.
CAPITÁN ¡Qué dirá el Emperador,
si de su parte un traidor
rompe la paz, y el concierto!
SOLDADO 2 ¿Aquél es?
CAPITÁN ¡Date a prisión!
PACHECO Españoles, ¿qué queréis
si soy español, y veis
que los maté con razón?
CAPITÁN ¡Date al Capitán, villano!
PACHECO No conozco al Capitán,
¿ansí los buenos se dan?
CAPITÁN ¡Date a prisión!
PACHECO ¡Meted mano!
CAPITÁN ¡Matalde!
SOLDADO 1 ¡Muera el traidor!
CAPITÁN ¡Que con tal atrevimiento
hasta el mismo alojamiento
llegue del Emperador!
¡Matalde!
SOLDADO 2 Ya el Cesar sale
a las voces y el ruido.
 
(Sale el EMPERADOR con su bastón y el MARQUÉS DEL BASTO, y algunos soldados.)
 
EMPERADOR ¿Qué es esto?
CAPITÁN Un hombre atrevido
con quien ni tu nombre vale,
ni las espadas que ves:
es digno de gran castigo,
que del Francés, ya tu amigo,
mató dos hombres o tres.
EMPERADOR ¿Por qué a la justicia suya
no te entregaste, homicida?
PACHECO Por conservar esta vida,
para defender la tuya.
Que en Túnez, en la Goleta
en Viena, y en Turín,
y cuando emprendiste el fin
de la Luterana seta
te serví, aunque pobre, solo
con mi sangre; que esta gasto
por ti, digalo el del Basto,
en Aste, y en Piñarolo.
Verdad es que los maté
cuando a hacer las paces vienes,
pero ¿cuál soldado tienes,
ni cuál español lo fue,
que sufra un mentís de Francia?
EMPERADOR Tienes, soldado, razón
pero el quitar la ocasión
era ahora de importancia.
No excuso el dar a entender
al de Francia, que he sentido,
que Español se haya atrevido
a nuestras paces romper.
Llevadle vos, Capitán,
y a la vista del cuartel
de Francia le ahorcad.
PACHECO Cruel
sentencia a Pacheco dan
tus manos siempre piadosas.
CAPITÁN Ea, caminad soldado.
PACHECO Señor, oye, aunque engañado,
pues tus armas gloriosas,
para humildes y protervos,
que te enojan y bendicen,
parcere subiectis dicen,
et debellare superbos.
Oye, señor, ansí veas
tu Filipo, que ocho años
tiene ahora, Rey de extraños
reinos, en que tú lo seas.
Así crezca, y así roben
la fama con su hemisferio,
que se diga, que el Imperio
parte con el mismo Joven.
Así el Plus Ultra adelante,
que con este mundo mides,
así venga a ser Alcides
de adonde tú fuiste Atlante.
Y de Felipe produzga
otro Felipe tan bueno,
que a todo el mar ponga freno,
y el mundo a sus pies reduzga.
Y deste Felipe venga
otro, y tantos, que no acabe
el tiempo nombre tan grave,
ni el mundo otro dueño tenga.
EMPERADOR ¿Qué quieres?
PACHECO Cuando emprendieron
los franceses darme muerte
me llevaron desta suerte,
porque de otra no pudieron.
Hasta el mismo alojamiento
del Rey, salió y supo el caso,
y por ti detuvo el paso
su enojo a mi atrevimiento.
Si estimando tu persona
me perdonó, ¿será hazaña,
que castigue el Rey de España
lo que el de Francia perdona?
EMPERADOR Él pudo como agraviado,
yo no, porque le respeto.
PACHECO Pues dame aquese decreto
solo en un papel firmado,
Porque al de Francia lo lleve,
y luego me ahorcarán,
o dígale el Capitán
lo que a matarme te mueve.
EMPERADOR ¡Notable Español, Marqués!
MARQUÉS El valor y las razones
merecen que le perdones,
y porque Pacheco es
un soldado muy honrado,
y le he visto pelear.
EMPERADOR Deso y del modo de hablar
le estoy algo aficionado,
¿Qué oficio podrá tener
acerca de mi persona?
MARQUÉS La buena suya le abona,
tu lacayo puede ser.
EMPERADOR Ya, Pacheco estáis acá,
yo os llevo en amparo mio.
PACHECO Dadme esos pies.
EMPERADOR Ese brío
muy gran contento me da.
PACHECO Dame esos pies, ¡oh segundo
César!, porque dellos sé,
que con solo un puntapié
podrán derribar el mundo.
Soy vuestro lacayo, y soy
en ser del César lacayo,
de vuestro sol algún rayo,
pues cerca de vos estoy.
Y rayo vuestro por Dios
que he de ser.
EMPERADOR Vente conmigo.
PACHECO Vida en muerto, honra en castigo.
solo pudo hallarse en vos.
 

(Vanse.)

 

(Salen GARCILASO, y DON JUAN DE MENDOZA.)

 
GARCILASO En fin ¿llegáis agora?
DON JUAN Y con disgusto
del camino de Flandes, ya por largo,
ya por haberle hecho sin mi gusto.
GARCILASO ¿De qué os quejáis, pues es honroso el cargo?
DON JUAN No pensé hallar a Carlos Quinto Augusto
aquí en Proenza.
GARCILASO Ya se ha puesto embargo
a la guerra de Francia.
DON JUAN De que modo?
GARCILASO Su Santidad puso remedio en todo.
Después que Carlos, por no haber cumplido
Francisco la palabra en Madrid puesta,
por Paulo Tercio en Roma recebido
con tantos arcos, regocijo y fiesta,
hizo aquella oración, que al mundo ha sido
por sus graves palabras manifiesta
su campo los nevados Alpes pasa,
por darle guerra hasta en su misma casa.
Nunca su Majestad mayor la tuvo,
catorce mil los Españoles eran,
y doce mil Italianos hubo,
que las montañas deshacer pudieran,
por General el Duque de Alba estuvo,
para que con el Alba amanecieran
en Francia, a darle tan pesado el día,
como Carlos la noche de Pavía.
También llevaba cinco mil caballos
entre los hombres de armas, y ligeros
don Fernando Gonzaga, que a mirallos
paraba el Sol los suyos lisonjeros
pudo muy bien el César sustentallos,
aunque por montes ásperos y fieros,
porque por la ribera que el mar lava
Andrea Doria el campo sustentaba.
No quiero referirte las empresas
de Carlos contra Francia, pues no basto;
el valor, las hazañas, y las presas
del Duque de Alba, y del Marques del Basto
ni las de Francia en la memoria impresas,
que en vano el tiempo, y las palabras gasto,
pues tuvieron mil veces a Saboya,
como los Griegos la abrasada Troya.
Ansí creció la guerra, que hasta el Cielo
mostró con mil sangrientos arreboles
la discordia fatal del francés suelo,
la enemistad y furia de Españoles:
viéronse por París en alto vuelo
a los lados del Sol otros dos Soles,
que el uno echaba sangre, el otro fuego,
prodigio que en el mundo se vio luego.
Mas viendo el Papa el gran rigor que había
entre aquestos dos Príncipes Cristianos,
y que por su rigor Italia ardía
Barbarroja con Turcos y Africanos,
trató la paz, y es hoy don Juan el día,
si lo quieren los Cielos soberanos,
que se han de ver el Rey Francisco y Carlos,
porque su Santidad viene a juntarlos.
En fin le obedecieron, y han venido
A Nisa de Proenza.
DON JUAN ¿Y ha llegado
su Santidad?
GARCILASO Con gran riqueza ha sido
de Carlos recebido y alojado.
DON JUAN Habranse a justas paces reducido.
GARCILASO Franceses y españoles se han hablado;
unos y otros se alojan casi juntos,
sin enojarse, ni mirar en puntos.
DON JUAN Al César no será posible hablalle.
GARCILASO No veis que ya salir a hablar quería
sobre esta paz al Papa, acompañalle
será mejor en tan solene día.
 

(Sale FERNANDILLO.)

 
DON JUAN ¿Fernandillo?
GARCILASO Buen paje.
DON JUAN De buen talle.
¿Fernandillo?
FERNANDILLO Señor.
DON JUAN A la hostería.
Vuelve y dirás que al César acompaño.
GARCILASO No es malo el paje.
DON JUAN Es un suceso extraño.
 
(Vanse los dos.)
 
FERNANDILLO Iras de Amor, estrellas enemigas,
Leyes del gusto, fuerzas del deseo,
¿Adónde me lleváis? ¿dónde me veo
al cabo de tan ásperas fatigas?
Y tú, cruel, que a tanto mal me obligas,
que lo estoy padeciendo, y no lo creo,
¿por qué me enlazas cuando no peleo,
Y cuando me defiendo, me desligas?
¿Dónde por tierra y mar llevas sujeto
un corazón tan flaco? Amor, advierte,
que tienes de cobarde mal conceto.
¿qué gloria esperas, si me das la muerte?
Mas, ¡ay! que dijo bien aquel discreto,
que es solo para amar la mujer fuerte.
 

(Salen a la ventana LEONOR, y CAMILA.)

 
LEONOR Desde aquí podemos ver,
Camila, al Emperador.
CAMILA Con razón muestras tener
afición a su valor,
y a su invencible poder.
LEONOR Apenas la causa entiendo,
pues sin nacer Española,
siempre sus partes defiendo.
CAMILA No eres en Italia sola,
ni de escucharte me ofendo.
Que es Carlos el más notable
Príncipe que tiene el mundo.
LEONOR Donde quiera que se hable
de su valor sin segundo,
de su grandeza admirable.
Muestro tan grande afición,
respeto y inclinación,
que doy bien que murmurar.
CAMILA Hoy le veremos pasar.
FERNANDILLO Damas de Proenza son,
que salen a las ventanas
a ver el gran Carlos Quinto.
LEONOR Por sus glorias soberanas
su persona heroica pinto,
y excelencias más que humanas.
No cuentan de Cipión,
ni Alejandro tantas cosas.
FERNANDILLO ¡Ah, damas, las del balcón!,
qué digo, damas ¿hermosas,
aguardan conversación?
LEONOR Si sois Español, tendremos
hoy conversación con vos,
si no el balcón cerraremos?
FERNANDILLO Español soy.
LEONOR Bien por Dios.
FERNANDILLO ¿No lo dicen los extremos?
LEONOR Dícelo el aire de alzar
la mano al sombrero, y dar
cuerpo y pie con tal donaire,
parecéis hijos del aire
en el aire del andar.
FERNANDILLO No se lo parezca pues
que el buen aire sólo es
con las damas que requiebran,
pesados son cuando quiebran
lanzas en pecho francés.
Mas, ¡por mi vida! ¿a quién son
más aficionadas? ¿dónde
las lleva la inclinación?
LEONOR A España el alma responde,
que es excelente nación.
FERNANDILLO Pues díganlo muy de veras,
que España es Reina, es señora
de cuanto bien consideras,
LEONOR Español eres, agora,
¿qué fueras sino lo fueras?
FERNANDILLO Cuando no hubiera nacido
español, solo francés,
damas quisiera haber sido,
LEONOR ¿Qué tanta nobleza ves
en el francés apellido?
FERNANDILLO Si de aquestas dos naciones
no me hubiera hecho el cielo
no quisiera ser.
LEONOR No pones
mal tu gusto, en todo el suelo
tus méritos antepones.
FERNANDILLO Español huelgo de ser,
de no lo ser, francés fuera,
de no ser francés, no hay ser
adonde mi ser cupiera,
antes dejara de ser.
LEONOR No digas tal, que no hay cosa
como ser, que no haber sido
es la más triste.
FERNANDILLO La hermosa
nación que en suerte ha tenido
hoy hace Carlos famosa.
Agora veréis pasar
de quien tiembla tierra y mar:
mas ¿quereisme dar un dedo
de esa ventana?
LEONOR No puedo,
que tengo a quien dar pesar.
FERNANDILLO Si vos no le recebís,
dadme licencia y veréis
el hombre que allá subís.
LEONOR ¿Qué haréis?
FERNANDILLO Matarle.
LEONOR No haréis,
que no haréis lo que decís.
FERNANDILLO ¿Cómo no? No tengo en él,
ni en otros diez para un tajo,
subidme al balcón, que dél
lo echaré, por Dios, abajo,
como a Lucifer Miguel.
LEONOR Bravo sois.
FERNANDILLO Soy Español,
más pobre que el caracol,
con esto os puedo servir.
Abrid que quiero salir
al rayo de vuestro Sol.
LEONOR ¿Por qué os llaman fanfarrones?
FERNANDILLO Porque todas las naciones,
unas de otras envidiosas,
ofenden nuestras gloriosas
empresas y altos blasones.
Sabemos decir y hacer,
y porque se usó el retar
en España, que es poner
con la ejecución del dar
la gloria del prometer.
Pero el Cesar viene ya,
poned los ojos en quien
todo el bien del mundo está.
CAMILA Este nos dirá también
qué gente con Carlos va.
 

(Sale el EMPERADOR con mucho acompañamiento, y éntrase por la otra puerta, y quita el sombrero.)

 
LEONOR ¿Ha hecho tal hombre el Cielo?
Si me enamoró su fama,
por su talle me desvelo.
Dichosa, amiga, la dama,
si tiene tal prenda el suelo,
que merezca en dulces lazos
aquellos gallardos brazos,
de quien tiemble el Asia, el mundo
CAMILA La tierra y el mar profundo
le ofrecen dulces abrazos.
¿De que sirve que te agrade?
LEONOR ¡Ay Camila!, si la fama
tanto a querer persuade,
¿qué hará la vista que inflama,
y a un fuego tantos añade?
CAMILA Pues ¿cómo pones tu amor
en Carlos Emperador
de Alemania, y Rey de España?
LEONOR No fuera de amor hazaña,
si le igualara en valor.
Concertar desigualdades
es del amor la grandeza,
que en iguales calidades
la misma naturaleza
concierta las voluntades.
Yo le quise retratado
y agora le quiero visto,
y de manera me agrado,
que sé que el aire conquisto,
y no desprecio el cuidado.
Humilde soy, ya lo veo,
pero soy mujer.
CAMILA ¿Qué intentas?
LEONOR Gozarle.
CAMILA ¡Extraño deseo!
Luego ¿admitida te cuentas?
LEONOR No fuera mucho trofeo.
¿Un hombre de bajo ser
a una mujer de valor
no la puede merecer?
¿Y puede al mayor señor
gozar cualquiera mujer?
A hidalgo queréis llevarme
donde esta junta se ha hecho.
FERNANDILLO Abrid y podéis fiarme
vuestro honor.
LEONOR Entrad
FERNANDILLO Sospecho
que estas quieren engañarme.
LEONOR Entrad, español, os ruego.
FERNANDILLO Aquí no pierdo, ni gano,
porque haré que sepan luego,
que sino gano la mano,
hemos empatado el juego.
 

(Vanse.)

 
(Sale el EMPERADOR, el DUQUE DE ALBA, y acompañamiento, descubren en un sitial al PAPA, llega el EMPERADOR a besalle el pie.)
 
PAPA Mucho me pesa, Carlos, y podía
decir que a la común Iglesia pesa,
que habiéndonos juntado en este día
para esta paz, de que es mi oficio empresa,
no quieras ver con desigual porfía
al Rey Francisco, si es que el odio cesa,
pues mejor estas paces concertaran,
lo que aquestos capítulos declaran.
Si el quiere verte, hijo, ¿por qué niegas
tu rostro a quien ya tienes por amigo?
¿Por qué a mis brazos disgustado llegas,
cuando con tanto amor estoy contigo?
Si por la paz universal me ruegas,
y yo el ejemplo de quien sabes sigo,
hagamos pues los dos lo que debemos,
porque a nuestras cabezas imitemos.
EMPERADOR Beatísimo Padre Paulo
de aqueste nombre Tercero,
no sin causa, pues lo eres
de nuestra paz y concierto.
Ya otra vez representé
y ahora te represento,
los agravios que la casa
de Austria, por diversos tiempos
recibió de muchos Reyes
de Francia, sin merecellos:
ya te he dicho del repudio
por Carlos Otavo hecho.
Cuando a la guerra de Túnez
partí con piadoso celo,
cartas se hallaron entonces
en que se ve, y todos vemos
que enviaba a Barbarroja
municiones y dineros.
Esto contra mi sería:
mas ¿para qué trato desto,
si después de muchas cosas
teniéndole en Madrid preso,
y habiéndole yo tratado
como a un hijo, -que bien puedo
decir que ansí le traté,
pues que le di en casamiento
mi propia hermana-, rompió
lo que fue en aquel concierto
por los dos capitulado,
y con homenaje hecho?
Ha de renunciar Francisco,
Beatísimo Padre, luego
la amistad de Barbarroja  
y los herejes Tudescos:
ha de entrar en nuestra liga
contra el Turco, y por lo menos
pagar lo que le tocare
para la guerra que emprendo.
Todo es justo lo que pido,
y que me tengas, te ruego,
por hijo, y ruegues a Dios
conserve a España y mis Reinos:
y con tanto, humildemente
los pies sagrados te beso
en mi nombre y de mi hijo
Felipe, el cual te encomiendo,
que porque tiene ocho años
no le truje a donde vengo,
con toda humildad y amor
a los pies que reverencio
en nombre del que por mí
fue en la Cruz clavado y preso.
Como Príncipe Cristiano
vivir y morir protesto.
Toma, Padre, este papel,
y guarde tu vida el cielo.
 

(Vase el EMPERADOR, y salen por otra parte el REY DE FRANCIA, y gente.)

 
REY ¿No me quiso esperar Carlos?
PAPA No creo
que de su voluntad debes quejarte:
la paz estima con igual deseo.
REY ¿Quiere darme a Milán?
PAPA Sí quiere darte,
mas toma este papel.
(Toma el papel, y dásele al DUQUE DE ALBA.)
REY Muy lejos veo
de mi intención a Carlos.
PAPA No fui parte
para que juntos se tratasen paces.
REY Bien a tu oficio, Padre, satisfaces.
Pero, señor Beatísimo, no puedo
dejarme de quejar de su dureza.
PAPA Lean las condiciones, que yo quedo
a la fianza de su gran nobleza.
REY Pues tu verás que de la paz no excedo,
humillado a los pies de tu grandeza,
pues para confirmarla están nombrados
de la parte de Francia dos Legados.
Monsiur de Memoranse está presente,
y de Lorena el Cardenal.
PAPA Recela,
Francisco, el César vengas diferente.
REY La paz no sufre ardid, ni amor cautela,
¿Qué Legados nombró?
PAPA Cuando él se ausente
Nicolo Peronoto de Granvela,
y Cobos quedará, que es de Castilla
Comendador mayor.
REY Tu Sacra silla
Es tribunal tan justo, que bien creo
que tendrá mi justicia lugar justo.
PAPA Duque de Alba leed
DUQUE Siempre el deseo
del César fue la paz.
REY De oílla gusto:
aunque pues no me quiere ver, yo creo
que duran las reliquias del disgusto.
DUQUE De aquel acuerdo de Madrid se acuerda.
REY Su amigo soy, yo haré que el odio pierda.
(Lee el DUQUE.)
Capitulaciones con que asienta la paz Carlos V, máximo Emperador de Alemania, y Rey de España, con el Cristianísimo Rey de Francia Francisco de Valoes. Primeramente, casándose el Duque de Orliens su hijo con hija de su hermana, le dará a Milán, dejando reservada por tres años para sí la fortaleza. Más, ha de dar el Rey Cristianísimo a Endin al César, y a los herederos de Borbón sus estados. Más, ha de dejar la amistad de los Herejes Tudescos, y entrar en nuestra liga contra el Turco, y por lo menos pagar lo que le tocare de armas y dineros.

REY Quedo Duque, no leáis
que son fuertes condiciones.
PAPA Hijos mal os conformáis.
REY ¿Oye, Padre, dos razones?
PAPA Lejos de la paz estáis.
REY A Tornay me ha de volver
Carlos, y no ha de tener
las fortalezas que dice
de Milán, con que autorice
a mi costa su poder.
¿Cómo puedo yo dejar
las amistades que tengo?
Y si en la liga he de entrar,
no he de pagar, que no vengo
a perder, sino a ganar.
Haga la guerra a su gusto,
ni quiero parte, ni dalla.
PAPA Francisco, cese el disgusto,
Carlos está ausente, y calla,
Dios sabe lo que es más justo.
De espacio lo trataremos:
las treguas por los diez años
por lo menos confirmemos,
pues en esto no hay engaños.
REY Yo digo que en paz quedemos.
Y con tanto el pie te beso,
ruega a Dios Padre, por mí,
la Fe de Cristo profeso,
y morir como nací
en la que adoro y confieso.
 

(Vanse. Sale LEONOR, y FERNANDILLO.)

 
LEONOR ¿No tienes tú quien me lleve
tras el César, que se va?
FERNANDILLO Bravo frenesí te da,
loco amor tus pasos mueve.
Admirado me has.
LEONOR ¿De qué,
si sabes lo que es amor?
FERNANDILLO Si he llorado su rigor,
Dios lo sabe, y yo lo sé.
Pero mira que se aumenta
amor entre sus iguales,
que desigualdades tales
convierte amor en afrenta.
¿Tú con un Emperador
de Alemania, y Rey de España?
LEONOR Esa, Fernando, es hazaña
de amor si es que es Dios amor.
FERNANDILLO Bien dices, porque ha de hacer
milagros, si amor es Dios.
LEONOR El juntarnos a los dos
como milagro ha de ser.
Que ame el cordero a la oveja,
loba al lobo, el ave al ave,
en su misma forma cabe,
la misma se lo aconseja.
Mas que una simple cordera
ame a un león desigual,
y que un águila caudal
a una tortolilla quiera,
Ese es milagro de amor,
y así lo ha sido querer
a Carlos una mujer
de tan humilde valor.
Tú me has de llevar, a quien
me dé a Carlos, pues no es santo,
que los hombres aman cuanto
cerca de los ojos ven.
Gócele, y muérame luego.
FERNANDILLO Principios tienes de loca,
el mismo amor me provoca,
porque me espante tu fuego.
LEONOR ¿No podrá ese Caballero
que sirves llevarme a él?
FERNANDILLO (Aparte.) No osaré tratar con él
lo que me pides, ni aun quiero.
Que le adoro, y es ajeno
de mi amor, y si te ve,
podrá ser que al Rey te dé,
con salva, que eres venero.
LEONOR ¿Qué dices?
FERNANDILLO Que es sospechoso,
el soldado con quien vengo,
y que en posesión le tengo
de atrevido y de amoroso.
Vive Dios, si le doy parte
de que vienes de ese modo,
que se levante con todo,
y que no me deje parte.
Querría que a Carlos fueses
con quien tan si él te llevase,
que después que él te gozase,
siquiera un hueso me dieses.
Que algo merezco por ser
el cabestro destos toros.
LEONOR Mejor te cautiven Moros,
que yo venga a tu poder.
FERNANDILLO Ríete deso.
LEONOR ¿Por qué?
FERNANDILLO Las mujeres de tu humor
son como harina.
LEONOR Mi amor
tiene un dueño, un Dios mi fe.
FERNANDILLO Tres partes la harina tiene,
flor, media harina y salvado,
y una mujer de tu estado
a tener las mismas viene.
Goza la flor el señor,
y paga el primer bocado,
porque come regalado
en los deleites de amor.
La media harina tras él
come el mayordomo a caso,
que es escritura en traspaso,
y se substituye en él.
El salvado, que ya es
lo vil destos tres linajes,
viene a oficiales, y a pajes,
y aun a lacayos después.
Y desta suerte vendrás,
Leonor, a parar en mí.
LEONOR Quedo, gente viene aquí.
 

(Salen PACHECO, y SERNA.)

 
PACHECO Vive Dios, que estimo en más,
Que al oficio que me han dado
el ser vuestra camarada,
Serna, porque en siendo honrada.
hace al que la tiene honrado,
Y deste agradecimiento,
cuando Dios me lleve a España,
veréis si el que os acompaña,
es hombre de cumplimiento.
SERNA Los soldados como vos
parecen muy bien al lado
de Carlos.
PACHECO Fui su soldado
desde que nací, y por Dios
Que no hace mucho en honrarme
desta plaza.
FERNANDILLO A estos soldados
conozco.
LEONOR ¿Quien son?
FERNANDILLO Criados
del César, quiero informarme,
Si a España se han de volver,
Dios guarde a Vs. mercedes.
LEONOR Si fiar de alguno puedes,
no lo dejes de emprender.
PACHECO Vuesa merced sea venido,
en buen hora, ¿qué nos manda?
FERNANDILLO Pensamos que el César anda
de partida, o que es partido.
PACHECO Acompañó con su armada
al Papa.
FERNANDILLO ¿Hasta dónde fue?
PACHECO Hasta Génova, en que el pie
le besó, y haciendo aguada,
Mandó las proas volver
desde Génova hacia España.
FERNANDILLO ¿Entrará en Marsella?
SERNA ¿Cómo? Ni la piensa ver.
Aunque Francisco le ruega,
que entre en ella, y se regale.
PACHECO Con diverso intento sale,
aunque a la vista navega.
FERNANDILLO Decían que el Rey de Francia
quería verse con él.
SERNA Húyele Carlos, que dél
no espera paz de importancia.
¿Vais vos a España por dicha?
FERNANDILLO Y llevo esta dama allá.
PACHECO ¿A España?, ¿pues a qué va?
FERNANDILLO Lleva la cierta desdicha.
Dará una cadena a quien
la lleve al Emperador,
que para hablar a un señor
esto es menester también.
PACHECO Los dos cerca dél estamos,
él se embarca, vamos juntos,
que yo entiendo mal los puntos.
FERNANDILLO Quedo por mi vida, y vamos
Que tiene ciertas joyuelas,
y habemos de ir a la parte.
PACHECO Treinta abrazos quiero darte,
¿quién eres?
FERNANDILLO Paje de espuelas
de un soldado y español,
PACHECO ¿Quién es?
FERNANDILLO Don Juan de Mendoza.
PACHECO ¿Pues qué pretende esta moza?
FERNANDILLO Verse en los rayos del Sol
Quiere.
PACHECO ¿Qué hay que te avergüence?
FERNANDILLO Ver de Carlos la presencia,
donde tiene la potencia,
con que las batallas vence.
PACHECO No entiendo bien el misterio.
FERNANDILLO Quiere, escucha, te suplico,
medir las uñas y el pico
al águila del Imperio.
PACHECO Agora entiendo peor,
¿no puede liso decirse?
FERNANDILLO Quiere con Carlos medirse,
para ver cuál es mayor,
Quiere ser Emperadora,
y por eso está perdida,
sino por toda la vida,
a lo menos por un hora.
PACHECO Ya entiendo, déjame vella:
Dios guarde a vuesa merced,
por mi fe que hace merced
con vella, porque es muy bella.
Si queréis señora hablar
al César, veníos conmigo,
que su casa y campo sigo,
y hoy quiere alargarse al mar.
No os faltará en la galera
de aquí a España compañía.
LEONOR Estimo la cortesía.
PACHECO La suya parte ligera,
En la que voy podéis ir,
y es fuerza que luego sea.
LEONOR Soy mujer, amor desea
porfiar hasta morir.
PACHECO El señor Serna es mi amigo.
bien irá vuesa merced.
LEONOR Espero toda merced:
Carlos por la mar te sigo,
Y por el infierno osara,
si allá fueras, como Eneas.
SERNA Vamos, porque el gusto veas
con que un español te ampara,
PACHECO ¿Vienes?
FERNANDILLO ¿No quieres que pase?
PACHECO Pues ya zarpan, ven tras mí.
FERNANDILLO Gracias a Dios que salí
de que don Juan la topase.
 

(Vanse.)

 

(Sale el REY DE FRANCIA y MONSIUR DE MEMORANSE, y gente.)

 
REY ¿Que no quiere servirse de mi casa?
¿que no quiere pasar Carlos, Monsiures,
siquiera por Marsella y Aguasmuertas?
MONSIUR Yo le di tu recado, de tu parte
le pide las rodillas por el suelo,
que pues pasaba por Marsella entrase
siquiera por las puertas del castillo,
que todos le darían puerta y llaves.
REY ¿Qué tiene Carlos, mi cuñado, Príncipes?
No se fía de mí, piensa por dicha,
que yo le he de engañar, pues ¿cómo puedo,
si fui su prisionero en justa guerra?,
¿en paz le he de prender?
MONSIUR Pues no le obliga
Leonor su hermana amada, Reina nuestra
y tu mujer, muy poco amor te muestra.
 

(Sale un MENSAJERO.)

 
MENSAJERO Carlos que con mal tiempo ha navegado
en la Isla de Hieros detenido,
salir quiso por fuerza de los remos,
de los que estuvo en él al quinto día;
hallóse al alba cerca de Marsella,
donde le hicieron salva con gran gusto
veinte galeras tuyas, que vinieron
con él hasta las Pomas y el castillo
que está sobre las peñas, disparando
extraña cantidad de artillería;
le recibieron todos sus vecinos,
pasó por medio dél, en tanto fueron
muchos de los señores españoles
a Marsella, en que hallaron levantadas
las cadenas del puerto, entraron dentro,
holgáronse de ver el alegría
con que fueron de todos recebidos;
tomó refresco, al volver la noche
creció el mal tiempo, fuele necesario
que se apartasen las galeras todas;
rompió el timón en la que Carlos vino:
ansí le fue forzoso, aunque no quiso
desembarcar aquí.
REY ¡Pídeme albricias!
¿Carlos está en mi tierra?
MENSAJERO Está en tu puerto
aunque de la galera no ha salido.
REY Hoy quiero que mi amor conozca Carlos,
aprestadme una barca, porque solo,
sin más de dos remeros que la lleven,
le quiero visitar, y asegurarle.
MONSIUR Señor, ¿qué dices?, mira no te lleven
otra vez donde...
REY Calla Memoranse,
que Carlos es quien es, yo Rey de Francia.
MONSIUR Grandeza extraña, a Carlos ha vencido,
pues en su tierra se le da rendido.
 

(Vanse.)

 

(Hacen ruido de desembarcar. Salen el EMPERADOR y ANDREA DORIA, y gente.)

 
EMPERADOR A desdicha lo he tenido.
ANDREA DORIA Señor no tomes pesar.
EMPERADOR ¡Que aquí viniese a llegar
garcés y timón rompido!
Andrea Doria, ¿qué haremos?
ANDREA DORIA Señor no hay que porfiar,
sino sufrir y aguardar,
hasta que el tiempo esperemos,
 

(Dentro, el REY DE FRANCIA.)

 
REY A costa a costa, a la orilla
llega, aborda a la galera.
ANDREA DORIA Un Francés a la ligera
se acerca en una barquilla.
Sacan al Rey dos grumetes.
¡Jesús, Jesús!
EMPERADOR ¿Qué te espanta?
ANDREA DORIA El Rey de Francia, señor,
EMPERADOR Notable amor y valor
REY Tu Majestad sacra sea
A mi tierra bien venido.
EMPERADOR Jesús, señor.
REY Llega aquí.
EMPERADOR Vuestra Majestad ansí?
REY Hermano, la mano os pido.
Dadmela, dadmela hermano,
véisme aquí en vuestra prisión
segunda vez.
EMPERADOR Estas son
de un Príncipe soberano
Hazañas de eterna gloria.
REY Aquí estoy como en Madrid,
prended, rescatad, pedid.
EMPERADOR Que perdonéis a Andrea Doria.
REY Yo le perdono por vos.
EMPERADOR Entrad, comeréis conmigo.
REY Ved a vuestra hermana, amigo.
ANDREA DORIA ¡Qué amistad!
DUQUE Trazóla Dios.
 

(Vanse.)

 
 

Acto II

 
 

Salen PACHECO y LEONOR.

               
 
PACHECO Deja ya vanos antojos
llégate, LEONOR, aquí.
que yo haré que ponga en ti
el Emperador los ojos.
Porque estoy ya tan privado,
y acerca de su persona,
desde que vio en Barcelona
que maté un hombre a su lado
En cierta revolución
que sucedió en su presencia,
que desde aquella pendencia
me muestra grande afición.
LEONOR Y Pacheco, si quisiese
amor, que el César mirase
lo que me cuesta, y llegase
a que mi pena entendiese,
por justa y bien empleada
daría mi perdición.
Suenan cajas dentro.
¿qué es esto?  
PACHECO Los Grandes son
que para aquesta jornada
junta Carlos en Toledo.
¡Mira con qué gravedad
pasan, y la gran ciudad
los mira!
LEONOR Si no es que puedo
ver a mi Carlos, no hay cosa,
Pacheco, a mis ojos grande,
haz que a verle entrar me mande
aquella presencia hermosa,
aquellas sienes ceñidas
de laurel por mil vitorias,
que apenas de sus historias
se podrán ver reducidas.
Aquel pecho que temblaba
el Asia, cuando le vio
armado en blanco, y entró
en Túnez, que en tierra estaba,
Aquel que desde aquel día
César Africano llama,
y haciendo los de la Fama
diez, honró su compañía.
Porque nunca de Trajano,
de César, ni Cipión
cuentan más ostentación
en el aplauso Romano.
Gócele yo, y esta vida
se acabe allí.
PACHECO Loca estás
LEONOR Cuerda estoy, merece más.
PACHECO Bravo amor.
LEONOR Estoy perdida,
No lo dudes, si comiendo
me acuerdo: en lo que me dan
como a Carlos, porque están
a Carlos mis ojos viendo.
Si bebo, allí a Carlos bebo,
como el mordido de rabia,
veo el perro que me agravia
dentro del agua, que pruebo.
Si duermo, mis sueños son,
que Carlos me trata mal,
si me visto, estoy mortal,
Carlos mis vestidos son.
Si una pared viendo estoy,
allí le miro pintado,
como sombra va a mi lado
por donde quiera que voy.
No sé que tengo de hacer.
PACHECO Oye, que los grandes van
al Alcázar.
LEONOR Mal podrán
sin el Sol resplandecer.
PACHECO Aquel alto es don Fernando
de Toledo Duque de Alba,
que está del Ocaso al Alba
el Sol del Asia temblando.
Aquel en la paz afable,
y en guerra un firme peñasco,
es Íñigo de Velasco,
de Castilla Condestable.
Aquel que el ancha cuchilla
tercia de aquella manera,
es Luis Enríquez Cabrera
Almirante de Castilla.
El que va después enfrente,
y viste que habló con él,
es don Pedro Pimentel,
gran Conde de Benavente,
Es el de las plumas rojas
que a los dos se sigue luego,
el Marqués de Denia, Diego
Gómez Sandoval y Rojas.
Aquel que lleva a su lado,
y de tenelle se goza
Íñigo López Mendoza,
Gran Duque del Infantado.
Aquel cuyo talle airoso
mueve a tenelle afición,
don Pedro Téllez Girón,
Duque de Osuna famoso.
Con don Álvaro Bazán,
de los Turcos rayo y fuego
iba el gran Marques de Pliego
sangre del Gran Capitán.
Dos Duques de dos Medinas
son los dos que juntos van
Celi y Sidonia Guzmán
y Cerda, casas divinas.
Mira el de Béjar allí,
Marques de Gibraleón,
Zúñiga, cuyo blasón
el África tiembla aquí.
Es aquel que con tal lustre
de canas honra su cara
don Juan Manrique de Lara
de Nájera Duque ilustre.
Y va con el de Maqueda,
y el Comendador mayor
Cobos que el Emperador...
LEONOR Temblando el alma me queda
luego que su nombre escucho.
PACHECO Mas no te quiero cansar,
y en tanta grandeza hablar,
que es tarde, y me obligo a mucho.
Mil títulos y señores
dejo, que vienen allí,
pero no es justo que ansí
calle sus divinos loores.
Aquel insigne Perlado
que va honrándolos a todos,
aunque de tan varios modos
y va de todos honrado,
aquel es el Cardenal
de santa Cruz, justamente
de Castilla Presidente,
y Inquisidor General.
Su nombre es don Juan Tavera
Arzobispo de Toledo,
pero proseguir no puedo,
su Majestad sale espera.
 
(Sale el EMPERADOR, el DUQUE DE ALBA, y acompañamiento, y allega PACHECO a tiralle de la capa.)
 
EMPERADOR ¿Quieres algo?
PACHECO Hablarte quiero,
EMPERADOR ¿Traes algún memorial?
PACHECO Tu Majestad Imperial
sepa que hoy soy su tercero.
EMPERADOR ¿Qué dices?
PACHECO Ponga los ojos
en esta hermosa mujer.
EMPERADOR ¿Esta qué puede querer?
PACHECO Tráenla ciertos antojos,
Desde Nisa de Proenza.
EMPERADOR ¿Es mujer de algún soldado?
Habla, ¿de qué estás turbado?
¿Y ella mira con vergüenza?
Si algo me quiere pedir,
dile que me llegue a hablar.
PACHECO Lo que quiere negociar,
no lo puede aquí decir:
Enamoróla tu fama,
confirmóla tu presencia,
y pide que des licencia...
EMPERADOR No más: a la mujer llama.
PACHECO Llega Leonor.
EMPERADOR ¿Qué me quieres?
LEONOR ¿No lo sabes?
EMPERADOR No lo sé,
pero desde hoy más sabré
lo que sabéis las mujeres.
Duque.
DUQUE Señor.
EMPERADOR Dalde a esta
con que a su tierra se vaya.
LEONOR Tu respeto me desmaya,
y mátame tu respuesta.
EMPERADOR Dalde cuatro mil ducados,
y no esté un hora en Toledo:
de ti Pacheco, que puedo
decir: ¿cómo los soldados
en estas cosas se emplean?
PACHECO No sé lo que te quería.
EMPERADOR Pacheco amor te tenía,
no permitas que me vean
Tales mujeres a mí,
que ni tu serás soldado,
ni yo Carlos, si has pensado,
que esto cabe en ti, y en mí.
Cuando estemos en la guerra,
traeme cabezas de Moros
a trueco de los tesoros
que la bella España encierra.
Si te ha enseñado a servir
el deseo de agradar,
a lisonjear y a errar,
a pretender y a fingir,
mejor con una ventaja
estarás en Lombardía.
PACHECO No entendí qué pretendía
esta mujer.
EMPERADOR La voz baja.
Y aprende para otra vez
a respetar mi persona,
porque no siempre perdona
el más piadoso juez.
 

(Vase el EMPERADOR, y los demás y el DUQUE.)

 
PACHECO Señor juramento hago
a la que traigo ceñida,
por vida vuestra, y por vida:
fuese, tengo el justo pago.
Mas por vida a decir torno
del Marqués que me crió,
porque presumáis que yo
de otras empresas me adorno,
De daros el primer día,
que en la guerra esté con vos
más cabezas: mas por Dios,
que fuera mejor la mía.
¡Qué hice triste de mí!
¡cómo al mismo Sol llegué,
cómo a su cielo miré,
y a sus rayos me atreví!
Pero bien se lo he pagado,
pues de su alcázar eterno
caigo por mi mal gobierno,
al centro de mi cuidado.
Moriré por el oído,
palabras de un Rey y malas
son de artillería balas,
que matan con el sonido,
¿Qué te parece Leonor,
lo que he medrado por ti?
LEONOR ¡Oh, qué lindo para mí,
que yo quedo Emperador!
Emperador quedo, quedo,
que andamos todos errados
dalde cuatro mil ducados,
y no esté un hora en Toledo.
Malos años, y mal mes,
que yo soy la Emperadora.
PACHECO Esto me faltaba agora.
¿Qué tienes?
LEONOR ¿Ya no lo ves?
Tengo una desconfianza,
que fue esperanza fingida,
tengo una cansada vida,
que nunca a la muerte alcanza.
Tengo una sentencia injusta
de un injusto atrevimiento,
tengo un alto pensamiento
que de mis desdichas gusta.
Tengo un alma de Faetón,
que al Sol quiso hurtar el carro;
tengo un intento bizarro
de imposible ejecución.
Tengo mil dificultades
que allanaba el ser mujer,
si el amor supiera hacer
cadenas de voluntades.
Mis eslabones de plomo,
y los del oro de Carlos
no supo el rapaz juntarlos,
aunque le dijeron cómo.
Tengo esta pena cruel,
mas porque Carlos condena
esta alma a infierno de pena,
¿es él Dios, soy yo Luzbel?
PACHECO Leonor, Leonor ¿qué es aquesto?
¿estás en ti?
LEONOR ¿Pues en quién?
que sufriera el mal también
en que tanto amor me ha puesto.
¿Quieres saber lo que ha sido?
PACHECO Sí, amiga, espera, reposa,
no seas pintura hermosa
sin alma, cobra el sentido.
Que una tan bella mujer
dará lastima a las piedras.
LEONOR Bien con el oficio medras,
paciencia habrás menester.
Que mates Moros te dice,
y que no traigas mujeres
para aliviar los placeres,
porque la guerra desdice.
¡Mirad dónde puse yo
mi voluntad, mi memoria,
mi entendimiento, mi gloria,
y cuánto bien Dios me dio!
En un soldado cruel,
armado de furia y yelo,
con que me arroja del cielo,
¿es él Dios, soy yo Luzbel?
PACHECO Pensé Leonor, que sintiera
la desgracia en que he caído
con el César, y he sentido
el verte de esa manera.
Pensé partir con el eco
de las razones que oí,
donde supiera que fui
soldado honrado, y Pacheco.
Y hasme dado tal dolor,
que en ver el mucho que tienes
con dos manos me detienes,
una es piedad, y otra amor.
¡Vuelve en ti, y pues has perdido
lo que nunca tuyo fue,
cóbrame a mí, y te daré
gran parte de mi sentido!
En mi hallarás, aunque pobre,
amparo, escucha te ruego.
LEONOR ¡Oh, qué gracioso don Diego!
el oro me trueca en cobre.
¿Estás en ti picarón?
sucio, descompuesto, loco,
mi Majestad tiene en poco,
hay más notable traición?
¿Pues cómo, a una Emperatriz?
¡Hola! ¿qué es esto, porteros?
¡Hola, Grandes, Caballeros
matalde!
PACHECO Moza infeliz.
LEONOR ¿Por qué dejáis que entre gente
cuando con Carlos estoy,
y mi parecer le doy
para esta guerra presente?
Dice Vuestra Majestad
que el Turco alborota a Hungría,
y que a Italia cada día...
PACHECO ¡Qué notable autoridad!
LEONOR ¿Da molestia Barbarroja?
pues yo soy de parecer
que al Turco...
PACHECO (Aparte.)
¡Triste mujer,
qué accidente, qué congoja!
LEONOR ...le den cuarenta mañanas
letuario y agua ardiente,
y a Barbarroja en la frente
con dos cestos de manzanas.
Y si no bastare ansí,
yo saldré contra los dos,
denme mis armas.
PACHECO ¡Por Dios
que te tiemples!
LEONOR Oye.
PACHECO Di.
LEONOR Llegó el respeto al temor
un día que fue atrevido,
de la vergüenza oprimido,
y importunado de amor.
Díjole que se dejase
gozar, pues aunque era Apolo,
no nació para sí solo,
y que su noche alumbrase.
¿Qué hizo el respeto luego?
yo soy quien soy respondió,
y un rayo al temor tiró
que volvió su yelo en fuego.
Carlos el respeto fue,
yo el temor, llegué, temí,
mostróme su sol, caí,
arrepentíme, cegué.
Quise igualarme con él,
ved que puntapié me ha dado,
que en el mundo no he parado,
¿es él Dios, soy yo Luzbel?
PACHECO Leonor, si el ver tu desprecio
te priva de la razón,
oye.
LEONOR Mis pleitos no son
para un alcalde tan necio.
Jueces hay, y yo sabré
si el Reino me toca a mi,
o porque razón perdí
lo que de mis padres fue.
Divorcio el Emperador
con LEONOR, qué lindo cuento:
apelo al Nuncio.
PACHECO Aunque a tiento
no has dicho cosa mejor,
Que el Nuncio llama Toledo
a la casa de los locos.
LEONOR Son ya los cuerdos tan pocos,
que apelar al Nuncio puedo.
Apelo y repelo.
PACHECO Tente.
LEONOR ¿No puedo yo repelar?
PACHECO Sí, mas donde haya lugar
de derecho, y no en mi frente.
Creo que me ha de volver
loco.
LEONOR ¿Divorcio conmigo?
Que es mio el Imperio digo,
el Papa lo ha de saber.
Póngase el pleito en la Rota,
y en la sala de Paris:
¿pondráse o no?, ¿qué decís?
PACHECO Que se ponga en la picota.
Pon el pleito noramala,
y quedas las manos ten.
LEONOR ¿Oirálo el Papa?
PACHECO También.
LEONOR Ya se ve el pleito en la sala.
Ya comienza el Relator,
pleito entre Leonor...
PACHECO Sosiega.
LEONOR ...Y Carlos, porque le niega.
PACHECO ¿Qué le niega?
LEONOR ¡Un grande amor!
PACHECO ¿No ves que hay desigualdad?
LEONOR Mentís, que yo soy mujer
que a mil Reyes puedo hacer
esclavos.
PACHECO Dices verdad.
LEONOR Yo iré al Papa, voyme a él.
PACHECO Seguirla quiero, ¡ay de mí!
LEONOR ¿Carlos me desprecia ansí?
¿es él Dios, soy yo Luzbel?
 

(Vanse y salen el DUQUE DE ALBA, el DUQUE DEL INFANTADO, el CONDESTABLE y un ALGUACIL.)

 
ALGUACIL Ea caballeros, ea,
caminen, vayan delante.
DUQUE Muy bien habló el Almirante.
DUQUE DEL INFANTADO Servir al César desea.
CONDESTABLE No pone dificultad
España en cuanto le manden.
ALGUACIL Ea caballeros, anden,
que viene su Majestad.
DUQUE DEL INFANTADO Amigo, estas voces daldas
en la plaza.
ALGUACIL ¡Qué respuesta!
(Tocale en las espaldas al Duque.)
DUQUE DEL INFANTADO ¡Hay libertad como esta!
tocádome ha en las espaldas.
Hombre ¿conoceisme?
ALGUACIL Sí.
DUQUE DEL INFANTADO Harto bien por vida mía.
ALGUACIL Camine vue Señoría,
que viene el César allí.
DUQUE DEL INFANTADO ¿Sabéis acaso mi nombre?
ALGUACIL El Duque del Infantado.
DUQUE DEL INFANTADO ¡Vos sois un desvergonzado,
un atrevido, un ruin hombre,
y tomad!

(Dale con la daga.)

ALGUACIL ¡Ay, que me ha muerto!
DUQUE No ensucie vue Señoría
sus manos.
DUQUE DEL INFANTADO Descortesía
grande.
CONDESTABLE Grande desconcierto.
ALGUACIL Gran señor.
 

(Sale el EMPERADOR, DON JUAN DE MENDOZA, el ALCALDE RONQUILLO, y acompañamiento.)

 
EMPERADOR ¿Qué es aquesto?
ALGUACIL Por hacer por la ciudad
lugar a tu Majestad
desta manera me han puesto.
EMPERADOR ¿Quién os hirió?
ALGUACIL Gran señor
el Duque del Infantado.
EMPERADOR ¿Vos qué ocasión le habéis dado?
ALGUACIL Respetar vuestro valor.
EMPERADOR Prendelde, Alcalde Ronquillo:
en fin ¿decís Condestable
que no hay dinero?
CONDESTABLE Es notable
la ocasión para pedillo.
Pero España os ha de dar
la sangre en cualquier suceso.
ALCALDE Vue Señoría sea preso.
DUQUE DEL INFANTADO ¿Habéisme vos de llevar?
¿Haos dado el Emperador
esa orden?
ALCALDE Que os prendiese
me ha mandado, porque diese
ejemplo vuestro valor.
DUQUE Nosotros le llevaremos.
CONDESTABLE Muy bien irá con nosotros.
ALCALDE Ni en España toda hay otros,
bien es que lugar os demos.
 

(Vanse los Duques, y el Conde.)

 
Los Grandes preso han llevado
al Duque.
EMPERADOR Muy bien está,
id vos luego Alcalde allá,
mirá si está a buen recado.
Y haced curar ese hombre.
Hesme forzosa la guerra,
porque es en toda la tierra
único amparo mi nombre.
Pues corre por cuenta mía.
DON JUAN Señor todo se ha de hacer,
pues solo vuestro poder
ampara a Italia y Hungría.
 

(Sale el Duque de Alba, y el Conde.)

 
CONDESTABLE No iréis, señor, descontento
de las Cortes que juntáis.
EMPERADOR Don Juan.
DON JUAN Señor.
EMPERADOR No os partáis
hasta acabar este asiento.
Que yo la escribo a mi herma,
que habrá muy presto dineros.
CONDESTABLE Ya con ruegos, ya con fieros
la española gente allana
a los que traidores son.
DUQUE De la misma suerte fueron
los que a Roma se atrevieron,
con el General Borbón
 

(Sale PACHECO y LEONOR, y vase DON JUAN.)

 
PACHECO Tente y mira dónde vas,
que está aquí el Emperador.
LEONOR ¿Como a la Reina LEONOR
dicen que se tenga atrás?
Mal me trata vuestra gente
marido, y muy sin respeto,
castigaldos, u os prometo
de haceros a vos...
PACHECO ¡Detente!
EMPERADOR ¿Qué es eso?
PACHECO Aquella mujer
que te dije.
EMPERADOR ¿Pues qué ha sido?
PACHECO Señor, el seso ha perdido.
EMPERADOR ¿De qué pudo enloquecer?
PACHECO De una esperanza traidora,
de una amorosa conquista,
de una mudanza en revista
de la grandeza que adora.
De una amorosa pasión,
de una esperanza burlada
de mujer y despreciada,
que es la mayor maldición.
LEONOR No se lo digáis así,
que no lo querrá creer,
decid que soy su mujer,
y que me aparta de sí.
Pues Carlos, aunque seáis
por valor, o por misterio
águila de un gran Imperio,
y el mundo a los pies tengáis.
Y aunque deis el picotazo
al Turco que el paso en pene,
sabed que san Pedro tiene
una llave como un brazo.
Y que os dará en la cabeza,
a san Pedro he de apelar,
que no me habéis de dejar
por otra humana belleza.
Ya sé Carlos que os casáis
con la hija del Sofí
y que os apartáis de mí
por los Reinos que heredáis.
Ya sé que os queréis hacer
gran Turco, que lo han jurado
las Cortes que se han juntado,
el Papa lo ha de saber.
Queréis que Reine en España
el Preste Juan, y iros vos
a ser gran Turco, por Dios
que el pensamiento os engaña.
Mientras yo tuviere vida,
Carlos, mio habéis de ser.
DUQUE Lástima me da de ver
tan bella mujer perdida.
Vuestra virtud, gran señor,
la ha puesto en esta desdicha.
EMPERADOR Mudo estoy.
LEONOR ¿Pensáis por dicha
ser de mil mundos señor?
¡Oh, codicia de Reinar!
Cuando Rey de España os vistes
media Italia pretendistes
conservar y conquistar.
Luego Carlos por la espada
os hacéis Emperador,
a pesar de algún traidor,
que la tembló coronada.
Luego hacéis guerra a Alemania,
y castigáis a Lutero,
luego contra el Turco fiero
por Belgrado y Transilvania.
Luego en el África entráis,
y a Túnez echáis por tierra,
luego al Francés hacéis guerra,
y en las uñas le lleváis.
Sois, Carlos, Conde de Flandes,
Rey de Nápoles, también
Duque de Milán, ¿y es bien
que tengáis Reinos tan grandes?
El mundo Antártico es vuestro,
hasta el Indio os viene a ver,
¿pues qué os faltaba de ser
después de ser César nuestro?
Ya lo entiendo, bien se entiende,
sólo gran Turco os faltaba,
a eso vais.
EMPERADOR Locura brava.
PACHECO Mas con tu vista se enciende.
LEONOR Ea haced las provisiones,
Carlos V por la gracia
de Dios gran Turco en Dalmacia,
en Citia y otras regiones.
A vos la Reina Leonor
salud y gracia, sepades,
que nunca en desigualdades
halló buen despacho amor.
Y por cuanto a mí me han hecho
relación de quien sois vos...
PACHECO Calla un momento.
EMPERADOR Por Dios
que me ha enternecido el pecho
¿Pacheco?
PACHECO ¿Señor?
EMPERADOR Di a Cobos.
LEONOR No digáis nada, señor,
hasta que sepáis que amor
no es comida para bobos.
EMPERADOR Dile que a esta loca den
para posada y ración
cada mañana un doblón,
y llévale tu también.
Que pues que tú la trujiste,
tú la has de dar de comer.
PACHECO Gran señor.
EMPERADOR Su ayo has de ser,
pues que tú la enloqueciste.
¿Duque de Alba?
DUQUE Señor,
EMPERADOR Quiero
que me saquéis de un cuidado,
¿al Duque del Infantado
diole el alguacil primero
bastante ocasión?
DUQUE Señor
ocasión le dio bastante.
EMPERADOR Honrarle será importante,
que tiene el Duque valor.
Id a verle, y de mi parte
la libertad le llevad.
DUQUE Por él a tu Majestad
beso los pies.
EMPERADOR Oid aparte.
Decilde al Duque, si gusta
que al alguacil se castigue,
DUQUE A fama inmortal obligue
el tiempo tu gloria augusta.
 

(Vanse, queda PACHECO y LEONOR.)

 
PACHECO El Emperador se va
tú tienes ya de comer,
que es lo más que puede ser.
LEONOR Muy buen remedio me da.
Cuanto en su discurso fragua,
es ensanchar su valor,
pollos de Marta es mi amor,
piden pan, y danles agua.
No quiero comer por Carlos,
Dios me dará de comer,
que alimentos de mujer
di que a un perro puede dallos.
¿A una Reina como yo
un doblón? También apelo.
PACHECO Calla, que te ayuda el Cielo.
 

(Salen DON JUAN, y FERNANDILLO.)

 
DON JUAN ¿Que LEONOR enloqueció?
¿Que tan hermosa mujer
diese en este frenesí?
FERNANDILLO ¿Qué te va, don Juan, a ti?
DON JUAN Aguarda, quierola ver.
Pues Pacheco ¿qué es aquesto?
PACHECO ¡Ved, don Juan, en qué ha parado
un soldado tan honrado!
DON JUAN ¿A vos que os alcanza desto?
PACHECO Háceme su Majestad
el ayo de aquesta loca,
¡mirad si la causa es poca!
FERNANDILLO Oficio es de calidad,
Yo sospecho que no os pesa,
PACHECO ¿Quién le mete en eso al paje?
FERNANDILLO Yo, señor lacayo, baje
el toldo.
PACHECO Palabra es esa,
que de un general francés
oída, volviera en trueco
la mano.
DON JUAN Quedo Pacheco,
PACHECO ¿Es vuestro el paje?
DON JUAN Sí es
Tú, rapaz, vete de ahí.
FERNANDILLO Salga el lacayo acá afuera,
 

(Vase.)

 
PACHECO ¿Esto he de sufrir?
DON JUAN Espera
Pacheco
PACHECO Pesar de mí.
 

(Vase.)

 
DON JUAN Doy lugar, aunque le dé
dos coces o bofetones,
por decille dos razones,
aunque sin razón esté,
a la más hermosa loca,
que ha visto el cielo en su lista:
alzad del suelo la vista,
que al Sol envidia provoca.
Vuelve los ojos a ver
a un caballero Mendoza,
y loca despojos goza
de quien los gozaba ayer
de mil turcos y franceses.
LEONOR Idos muy enhoramala,
y no os entréis en la sala
dando tajos y reveses.
DON JUAN No te espante el ver un loco,
que ya vengo a ser tu igual.
LEONOR ¿Traéis de eso memorial?
DON JUAN Yo soy.
LEONOR Pues echalde un moco.
DON JUAN Quiero conforme al sujeto
hablalla, porque me acuerdo,
que es hablar un loco en cuerdo
hablar un necio en discreto,
¿Quién piensas que soy, Leonor?
LEONOR ¿Quién eres?
DON JUAN Carlos de Gante
LEONOR ¿A Carlos tengo delante,
Emperador, mi señor?
¿Es posible que me miras,
que me hablas y regalas,
que a mi bajeza te igualas?
DON JUAN Veo que por mí suspiras,
Veo que mueres por mí,
y al fin te vengo a querer.
LEONOR ¿Soy tu mujer?
DON JUAN Y mujer
la más hermosa que vi,
Abrázame y lo verás.
 

(Sale FERNANDILLO.)

 
LEONOR Dichosa yo.
FERNANDILLO ¿Qué es aquesto
apenas me ves traspuesto,
cuando los brazos le das?
No solo no me defiendes
de quien, sino me metiera
entre mil hombres, me diera
quizá lo que tu pretendes,
cuando abrazado te hallo
a una loca.
LEONOR ¿Y quien sois vos
que os metéis entre los dos,
no veis que este hombre es mi gallo?
DON JUAN De miedo que la he tenido
la abracé, que da en decir
que soy Carlos.
FERNANDILLO ¿Y el huir
no fuera mejor partido?
DON JUAN Sea, pues que tú lo quieres.
 

(Vase.)

 
LEONOR ¿Dónde vas, Carlos cruel?
FERNANDILLO ¡Tente no vayas tras él!
LEONOR ¡Oh, perro infame!, ¿quién eres?
FERNANDILLO ¡Ay, que me muerde!, ¡ay, de mí!
LEONOR ¿A Carlos quieres quitarme?
 

(Vase LEONOR.)

 
FERNANDILLO Vete y gózale. A buscarme
vuelve ya Pacheco aquí.
 

(Sale Pacheco.)

 
PACHECO Si yo no hubiera mirado
que eres un paje sin seso,
paje, aunque paje travieso
de un caballero soldado,
ya de un pie asido volaras
por el aire tan gran vuelo,
que en las almenas del cielo
como huevo te estrellaras.
¿Sabes tú quién fue Pacheco
antes que fuese lacayo
del César? Fue trueno y rayo,
que dio en otro mundo el eco.
Fue un hombre, que a puntapiés
más Moros tiene arrojados
en el infierno, que hay dados
en todo el campo francés.
Y en Túnez rota la espada
fue un hombre de tal decoro,
que con la pierna de un Moro
por la cadera cortada
descalabró más de mil.
FERNANDILLO Hombre por mi vida fuerte,
y diga, ¿comió la muerte
ese pie con perejil?
PACHECO ¡Búrlaste, pues vive Dios
que a hombre no di puñada,
coz, puntapié, o bofetada,
que hubiese menester dos!
Pues a no tener respeto
a esa cara..
FERNANDILLO Sí le tienes,
Pacheco, porque no vienes
a hacer de mi igual conceto.
Esta cara es de mujer,
y estas razones lo son,
don Juan me ha dado ocasión
con su ingrato proceder,
Para hablarte deste modo.
PACHECO ¿Qué dices?
FERNANDILLO Que he de vengarme,
de tu persona ampararme,
y darte cuenta de todo.
Oye, y sabrás cómo vine
a este traje.
PACHECO Espera un poco
que sale el César.
FERNANDILLO Que un loco
a una loca el alma incline,
Y que no tome venganza,
no lo permita el amor,
que no hay remedio mejor
que a una ingratitud, mudanza.
 

(Sale el EMPERADOR, el DUQUE DE ALBA, MONSIUR DE MEMORANSE, y gente.)

 
EMPERADOR ¡No he tenido en mi vida mayor pena,
Gante, mi patria misma levantada!
MONSIUR Pienso que por no dársela tan grande
a vuestra Majestad, la Reina escribe
menos encarecido que pudiera.
EMPERADOR Y que el tributo la ocasión ha sido
pagado justamente a mis mayores,
¿qué me quejo de España, pues en Flandes
los de mi patrimonio y nacimiento
se vuelven contra mí?, ¡Válgame el cielo!
Duque de Alba, si yo partir pudiera
agora a los Estados, fácilmente
derribara del hombro las cabezas,
mas póngome a peligro, si me embarco.
MONSIUR Si vuestra Majestad, César invicto,
cree la voluntad del Rey de Francia,
y ya sus amistades son tan ciertas,
si mira que se puso en una barca,
con un remero solo, aunque en su tierra
por Francia puede ir libre y seguro,
tomar la posta, y castigando a Gante,
tratar los concertados casamientos.
EMPERADOR Eso sin duda fuera de importancia:
¿Qué decís, Duque de Alba?
DUQUE Que bien puede
ir vuestra Majestad, pues le asegura
Monsiur de Memoranse de su parte
del magno y Cristianísimo Francisco.
EMPERADOR Queden gobernadores en España
en mi lugar, en tanto que yo vuelvo,
el Cardenal famoso de Toledo
don Juan Tavera, digno deste nombre,
con el Comendador Francisco Cobos:
postas a Francia.
DUQUE Vengan postas luego.
MONSIUR Yo aviso al Rey que vas.
EMPERADOR Monsiur escribe.
PACHECO ¿Irás esta jornada?
FERNANDILLO ¡Y donde fueres,
que somos para mucho las mujeres!
 
 

Acto III

 
 

Salen PACHECO y SERNA.

               
 
SERNA           Por muchos años gocéis
el oficio de portero.
PACHECO Para que vos me mandéis.
SERNA Yo pierdo un gran compañero.
PACHECO Ninguna cosa perdéis:  
que el amigo que es honrado
nunca le muda el estado,
porque cuando a subir viene,
lleva al lado quien le tiene
en otra parte obligado.  
Serví caminando a Francia
al invicto Carlos Quinto,
y es tan segura ganancia
que mejoré en tercio y quinto
cosas de mucha importancia.  
Espero que aquí en París
mucha merced me ha de hacer.
SERNA Muy justamente subís,
y él sabe bien conocer
que sois vos quien le seruís.  
¿Qué hay del paje de Toledo?
PACHECO Que se volvió con don Juan,
no sé si fue amor, o miedo.
SERNA ¿Vendrán a París?
PACHECO Vendrán.  
SERNA Brava historia.
PACHECO Lindo enredo.
SERNA ¿Viene aquí también Leonor?
PACHECO Hase hecho tan graciosa,
que gusta el Emperador  
della en extremo.
SERNA No hay cosa
como el mar, sino es amor
¡Qué notables monstros cría!
PACHECO Anda ya con su librea.  
SERNA ¿Quiéresla bien todavía?
PACHECO Amor que un loco desea
serálo más cada día.
 

(Sale DON JUAN, y FERNANDILLO.)

 
DON JUAN Haz que la ropa se lleve,
Fernandillo, a la posada.  
FERNANDILLO Yo lo haré.
DON JUAN Ve, y vuelve en breve.
 

(Vase.)

 
SERNA ¿Es esta la disfrazada?
PACHECO A todo un amor se atreve.
Fernando.  
FERNANDO Pacheco hermano.
PACHECO Bien venido.
FERNANDO A tu servicio.
PACHECO ¿Vienes bueno?
FERNANDO Bueno y sano  
del cuerpo, pero del juicio
vengo más perdido y vano.
SERNA Por no venir por la posta
hemos perdido la entrada,
poco argén, y bolsa angosta.  
PACHECO Merece ser celebrada,
Fernando, en grandeza y costa
cómo Francia ha recebido
a Carlos, Roma ha perdido
de Trajano la memoria.  
FERNANDO Refiere por Dios la historia.
PACHECO Si me das atento oído.
Rogado y asegurado
del Rey de Francia Francisco,
que pasase por la Francia  
a castigar los delitos
De los traidores rebeldes,
por la posta a Francia vino,
a la entrada de Bayona
del Rey los gallardos hijos,  
Del fin, y Duque de Orliens
salieron a recebillo
con trecientas mil personas
en un alarde lucido,
cuyos trajes y colores  
alegres, vistosos, ricos,
causaban envidia al Sol,
y aun se escondió de corrido.
Y con música Marcial
que alborota los sentidos,  
y anima los corazones
marchando en su paso mismo,
iban disparando a son
sus arcabuces, y en gritos,
apellidando del César  
el heroico nombre invicto.
Tras esto, doce Virreyes
a mula, todos vestidos
de grana, y los Presidentes
con capuces de lo mismo.  
Tantos Títulos, Barones,
de noble blasón y antiguo,
Monsiures, y ciudadanos,
sin otros muchos de oficio,
Hubo (que es cosa notable)  
quinientos frailes Franciscos,
de san Agustín docientos,
y trecientos Dominicos.
La Corte del Parlamento
formaba un Parnaso,  
o Pindo, de Dotores y Abogados
insignes por sus escritos.
Con este acompañamiento
tan solene y tan cumplido,
con aplauso y Majestad  
prosiguieron su camino.
Procurando con mil fiestas,
invenciones, regocijos
divertir el gran Monarca
que se muestra agradecido.  
Las ciudades por do pasa,
villas, lugares, castillos,
con música, fiesta, y juegos
muestran contento infinito.
Desta suerte llegó el César  
con un contento excesivo
media legua de Palacio
vistoso y alegre sitio.
Iba el gran Emperador
no con soberbio vestido,  
pero por más humildad
de paño negro aunque rico.
El Cristianísimo Rey
aquí con la Reina vino
a recebirle, y en medio  
de sus dos gallardos hijos
entró en París con gran pompa,
que gozoso, y prevenido
de colgaduras, y arcos
parecía un Paraíso.  
Y habiéndole paseado
en el orden que te he dicho,
llegaron al Real Palacio
adonde en el punto mismo
se sentaron a la mesa  
el César, padres y hijos,
donde después de comer
hablaron hasta las cinco.
Esta es la entrada de Carlos,
que viva infinitos siglos,  
para que gane más reinos
a su sucesor Felipo.
FERNANDO Y a ti te dé mil venturas
con ese César.
PACHECO Yo estimo  
siempre el favor que me hace,
porque me hallo del indino.
FERNANDO Voyme por no ser ingrato
a lo que ya te conté
en España.  
PACHECO ¡Qué mal trato!
FERNANDO ¿Cuándo te veré?
PACHECO Yo iré
a buscarte de aquí a un rato.
FERNANDO A Dios, y guárdete el cielo.  
 

(Vase.)

 
SERNA Cajas suenan.
PACHECO Fiestas son.
SERNA Bonica mujer.
PACHECO Recelo
que encendiera en afición  
hombre que no fuera yelo.
Vente por aquí, sabrás
cuán mal don Juan la ha pagado.
SERNA Siempre, Pacheco, verás
que olvida el amor amado,  
y con desdén quiere más.
 

(Vase.)

 

(Sale el EMPERADOR y el DUQUE DE ALBA.)

 
EMPERADOR Notables grandezas son.
DUQUE Mucho Francisco desea,
que vuestra Majestad crea
la verdad de su afición.  
EMPERADOR Hermosa es París por cierto.
DUQUE Ciudades tenéis, señor,
de más grandeza y valor,
y una de otro mundo puerto.
EMPERADOR Generoso corazón  
han mostrado los vecinos
por mil diversos caminos.
DUQUE Érades vos la ocasión.
EMPERADOR No igualó Roma aquel día
que en ella me coroné,  
a esto que en París se ve
con ser tal su Monarquía.
DUQUE Dicen, que nunca se ha hecho
con ningún Rey que ha tenido
lo que con vos.  
EMPERADOR Todo ha sido
mostrarme Francisco el pecho.
¡Qué contenta está mi hermana!
DUQUE Desea veros en paz,
su voluntad satisfaz,  
los imposibles allana.
Muera el odio, sed amigos,
tiemblen los Turcos de ver
que amigos vuelven a ser
dos tan grandes enemigos.  
EMPERADOR Yo os prometo, Duque de Alba,
que nunca falte por mí.
DUQUE Los Reyes vienen aquí.
EMPERADOR Haganles mis brazos salva,
Pues sin ejército estoy.  
 

(Sale el REY DE FRANCIA, y la REINA, y LEONOR y acompañamiento.)

 
REINA Hermano.
EMPERADOR Señora.
REY Amigo.
Emperador Yo lo soy vuestro, testigo
el cielo de que lo soy:  
Hermana mía.
REINA Estos brazos,
Carlos, mi alegría os digan.
EMPERADOR A tanta merced obligan,
que son en el alma lazos.  
LEONOR ¿Cómo delante de mí
a mi marido abrazáis?
Muy desvergonzada estáis.
REINA Leonor, ¿qué se te da a ti?
¿No ves que es Carlos mi hermano?  
LEONOR ¿Vuestro hermano?
REINA Sí, Leonor.
LEONOR ¿Cierto, cierto?
REINA Y que el amor
entre hermanos es muy llano.  
LEONOR Hola, Francisco, ¿entre aquestos
no puede haber conjunción?
REY Tú no ves que hermanos son,
sus abrazos son honestos.
Si no yo era el ofendido,  
que es Leonor mi mujer propia.
LEONOR Ya fuerades cornucopia,
hola, abrazalda marido.
Que el francés os dio licencia,
si os parió, qué maravilla,  
doña Juana de Castilla
en la vera de Plasencia.
REY El Archiduque Felipo
fue su padre de los dos.
LEONOR Ese es mi suegro por Dios.  
REY Leonor ¿has visto a Felipo?
LEONOR ¿Cuál?
REY El Príncipe de España
mi sobrino.
LEONOR ¿Cuyo hijo?  
REINA De Carlos.
LEONOR ¿Quien os lo dijo?
cata que el diablo os engaña.
Si soy del Emperador
mujer, y yo no he parido  
a Felipo, ¿cómo ha sido?
REY Yo te lo diré, Leonor.
La Emperatriz Isabel
parió a Felipo.
LEONOR Mentís,  
francés, en lo que decís.
REY ¿Yo miento?
LEONOR Sí, vos y él,
Que Carlos es mi marido,
y el Papa que nos juntó  
bulas de parir me dio
a Carlos, y no he parido.
Rogalde vos, Rey francés,
destas gracias participe,
que yo pariré un Felipe  
con sus ojos y sus pies.
Mirad que es un desabrido,
y no me toma una mano.
REY Yo se lo diré a mi hermano.
 

(Sale MONSIUR DE MEMORANSE.)

 
MONSIUR EL Parlamento ha venido,  
y aguarda en la sala ya.
REY Di Monsiur de Memoranse
que nadie en verme se canse,
mientras Carlos aquí está.
Y porque mejor lo crean,  
desde hoy puedes avisarlos,
que cedo mi Reino en Carlos
mientras en Francia le vean.
Con él negocien, a él pidan
mercedes, él es el Rey,  
haga justicia, dé ley,
por él las causas decidan.
Carlos es el Rey de Francia,
yo no tengo ya poder,
sólo tengo de hombre el ser,  
no soy de más importancia.
Un privado caballero
me podéis todos llamar
EMPERADOR Grandeza tan singular,
no la vi, ni verla espero.  
Beso tus reales manos,
mas no lo has de permitir.
REY A mi Consejo has de oír,
mira que somos hermanos,
Y que el mundo no es bastante  
para impedir este intento
ve Carlos al Parlamento
DUQUE ¡Hay grandeza semejante!
Ve señor, reina estos días
en Francia, y el mundo cuente  
la paz y amistad presente.
EMPERADOR Alto, no haya más porfías.
Rey soy de Francia, más desto
infiero, engañado estoy,
que como al fin huésped soy,  
queréis que me vaya presto.
Porque me dais ocasión
con ser Rey a que lo sea
poco tiempo.
REY Nadie crea  
que esa fue nuestra intención.
Sino que como en saliendo
el Sol, las demás estrellas
no alumbran, ni salen bellas,
donde están resplandeciendo,  
así yo, claro español,
no alumbro donde salís.
EMPERADOR Antes os contradecís,
y confesáis ser el Sol.
Si el que da a otro, está claro  
que es mayor que el que recibe,
vos sois el Sol que en mi vive,
yo quien de esa luz me amparo.
Y así, temo ser Faetón
hoy con el Reino de Francia.  
Pero será de importancia
a mi mucha obligación
que vais a España y reinéis,
o que les deis desde acá
leyes que guarden allá.  
REY Presto pagaros queréis.
Id que os están esperando,
mirad que sois Rey, haced
a todos mucha merced.
EMPERADOR Vos las quedaréis pagando.  
Más las que de vos recibo,
¿cómo las podré pagar?
LEONOR Acá os venís a reinar,
mirad si engañada vivo.
 

(Vase el EMPERADOR y MONSIUR.)

 
¿Ya que le falta de ser?  
Él se ha hecho Emperador,
tras ser del Rey no mejor,
de más grandeza y poder
y agora en Francia lo es,
Gran Turco fue el otro día,  
mas cuanto va que porfía
hasta ser Papa.
REINA No ves
Leonor, que es Carlos casado.
LEONOR ¿Y con quién?  
REY Con Isabel.
LEONOR ¿También vos doña Arabel?
¡Salid luego de mi estado!
No toméis más almohada
adonde estuviere yo,  
no es Isabel suya, no.
REINA Escucha.
LEONOR Estoy enojada.
¿Francisco acá no curáis,
de tiña, y de sabañones,  
lámparas y lamparones,
y a cuantos queréis sanáis?
Pues sanadme deste amor,
que es un sabañón del alma,
que me come y me desalma,  
y me enciende en más furor.
REY ¿No mantendréis Duque vos
el torneo prevenido?
DUQUE Sí haré, siendo vos servido,
aunque me corro por Dios  
donde hay tantos Caballeros.
REINA Vos, Duque de Alba, sois flor
de España, y podéis mejor
entre todos conoceros.
Y pues yo soy española  
en mi nombre mantened.
DUQUE Solo pudo esa merced
venir de esa mano sola.
Deme vuestra Majestad
colores como a criado.  
REINA Verde con blanco y morado,
que es gala con gravedad.
LEONOR Rábano pareceréis,
sacad Duque mis colores,
porque son mucho mejores,  
y más gallardo saldréis.
DUQUE ¿Cuáles son?
LEONOR Blanco, morado,
azul, verde, pardo escuro,
amarillo, rojo puro,  
negro, pajizo, encarnado,
rosa seca, columbino,
naranjado, genolí,
galde, mezclado turquí,
rubio, dorado, broncino,  
plateado, cabellado,
cárdeno, sanguinolento,
colorado, ceniciento,
bayo, grana, acanelado,
verdeterra, cristalino,  
azulado, nacarado,
arrebolado, rosado,
tornasol y purpurino,
cambiante brasil...
DUQUE Detente,  
que si esas he de llevar,
no hay en mi cuerpo lugar.
LEONOR Pues estas llevad pariente.
Porque parezcáis al Sol,
un fénix, un papagayo,  
un pavón, y un guacamayo,
y un Indiano girasol.
Y por empresas honradas
llevad con letra sutil
un torrezno del pernil,  
puesto entre dos rebanadas.
DUQUE ¿La letra?
LEONOR La letra diga:
«ansí me aprietas el alma».
DUQUE Llevaré a todos la palma.  
LEONOR Quien ama a todo se obliga,
Si se ofrece ser lechón,
se ha de dejar hacer cueros,
porque hay dedos asaderos,
que fuego del alma son.  
Si salchicha, se ha de hacer
picar y embutir, Fernando,
porque nadie puede amando
envidar, sino querer.
REY Vamos a hacer prevenir  
la fiesta para mañana,
DUQUE Mirad, Reina soberana,
que un Toledo os va a servir.
LEONOR Hola, pues que sois Toledo,
y tenéis el Nuncio allá,  
decid que Leonor está
loca de amor, y de miedo.
REINA A fe que te he de casar
con Carlos aquesta noche.
LEONOR Si eso hacéis, yo os mando un coche  
en que os salgáis a espulgar.
REY Tu padrino soy.
LEONOR Señor,
enviad a llamar al Papa,
y haremos trapalatrapa,  
yo y Carlos, vos y Leonor.
 

(Vanse, sale el EMPERADOR y MONSIUR DE MEMORANSE, y PACHECO.)

 
EMPERADOR Llegadme una silla aquí.
MONSIUR De oírte en el Parlamento
muestran notable contento,
tú el gran valor que hay en ti.  
PACHECO Aquí vienen negociantes
¿entrarán?
EMPERADOR Al fin yo soy
Rey de Francia, bueno estoy.
   

(Sale BIZANZON TUDESCO.)

 
BIZANZON Yo os quiero dar para guantes.
Dejadme, español, entrar.
PACHECO Hombre noble parecéis,
suplicoos que os acordéis,
que estoy en este lugar.  
BIZANZON Carlos en el nombre Quinto,
y Décimo por la fama,
para cuya ardiente llama,
el mundo es breve y sucinto.
Yo soy un Tudesco noble,  
Bizanzon es mi apellido,
al Rey de Francia he servido,
tengo de laurel y roble
mil coronas merecidas,
Si por Roma hubiera hecho  
las hazañas que por él,
no he negociado con él
cosa alguna de provecho
En años de pretensiones:
dícenme que vos reináis,  
mientras en París estáis,
estas son mis peticiones.
Tres heridas traigo aquí,
cuatro en el brazo siniestro,
en las piernas que no os muestro  
otras tantas recebí.
Este fue un arcabuzazo,
por mí ganó el Rey a Endín,
porque fui el primero en fin
que en el muro puso el brazo.  
En la guerra de Pavía
cuando a Francisco prendistes,
por vuestra dicha vencistes,
y tardastes por la mía.
Treinta Españoles maté,  
las bandas de todos tengo,
a pediros merced vengo.
EMPERADOR Premio es justo que se os dé.
Dos mil ducados de ayuda
de costa le den.  
BIZANZON El Cielo
te cubra de blanco pelo.
¿adónde mandas que acuda?
EMPERADOR Al tesorero del Rey.
PACHECO Tened que hablaros deseo.  
que me debéis algo creo.
BIZANZON Pagaros es justa ley.
PACHECO Voy del galardón distinto
de haberos dejado entrar.
quiero enseñaros a hablar  
delante de Carlos Quinto.
Quien hablara como vos,
y agradecé que está allí
quien me detiene, que aquí
no os haga de un golpe dos.  
Que tal cuchillada os diera,
a no respetar su cara,
que aquí las calzas dejara,
y en otra parte la cuera.
¿Treinta Españoles, borracho?  
tú los osaras mirar,
vete y haréte llevar
deste dinero el despacho.
Porque yo lo he menester,
y te lo he de quitar luego.  
BIZANZON Tasticot, pesar, reniego.
PACHECO De ruin vino y peor mujer
váyase luego el vinagre
donde lo hayamos los dos,
que tengo de hacer por Dios  
de su misma sangre almagre
con que por París rotule
Pacheco vítor.
BIZANZON ¿Tú sabes
con quién hablas?  
PACHECO No te alabes
¿que esto el César disimule?
BIZANZON ¿Sabes que soy Bizanzon,
Español, celebro hueco?
PACHECO ¿Sabes que soy yo Pacheco,  
Tudesco medio frisón?
BIZANZON ¿Sabes que hijo de Belona
franceses me intitulaban?
PACHECO ¿Sabes que a mí me llamaban
el demonio de Escalona?  
BIZANZON ¿Sabes que maté en Pavía
treinta Españoles que hallé?
PACHECO ¿Sabes que en Pavía maté
mil Tudescos en un día?
BIZANZON Dame un guante, y otro toma,  
PACHECO toma y esperame allá,
que a no estar allí el que está
no fuera por bula a Roma.
BIZANZON Por lo que tiene español
nunca le quise servir.  
PACHECO ¡Esto tengo de sufrir!
Póngame el César al Sol.
Toma borracho.
BIZANZON ¡Ay de mí!
 

(Vase.)

 
EMPERADOR ¿Qué es eso? saberlo quiero,  
dilo ya.
PACHECO Aquel majadero
que me dijo mal de ti.
EMPERADOR En mi presencia le has muerto,
Monsiur a ahorcar le llevad.  
PACHECO Oiga vuestra Majestad.
EMPERADOR Ahorcalde.
PACHECO Mi daño es cierto.
MONSIUR Iré a ver si fue la herida
de peligro.  
 

(Vase.)

 
EMPERADOR Hacelda ver,
no me has hecho tal placer,
Pacheco, en toda tu vida.
Llégate a mí, llega, llega,
toma este diamante, escapa  
y vete a tierra del Papa.
PACHECO Mucho tu valor te ciega.
¿Adónde me mandas ir
por un borracho, señor,
que osó ofender tu valor?  
EMPERADOR ¿Si al Rey lo van a decir?
PACHECO Qué importa, tú eres el Rey,
vesme aquí a tus pies echado.
EMPERADOR Bien has dicho y negociado,
no hay de castigarte ley.  
Que al Príncipe defendiste,
y ansí el Príncipe te abona,
y te absuelve y te perdona
del enojo que le diste.
Enojéme de manera  
cuando el tudesco decía
que había muerto en un día
treinta españoles, que fuera,
Pacheco, a no ser quien soy
a campaña, y me matara  
con él ¿Que hay Monsiur?
 

(Sale MONSIUR DE MEMORANSE.)

 
MONSIUR Repara.
en que tras el hombre voy.
Y él tan apriesa me huye
de polvo y sangre cubierto,  
que no le alcancé, y es cierto,
que desto su error se arguye.
Perdona por mí al portero,
porque es un soldado honrado.
EMPERADOR Estoy, Monsiur, enojado,  
no, no, castigalle quiero.
MONSIUR Señor, Francisco te dio
licencia de hacer mercedes,
la que pido hacerme puedes,
Rey eres.  
EMPERADOR Si lo soy yo;
Por ti perdono al portero.
MONSIUR El cielo, Carlos, te guarde,
vedme Pacheco esta tarde
daros una joya quiero.  
PACHECO Beso mil veces tus pies:
basta que le dio afición
del tudesco el coscorrón
al señor Monsiur Francés.
 

(Sale FERNANDILLO.)

 
FERNANDILLO A tus pies vengo a pedir  
justicia.
EMPERADOR ¿Quién eres?
FERNANDILLO Una mujer, aunque voy
desta manera a morir.
Un caballero soldado  
de los Mendozas de España
así en Aragón me engaña
huésped de mi padre honrado.
Llevóme a Flandes, y vuelve
ingrato siempre a mi amor.  
EMPERADOR ¿Qué le pides tú?
FERNANDILLO Mi honor,
que a no pagar se resuelve.
EMPERADOR ¿Eres su igual?
FERNANDILLO Soy tan buena  
que el es un pobre soldado,
aunque de deudos honrado.
EMPERADOR No llores no tengas pena,
Alza, que yo le hablaré,
y hoy se casará contigo.  
FERNANDILLO Tus años, señor, bendigo,
beso tu invencible pie.
Veas tu amado Felipe
ganar a Jerusalén.
PACHECO Bien has negociado.  
FERNANDILLO Bien.
PACHECO Porque el tuyo participe
del mío, apártate aquí,
que al César quiero engañar:
aquí te ha venido a hablar.  
EMPERADOR ¿Quien, Pacheco?
PACHECO Champeti
Portero del Rey de Francia,
pide una ayuda de costa,
porque va y viene a la posta  
a negocios de importancia.
EMPERADOR Di que le den mil ducados.
PACHECO Beso por ellos tus pies.
EMPERADOR ¿Tú, por qué?
¿por el francés?  
PACHECO Porque a mí me han de ser dados,
que tú eres el Rey de Francia,
y yo tu portero soy.
EMPERADOR Muy bueno, a fe de quien soy,
bueno andas hoy de ganancia.  
Basta, que me has engañado,
ve al Tesorero mañana:
doyselos de buena gana,
porque es un soldado honrado.
Monsiur Aquí, gran señor, están  
de parte del Real Consejo
EMPERADOR Entre.
PACHECO ¿Fue bueno el consejo?
FERNANDO Lindo dinero te dan.
 

(Salen dos OIDORES.)

 
OIDOR 1 Señor, pide el Real Consejo.  
EMPERADOR ¿Qué piden?
OIDOR 2 Aumento piden.
EMPERADOR Si con sus gastos lo miden,
en sus conciencias lo dejo,
Pues son letrados famosos:  
¿qué han tenido?
OIDOR 1 Mil ducados
siendo famosos letrados,
y Monsiures generosos.
EMPERADOR Pues denles mil y quinientos.  
OIDOR 2 El cielo guarde tu vida.
 

(Salen el REY y la REINA, el DUQUE DE ALBA, SERNA y LEONOR, y acompañamiento.)

 
REINA ¿Carlos?
EMPERADOR Hermana querida.
DUQUE Plaza, asientos, hola, asientos.
REINA Todos os piden mercedes,  
yo también vengo a pedir.
EMPERADOR Quien las ha de recebir
soy yo, tú hacermelas puedes.
REINA Un Título habéis de dar
a Monsiur de Berlamón.  
EMPERADOR Servirte es justa razón,
tú, quien me puede mandar.
Pero advierte, que a este paso
si soy Rey otros dos días,
ni tú en qué reinar tendrías,  
ni el Rey tu marido acaso.
Hoy quiero partirme a Gante,
que ha siete que estoy aquí,
así porque hoy recebí
cartas, de que es importante  
mi persona en los Estados,
como por no empobreceros.
REINA Sólo me enriquece el veros.
EMPERADOR Tengo, hermana, mil cuidados.
Partirme importa.  
REINA ¡Qué días
tan breves deste favor!
EMPERADOR Así se pasan, Leonor,
las humanas alegrías.
REINA Sabe Dios lo que me pesa,  
hermano, vuestra partida,
aumente Dios vuestra vida.
 
(Abrázanse los Reyes, y aparece arriba ESPAÑA, y FRANCIA abrazándose, coronadas de laurel, y el PAPA bendiciéndolos.)
 
MONSIUR ¡Bravo triunfo!
DUQUE ¡Heroica empresa!
SERNA ¿Quién son las dos abrazadas?  
PACHECO España y Francia, que son
las que en aquesta ocasión
triunfan de laurel honradas
Del Persa, del Africano,
del Indio, del atrevido,  
que se rebela al que ha sido
su Príncipe soberano.
Paulo Tercio que las junta
las echa la bendición.
DUQUE Dure esta paz, y esta unión,  
santa liga, inmortal junta
por bien de la Cristiandad.
Cúbrase la apariencia.
LEONOR Ah, Carlos, ¿ya no me veis?
muy poca merced me hacéis.  
EMPERADOR Suplico a tu Majestad
Tenga en su casa a Leonor
mientras yo vuelvo de Gante.
REY Mas por merced semejante
la quiero hacer un favor,  
que ya la tengo afición:
Leonor, ya quedas conmigo.
LEONOR Al fin, que os vais enemigo,
aquí de la Inquisición,
que va a ser gran Turco este hombre.  
REY Lo demás queda tratado
cuando volváis del Estado
que os niega el debido nombre.
Mi hijo, y vuestra sobrina
se casarán, y a Milán  
les daréis.
LEONOR No es buen galán
quien tiene dama, y camina.
Llevadme, Carlos, con vos,
que me matará el ausencia.  
EMPERADOR Hermana, dadme licencia.
y quedad con Dios.
REINA A Dios.
EMPERADOR Escribidme.
REINA Es mi ganancia.  
PACHECO Aquí Belardo acabó
la historia, y lo que pasó
César Carlos Quinto en Francia.
 

FIN



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