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ArribaAbajoCuadernos VI. Junio, 1888


ArribaAbajoNoticias

Se recibió un oficio del señor Director de la Biblioteca Nacional, rogando á la Academia que abra las informaciones conducentes al objeto de averiguar si el volumen de obras manuscritas de Juanelo que se halla en su biblioteca es el mismo que fué entregado á principios de este siglo al conde de Florida Blanca por el bibliotecario D. Francisco Antonio González. La Academia, teniendo en cuenta que en efecto este volumen es el último de la obra que lleva por título Libro de los ingenios y máquinas de Juanelo, y cerciorada de que pertenece á la colección de que es poseedora la Biblioteca Nacional, acordó la devolución, que ha pasado á efecto bajo recibo.

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Acerca de una comunicación del secretario de la oficina de informes y conocimientos universales (Universal, knowledge and information Office), establecida en Londres, pidiendo noticias de la colección de despachos originales del conde de Gondomar, la Academia aceptó el bondadoso ofrecimiento de su individuo de número el Sr. Riaño, que se encargó de facilitar la noticia requerida.

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Ha enviado D. José Coroleu, correspondiente en Barcelona, para los trabajos de la Comisión de Cortes de Aragón y Cataluña,   —434→   las cuartillas 301 á 1.173, copiadas de los Registros de Cortes de Martín el Humano en Barcelona (1405-1410), que pasaron á la referida Comisión.

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Se recibió un oficio de la Intendencia de la Real Casa y Patrimonio, incluyendo traslado de la Real órden comunicada al Rector del Real Monasterio del Escorial, por la cual S. M. ha tenido á bien disponer que se faciliten á la Academia, y con las formalidades acostumbradas, los códices de dicha Biblioteca que contienen el texto latino de los Usatges de Barcelona.

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Se acordó el cambio del Boletín, á petición de sus respectivos directores, con las revistas francesas tituladas La famille de Jacob (Avignon) y Études religieuses, philosophiques, historiques et littéraires (París).

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El Sr. Rada dió cuenta del feliz resultado obtenido en los ensayos hechos para la reproducción fotolitográfica del palimpsesto de la Lex romana visogothorum. La Academia examinó complacida los referidos ensayos, y acordó, á propuesta del señor Director, que se manifieste al Sr. Muñoz y Rivero la satisfacción con que el Cuerpo ha visto, no solo las pruebas obtenidas, sino también la muestra que á ellas acompaña del método de interpretacion del texto latino y su cotejo con las ediciones publicadas.

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Recibióse un oficio del señor Alcalde Presidente del Ayuntamiento de Talavera de la Reina, manifestando que el día 27 de Mayo último debía inaugurarse en aquella ciudad el monumento erigido al P. Juan de Mariana, para cuyo acto solemne invitaba á todos los individuos de nuestra Academia. Acordó esta contestar que procuraría concurrir por medio de una Comisión; pero   —435→   que en caso de no poder trasladarse á Talavera para el expresado día los académicos designados, la Corporación sería representada por su digno correspondiente D. Luís Jiménez de la Llave. Fueron designados los señores La Fuente, Fita y Oliver Esteller.

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Se ofreció, por encargo de la señora marquesa viuda de las Cuevas, una carta original de la Venerable María de Ágreda, que lleva la fecha del 30 de Marzo de 1662, y está dirigida á Don Juan de Austria, hijo natural de Felipe IV. Informó sobre ella el señor bibliotecario; y la Academia tuvo el sentimiento de no poderla adquirir en atención al precio en que venía tasada. No carece de interés histórico.

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Sobre la inscripción de Lucentum, cuya impronta facilitó á la Academia474, ha publicado el Sr. Chabás interesante noticia475.

«Hace unos diez años próximamente, cuando se terraplenaba el contramuelle de Alicante, hubo necesidad de sacar tierra del sitio llamado los Antigones, como á 400 metros de la desembocadura y lado derecho del barranco de San Blas ó de las Cuevas. Tenía unos 2 metros de tierra encima, y apareció en dos trozos, en medio de fragmentos de cerámica romana; el resto falta, pues por más diligencias que se hicieron no pudo encontrarse. Como es sabido, el sitio indicado está al Oeste de Alicante, hacia la parte de Elche; y al Este de la ciudad se levanta el castillo de Santa Bárbara, el Castrum album de los latinos, traducción de Acra leuca de los griegos. Detrás del castillo, en el sitio denominado albufereta en el cabo de la huerta, aún se ven restos de población romana, á la que Lumiares y otros muchos llaman Lucentum



Ha proporcionado el Sr. Chabás calco de otra inscripción romana, cuyas letras elegantísimas y puntos triangulares anuncian el primer ó segundo siglo.

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«Está grabada en una piedra de 1,13 por 0,56 m., y fué encontrada en la Costa, á la falda del castillo, en donde estuvo la ciudad de Játiva, y en la propiedad del médico D. José Raimundo Reig Alba, el cual la utilizó para el zócalo de un pilar que sirve de sostén á la cubierta.» En la 4.ª línea la A golpeada parece ser AF.

M . FVLVIO .
PROPINQVO . P .
ET . M .FVLVIO .
PRISCO . F . A . XIX
IVNIA . CROCALE
S . P . F . C .

M(arco) Fulvio Propinquo p(atri) et M(arco) Fulvio Prisco f(ilio) a(nnorum) XIX Junia Crocale s(ua) p(ecunia) f(aciendum) c(uravit).

Á Marco Fulvio Propíncuo y al hijo de este Marco Fulvio Prisco de edad de 19 años Junia Crocale hizo labrar á sus expensas este sepulcro.



El sobrenombre Crocale (xroxa/lh, guija), se repite en una lápida de Baena476, y en otra de Lérida se escribe Chrocale477. En Játiva ejerció el cargo de duúmviro Lucio Fulvio Marciano478.

Acerca de la inscripción de Buñol, publicada en la página 29 de este volumen, ha notado el Sr. Chabás que los apellidos Cárchedonius y Carchedonia, en ella contenidos, pueden explicarse por la piedra preciosa de esta denominación, con arreglo á los casos análogos (Berullus, Adamas, Amethystus) citados en la misma página; mas no por ello se hace preciso excluir la sugestión geográfica, de la que abundan aún más los ejemplos, como Hiberus, Hispanus, Asturia, Cantaber, Cappadox, Celtiber, Celtitanus, Italicus, Macedonius, Maurus, Potamius, Urbicus.

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Ha presentado el Sr. Fernández Duro el ejemplar original de la bula Apostolatus officium que con fecha del 26 de Noviembre   —437→   de 1703479 dirigió Clemente XI á D. Atanasio de Ezterripa y Trañajáuregui, Electo de Licópolis in partibus infidelium, confiriéndole esta dignidad episcopal y designándole para auxiliar ó sufragáneo del arzobispo de Toledo. Cuelga del pergamino la bula de plomo en perfecta conservación, y en su respaldo se lee:

«En la villa de Madrid, á cinco del mes de Marzo de mil setecientos y quatro. Yo, el infrascripto Notario Apostólico, Haviendo precedido licencia y permisso del Em.mo y R.mo Sr. Cardenal Portocarrero Arzobispo de Toledo, mi S.r, á instancia y de pedimento del Sr. Obispo de Lycópoli, Auxiliar de su Em.ª, hice notorias á su Em.ª estas Bullas Apostólicas de dicho Obispado, por lo que toca á la pension annual de seiscientos ducados de vellon, que en ellas se reserva sobre los frutos y rentas de este Arzobispado de Toledo para cóngrua de dicho S.r Obispo. Y haviéndolas oido y entendido su Em.ª: Dijo que por sí y en nombre de su Dignidad Arzobispal se hallanava á la paga y satisfaccion de dicha pension annual, á los plazos que en dichas Bullas se previene y manda, y á ello obligava su Em.ª las rentas de su Dignidad Arzobispal, y que de esta respuesta se dé copia al dicho S.r Obispo de Lycópoli para en guarda de su derecho, y que se ponga razon de esto mismo en las Contadurías mayores de Hacienda y Quentas de su Em.ª; y lo firmó su Em.ª dicho dia mes y año, siendo testigos D.n D. Manuel Menchero, D. Ignacio Marquiegui y D. Antonio de Emparanz.-El C.l Portocarrero480.-D.n Mathías de Lazagavaster notario apostólico.»



En el tomo LI de la España Sagrada481, páginas 176 y 177, se notan varios sucesos biográficos del Sr. Ezterripa.-Reciben mayor claridad y precisión del texto de la presente bula:

«Te, Canonicum Collegiate Ecclesie sanctorum Justi et Pastoris oppidi Civitatis nuncupati de Alcala Toletane diocesis, Juris   —438→   utriusque Doctorem, ex legitimo matrimonio ac Nobilibus et Catholicis parentibus procreatum, in Trigesimo quinto Tue Etatis Anno, et a biennio et ultra in presbiteratus ordine constitutum, qui fidem Catholicam iuxta articulos iam pridem a Sede Apostolica propositos expresse professus es,...... prefate Ecclesie Lycopoliensi... in Episcopum preficimus et pastorem



En la Historia general de Vizcaya482, que escribió D. Juan Ramón de Iturriza, se apunta que en Abadiano483 nació el señor Ezterripa, «obispo que fue de Mallorca484, el qual embió la canilla del brazo derecho de San Torcuato, que se adora en dicha parroquia485, con su auténtica sacada del comvento de Celanoba de Galicia, año de 1709.»

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Entregó el Sr. Fernández-Guerra un ejemplar de su Cantabria, elogiada por el Dr. Hübner, que la Academia le había pedido para enviarlo al Congreso de la Sociedad francesa de Arqueología. Con el mismo objeto el Sr. Dr. Rodríguez de Berlanga, correspondiente en Málaga, remitió el ejemplar de su obra sobre los bronces de Lascuta, Bonanza y Aljustrel, y cinco más para que la Academia tenga á bien darles el destino que estime oportuno. Una y otra obra se recibieron con aprecio, y se acordó que de oficio se diesen á los autores expresivas gracias.

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Los señores Vicepresidente y Secretario de la Comisión de Monumentos de la provincia de Burgos notificaron el fallecimiento del Sr. D. Leocadio Cantón Salazar, correspondiente de la Academia; la cual oyó con sentimiento el oficio, y acordó pasarlo á la Comisión mixta organizadora.

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Dió cuenta el Sr. Danvila de haber terminado la consulta de los 191 volúmenes de correspondencia reservada del ministro Tanucci en tiempo de Carlos III. Por acuerdo de la Academia se devolverán al archivo de Simancas á la mayor brevedad posible.

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Presentó el señor Director la obra del correspondiente Sr. Vilanova, De Madrid á Amsterdam, pasando por Aurich, Rouen y Charleville, acerca de la cual dió importantes explicaciones el propio Sr. Vilanova.

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Se ha publicado el tomo XX de la colección de las obras del Excelentísimo Sr. D. Víctor Balaguer, intitulado Las calles de Barcelona en 1865 (Complemento de la Historia de Cataluña). El autor, con la generosidad que le distingue, ha regalado sendos ejemplares á la Biblioteca y á los individuos del cuerpo.

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D. Buenaventura Hernández Sanahuja, correspondiente en Tarragona, ha publicado un extenso artículo486 que ha remitido á la Academia sobre un descubrimiento numismático, verificado en aquella ciudad á principios de Febrero del presente año. En lo más alto del terraplén de la actual muralla, que partiendo del baluarte de San Pablo se dirige á la puerta de Lérida, y en el sitio donde ha quedado abierto el nuevo boquete que da salida á la calle del Gobernador González, los picos de los peones tropezaron con una ánfora llena de monedas romanas, que hicieron pedazos; con lo cual, y por no advertirlo de pronto, se malogró el hallazgo, pues no pocas monedas fueron echadas al sumidero del puerto, revueltas con la tierra y escombros. Las que se han recogido, para el Museo Arqueológico, son imperiales de vellón,   —440→   y están comprendidas entre los años 237 y 268 de la era cristiana. Dan pie al Sr. Sanahuja para conjeturar que se ocultaron al tiempo de la invasión Germánica, hacia los días de Galieno, de la cual habla Paulo Orosio487.

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Desde Ávila D. Mariano Álvarez ha comunicado la noticia de haberse encontrado, hace unos veinte años, en el término de Quintana Redonda, provincia de Soria, un jarrón de bronce que contenía dos pucheros atestados de monedas de plata, que se vendieron en la ciudad de Soria al precio de 1.000 pesetas. De este fondo adquirió el Sr. Álvarez un denario común Oscense488, que guarda en su poder.

Limítrofe del término de Quintana Redonda es el de las Cuevas, donde se han mostrado importantes inscripciones y ruinas romanas489.

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El Sr. Fernández Duro notició que en la obra reciente del almirante francés M. Jurieu de la Gravière, titulada La guerre de Chypre et la bataille de Lépante (Paris, 1888, t. II, p. 217) se dice haber parecido documentos que acreditan sirvió Miguel de Cervantes Saavedra el empleo de macero del Consejo Real de Nápoles el año siguiente al famoso combate en que quedó estropeado. Las nóminas ó cédulas de pagamento del referido Consejo en los meses de Enero á Julio de 1572 contienen la orden de abono de dos ducados al mes al futuro autor del «Quijote» portatore di mazza.

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Sacó y ha traído el Sr. Fita calcos de dos lápidas árabes, que vió en la pared meridional de la iglesia de Santiago, extramuros   —441→   de la ciudad de Ávila. Mide cada una de ancho 23 centímetros. El texto corre grabado en hueco entre dos rayas paralelas, y hace presumir que pertenecieron al friso de una mezquita ú otro suntuoso edificio. La interpretación y los suplementos son del señor Saavedra.

Piedra primera, dando cara al templo, mide 1,6 m. de largo.

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...... [perpetúe Dios] su fortuna y su imperio, año de la hégira de nuestro profeta Mahoma (la salvación y la paz de Dios sean sobre él).....



Piedra segunda, que mira al campo, tiene de largo 1,7 m.

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..... cientos. Dios nos junte con él en el edificio de la bienaventuranza. No hay poder ni [fuerza sino en Dios el sabio].



En su libro de las Grandezas de Ávila, el P. Fr. Luis Ariz habla de estas mismas piedras, cuya procedencia parece achacar al cementerio de los Moros.

«Tenían, dice490, sus entierros en un campo muy grande, cercado, junto al rio Adaja, conservando oy el nombre. En el qual se hallan más de dos mil pilarcicos, labrados en redondo de á vara cada uno; y en algunos unas medias Lunas, y en otros Estrellas y Letras. Los quales ponían empinados encima de cada sepultura, y les serbían de assiento y señal, quando yvan á enterrarlos y hazer sus cerimonias. Y en otras, piedras que devían ser de los más valerosos entre ellos, ponían Letras y labores, como parezen en unas grandes, que oy están por assientos en la puerta del Sol de la Iglesia de Santiago, que cae al dicho Onsadero.   —442→   Y en aquellas están escriptas con mucha orden unos renglones en Arábigo, que aunque no hazen sentencia por faltar una piedra, tiene la Higera491 y el nombre de Juceph, que devió ser del palacio de su señor, en tiempo que Ávila estuvo de Moros. Estos pilarcicos son tantos, quantos se ven en la pared y cercas de los heredamientos, que van de la Ciudad á S[ancti] Espíritus á la mano derecha saliendo á la puerta Toledana, y en las cercas del Monasterio de Santa Ana492 y en otras muchas.»



La iglesia de Santiago está situada en la vega extramuros, en frente y debajo del palacio episcopal, y á muy corta distancia del monasterio de Nuestra Señora de Gracia, dominado por el alcázar. Para completar los fragmentos de la grande inscripción monumental, interpretados por el Sr. Saavedra, y proceder á nuevos adelantos históricos, importa no desaprovechar los indicios que por ese lado marcó el P. Ariz493: «Tornando á D. Francisco de la Fuente494, en su tiempo se fundó el Monasterio de Sancta María de Gracia, de Monjas Agustinas, aviendo sido antes Iglesia de la vocación de San Justo y Pastor, y muchos años antes Mezquita de Moros. De lo qual dió bastante testimonio una madera, que se quitó del antiguo edificio. En la qual dezía el año y su ministerio; que computada la Higera y año de los Moros, con el que oy corre495, passará de quinientos. Dióse principio á este Monasterio por letras Apostólicas de Julio segundo en veynte y ocho de Setiembre de 1510

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El Sr. Fita dió lectura de los datos que ha sacado del archivo del monasterio de la Encarnación de Ávila, donde profesó Santa Teresa la regla mitigada del Carmen. Permiten fijar el sitio de la sinagoga y del cementerio hebreo.

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1) Catálogo de algunas escrituras, numeradas por orden cronológico y referentes al origen y primeras vicisitudes del Monasterio.

«El Sr. D. Alonso de Fonseca, Obispo de Ávila, en 6 de Julio de 1485, con relación de que nuevamente se había erigido una iglesia i casa de oración, intitulada S.ª María de la encarnación, y que su ilustrísima la había bendecido, unió y anejó á ello la iglesia de todos los Santos, que primero fué sinagoga de Judíos, que es la calle de el lomo496, por estar junto á la dicha casa. De aquí se colige que ia en este tienpo é intervalo de seis años497 se avía trasladado el beaterio de el primer sitio, que parece era en donde está oy la casa principal de el Marqués de Villaviciosa, á la calle de el Lomo, cerca del Mercado Chico498.»-Número 5.

«En 7 de Febrero de 1495, siendo Priora D.ª Catalina del Águila, en virtud de cédula de los Reies Católicos, se agregó al convento un solar, que estaba junto á él y dicha calle de el lomo, y solía ser sinagoga de judíos. Y en la dicha cédula real y instrumento de posesión, la llama Priora del convento de Nuestra Señora de la Encarnación.»-Núm. 7.

«Habiendo comprado el sitio en que ahora está el convento junto al pilón de la mimbre, de Francisco Pajares, Procurador de la tierra499 con carga de un censo perpetuo de 2 Reales á la ciudad, ganaron provisión de la Reina D.ª Juana en 14 de Abril de mil y quinientos y once, para que imponiendo el censo en otra parte segura, les dejasen libre el dicho sitio. Ay una copia simple de la escritura de venta, con inserción de esta provisión.

»En 3 de Julio de 1513 ganó el convento Bula de León Décimo para azer la traslación del convento con todas sus possesiones y Rentas.»-Núm. 11.



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2) Noticias del Convento de la Encarnación de Ávila, escritas por doña María Pinel, religiosa del mismo, y dedicadas á D.ª María Luisa Gabriela de Saboya, esposa de Felipe V.-Fol. 1 r.-2 v.

«Erigióse el beaterio año de 1479, á 25 de Junio, con votos simples y no más, que era una casa particular, adonde tendrían su oratorio.

Y aviendo consagrado en Iglesia el Sr. Alonso de fonseca, obispo desta Ciudad500, una Sinagoga de Judíos, cercana, se la dió; y tomando un solar de Judíos, que los dividía, se hizo todo uno. Era el designio ser catorce beatas; las doze en nombre de los doze apóstoles, y las dos en nombre de Christo, nuestro bien, y su sanctíssima Madre.

Entre las que entraron en el beaterio, fue una doña Beatriz Higera, hija del S.or de origüelos501, la cual, aviendo estado algunos años en el beaterio, no se llevando bien con la Madre y Mayor del beaterio502, se fue á las Dueñas de Alba, y aviendo muerto la Madre que le era opuesta, se bolvió; y la eligieron por Mayor, de 26 años de edad. Esta sierva de Nuestro Señor, llamándola Su Magestad á más perfección de vida, las animó á que fuesen Monjas, prometiéndose á dar forma á la vida religiosa. Y para solicitar medios para fundar el Conbento, puso pleito á su padre, y le sacó sus legítimas, con que conpró un osario de Judíos, que estaba extramuros de la ciudad, donde edificó un Conbento capaz, pero todo á teja vana, cercado de tapias de tierra, y con sumas incomodidades. Solo tenían pan, por averlas arrendado unos préstamos pequeños que tenía en este Obispado el S.or D. Gutierre de Toledo, hijo del S.or primer Duque de Alba D. García Álvarez de Toledo, y agua de una fuente que compró la venerable D.ª Beatriz Higera.

Admirable es Dios en todas sus obras, y los que parecen acasos son altos fines de su sabiduría, pues vemos aquí dispuso que   —445→   una Sinagoga de Judíos fuesse la primera Iglessia dessas Beatas del Carmen, y que erigido este beaterio en Conbento, se fundase en un osario de Judíos, para que el que avía sido depósito de los cuerpos de tantas almas condenadas, viniesse á ser relicario de vírgenes puríssimas, casa de oración y jardín de los deleytes de Dios.»



Aviénense estos datos con otros publicados en el Boletín503 sobre el cementerio y barrio hebreo de Ávila. La judería, dentro de las murallas, debió de estar comprendida hacia el ángulo Nordeste, entre las puertas de San Vicente y la del Mariscal, que mira derechamente al célebre monasterio de la Encarnación ó excementerio hebreo.

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Se han recibido, en calidad de regalo que han hecho los autores á nuestra Biblioteca, las obras siguientes:

1. Bosquejo histórico de la dominación Islamita en las islas Baleares, por D. Alvaro Campaner y Fuertes. Palma, 1888.-Pasó á informe del Sr. Codera.

2. Catálogo del museo provincial de antigüedades de Barcelona, publicado por la Comisión provincial de Monumentos históricos y artísticos, y redactado por D. Antonio Elías de Molins, Jefe de dicho Museo, é individuo del Cuerpo de archiveros, bibliotecarios y anticuarios; vocal de la Comisión de Monumentos, correspondiente de la Real Academia de la Historia, é individuo de número (electo) de la de Buenas Letras de Barcelona, etc., etc. Barcelona, 1888.-Informará el Sr. Fita.

3. Recuerdos de Flandes. Colección epigráfica manuscrita, por F. Van Steenvegher, relativa á la dominación española en los Países Bajos.

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El Sr. Fita dió lectura de una carta que le había escrito D. Rafael Romero y Barros, correspondiente de la Academia en Córdoba504,   —446→   notificándole el hallazgo de la inscripción núm. 2112, que en aquella ciudad buscó inútilmente Hübner505.

«El cipo ha sido encontrado á menos de un metro de profundidad, al excavar el patio de la casa que posee el Excmo. Sr. Marqués de la Fuensanta al extremo de la calle de Santa Victoria, al desembocar ésta en la de D. Ángel Saavedra, inmediata á la iglesia de Santa Ana. En todos estos sitios se han mostrado siempre rastros de grandes y antiguas construcciones.

El cipo está muy destruído y gastado, tanto que se confunden muchas letras, ó los surcos del cincel con los golpes que ha recibido la piedra. Rota en la parte superior, ha perdido las dos primeras líneas. Veremos de seguir la pista al fragmento, que no debe andar ó estar muy lejos.

M . CASSIO
M . F
AGRIPPAE PROC . AVG .
M . CASvIVS
POLLIO
FRATRi. piisSIMO

Hay un punto después de AVG en la línea tercera. La última se grabó sobre el zócalo ó pedestal.

El Sr. Marqués de la Fuensanta ha donado al Museo de Arqueología y Bellas Artes la piedra epigráfica, y me encargó remitiera el dibujo, adjunto, de ella á la Academia.

Inscripciones del siglo VII hay en un punto de la Sierra, de las cuales el dueño de la finca me ha hablado; y aguardo que me avise, que será muy en breve, para ir á excavar sacarlas. Yo le remitiré á V. dibujos y calcos cuando estén en mi poder.»



Sobre la inscripción cordobesa de Lucio Elio Faustino, que salió á luz en el presente volumen del Boletín, pág. 102, observó el Sr. Fita que, si bien no repugna absolutamente la interpretación   —447→   propuesta para la primera letra de la línea tercera, parece más natural, tratándose de un monumento erigido dentro del radio ó en el suburbio de la ciudad, entender C(oloni), siendo éstos los que acordaron elevar la estatua á su duumviro.

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El Sr. D. Vicente de la Fuente asistió al acto solemne de la inauguración de la estatua del P. Mariana en Talavera de la Reina, siendo acogido con honrosa distinción por el Municipio y llevando la representación de la Academia en compañía de nuestro antiguo correspondiente D. Luís Jiménez de la Llave. El Sr. La Fuente se hizo cargo de los principales documentos y monumentos históricos que posee la ciudad, é inició el proyecto de crear allí una subcomisión ó sucursal de la Comisión provincial de Toledo, proyecto que fué aceptado por la Academia. Presentó además el facsímile de la partida de bautismo, que se supone ser del P. Mariana, según se halla en el libro primero, folio 4.º vuelto, de la iglesia parroquial de Pueblanueva. Este facsímile le trazó sobre el original el Sr. Jiménez de la Llave durante el mes de Abril de 1866, aclarándolo con la interpretación en letra corriente:

«P[artida]. en el dicho lugar la puebla nueva en dos dias del mes de abril de | mill e quinientos e treinta e seis Años el venerable bachiller | martin de çervera clerigo teniente de Cura en el dicho lugar bautizo A | un niño que truxo juan salguero de talauera a criar que no se sabe | quien es su padre ni madre; pusieronle por nonbre | juan; tuvole a la pila alonso Sanchez de pasqual Sanchez; estuvieron presentes juan | dalva i el dicho juan Salguero, e yo isidro Rodriguez sacristán | isidro Rodriguez | sacristan.»



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Dió noticia el Sr. Fita de que en la parroquia de San Nicolás de Madrid, y en su primer libro de bautismos, al folio 5 vuelto, aparece la partida del famoso Alonso de Ercilla, autor de la Araucana. Presentó el facsímile y dio algunas explicaciones.

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«P[artida]. Sabado xj dias de Agosto Año de imagen d. | xxxiij Años se batizó Alonso hijo del Señor | dotor Arzilla e de su muger doña leonor: | los padrinos fueron, el de la pila el licº506 mon | çon, y el lic.º Soto, y luis de monçon; e madri|nas su mujer del lic.º Soto y la muger de luis | de monçon; batizelle yo Antonio garçia cura. | antonio | garcia.»



La partida se dió, según parece, de tinta negra sobre la antigua pálida y desteñida; lo cual se muestra bien claro en otra partida del folio 8 vuelto, que por no estar toda al alcance de la comprensión del restaurador, en parte se dejó sin tocar. De letra moderna, en la margen superior del folio 5 vuelto, se lee Alonso, y en la izquierda lateral Este | es el | que com|puso | la Arau|cana. El día 11 de Agosto de 1533 no fué sábado, sino lunes; por donde cabe imaginar que la pluma distraída puso XI en lugar de IX. Es común y fundada opinión que Alonso de Ercilla nació en Madrid á 7 de Agosto de dicho año507. Un solo autor, que yo sepa, ha dado un paso más, y me ha guiado para la investigación, notando508 que el último hijo de D. Fortún García de Ercilla y de Doña Leonor de Zúñiga se bautizó en la iglesia parroquial de San Nicolás, una de las más antiguas de Madrid509.

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Con el objeto de atender á la conservación y restauración de la bella sinagoga de Córdoba, ha visitado este monumento nacional el sabio profesor y arquitecto D. Ricardo Velázquez Bosco, delegado por el Gobierno.



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ArribaAbajoAcademias hispano-americanas sucursales de la Real Academia de la Historia instituídas por acuerdo del 18 de mayo de 1888

Artículo 1.º Cuando tres ó más académicos correspondientes que residan en el mismo punto de cualquiera de las repúblicas ó Estados americanos, cuyo idioma vulgar sea el español, lo propusieren expresamente y por escrito, la Real Academia de la Historia podrá autorizar allí el establecimiento de otra Academia correspondiente.

Art. 2.º Las Academias Americanas de la Historia se regirán en general por los estatutos y reglamentos mismos de la Real de Madrid.

Art. 3.º El número de académicos de las correspondientes no podrá bajar de siete ni exceder de dieciocho.

Los primeros académicos serán nombrados por la Real de Madrid á propuesta de los que promuevan la creación de la Academia; en lo sucesivo por la misma, á propuesta de la Academia correspondiente.

Siempre que cualquiera Academia correspondiente crea necesario modificar en algo los estatutos, habrá de consultarlo con la Real de Madrid y atenerse á lo que esta resuelva.

Las Academias correspondientes podrán modificar sus reglamentos interiores, como les parezca bien, pero dando cuenta á la Real para su conocimiento.

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Art. 4.º Los académicos de la de Madrid lo serán natos de todas las correspondientes, pero sin llenar número.

Art. 5.º La Real Academia de la Historia y sus correspondientes estarán en constante correspondencia por medio de sus respectivos secretarios ó del académico nombrado al efecto.

Art. 6.º La Academia de Madrid y sus correspondientes se deben recíproco auxilio en todo lo que respecta á los fines de su instituto, siendo por consiguiente obligatorio para todas ellas representarse unas á otras en el país respectivo, siempre que intereses literarios lo requieran.

Art. 7.º Las Academias Americanas (previo el asentimiento de sus Gobiernos) velarán por la conservación de los monumentos históricos y procurarán la de los objetos protohistóricos ó etnográficos de sus respectivos territorios.

Al conocimiento que de tales asuntos deberán dar las Academias correspondientes á la Real de Madrid, corresponderá esta con la comunicación de cuantas noticias les sean pertinentes sobre la historia, geografía y gobierno de aquellos países hermanos.

Art. 8.º Las Academias correspondientes podrán, cuando lo tengan por conveniente, renunciar á su asociación con la de Madrid sin más requisito que declararlo así por escrito.

Art. 9.º Recíprocamente la Real Academia podrá no autorizar la creación de Academias correspondientes y declarar fuera de la asociación á cualquiera de las existentes que deje de cumplir con las obligaciones voluntariamente contraídas.

Art. 10. Siendo, como es, puramente literario el fin para que se crean las Academias correspondientes, su asociación con la Real de Madrid se declara completamente ajena á todo objeto político, y en consecuencia independiente en todos conceptos de la acción y relaciones de los respectivos Gobiernos.



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ArribaAbajoInformes


ArribaAbajoI. Una visita á las ruinas de Termancia

Excmo. Sr.:

D. Nicolás Rabal, catedrático del Instituto de Soria, lleno de celo por los estudios de nuestro instituto, ha emprendido á su costa varios viajes de exploración á los puntos de su provincia donde hay antigüedades que ilustrar ó descubrir; y como resultado de uno de estos viajes, me ha remitido, para que la ofrezca á la Academia, una Memoria llena de interés y novedad, que titula Una visita á las ruinas de Termancia. Acompañan á esta Memoria 17 fotografías sacadas por él mismo y una impronta de una grande y hermosa piedra grabada.

Nadie hasta ahora ha descrito con tal minuciosidad y acierto los restos de la ciudad compañera y aliada de Numancia; y como los aficionados á estos estudios han de leer el trabajo con gusto, tengo el honor de proponer á la Academia que acuerde imprimir la Memoria en el Boletín y conservar las vistas fotográficas en su archivo, no sin dar las gracias al digno profesor que así emplea el tiempo de sus vacaciones.

Madrid 4 de Mayo de 1888.

Eduardo Saavedra.

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Memoria

Itinerario.-A quince leguas SO. de Soria se encuentra el sitio de la antigua ciudad, contemporánea y aliada de Numancia. El camino más recto y más cómodo para llegar á ella es el del Burgo de Osma, donde se abandona la carretera de Valladolid para dirigirse hacia el S. al pueblo de Quintanas Rubias de Arriba, en otro tiempo villa del señorío episcopal de Osma, pasando por la renombrada posesión de la Rasa, procedente de los propios de Osma, hoy propiedad de D. Antonio Rico Barrón, y atravesando el Duero en la barca de Navapalos. No bien se sale del término de Quintanas Rubias por el sitio que llaman de Mojón Blanco, no lejos del punto que equivocadamente se marca para Termancia en el mapa de Coello, se penetra en una vasta llanura, sin dejar la dirección hacia el S., por entre el espeso monte de la Hoz de arriba á la izquierda y los baldíos de Montejo de Liceras á la derecha, y más adelante entre los términos municipales de Carrascosa de Arriba y de Torresuso al E. y O. respectivamente, hasta llegar al puerto de San Ginés á unas dos leguas.

Faldeando el mencionado monte y dividiendo los citados términos, sigue paralelo al camino en toda su extensión á distancia de 40 m., lo que los naturales llaman antigua carretera y es un trozo de la vía romana que enlazaba la ciudad de Termancia con la de Clunia, indicada antes de ahora por D. Eduardo Saavedra en el tomo IX de las Memorias de la Real Academia de la Historia. Los restos de la vía se distinguen perfectamente, conservándose aún las dos filas de piedras gruesas á distancia igual de 5 m. con su capa de piedra menuda y arena y su empedrado. Aunque al principio la vía está oculta por la hierba que crece sobre ella, se sigue fácilmente sin perderla de vista por la faja continua que marca sobre el terreno la forma alomada de la última capa. Marcada de este modo y con pequeñas interrupciones, dicen los naturales del país que viene esta vía por el pueblo de Ines desde el puente romano de San Esteban de Gormaz, donde se enlazaba en la vía general, y no en Uxama, como creyó el Sr. Saavedra.   —453→   Piérdese 200 pasos antes de llegar al puerto de San Ginés, donde no se ven señales claras de su paso, porque la cortadura, aunque practicable, parece natural. Tal vez, á fin de salvar la rápida pendiente que sigue á este puerto, torciera la vía un poco antes de llegar á él hacia el E. para penetrar por otro punto más llano en la ciudad de Termancia. Ello es que, atravesado el puerto de San Ginés, se desciende rápidamente á lo profundo del valle de Ventamalo por una senda tortuosa, aunque de piso suave de arcilla, en la cual no hay señal ninguna que haga sospechar el paso de la vía.

Más allá del valle de Ventamalo tuerce el camino de pronto hacia el E. por un estrecho collado, al salir del cual aparecen de improviso el valle y la ladera N. del cerro sobre que se asientan las ruinas de Termancia, divisándose á lo lejos, para dar vuelta al E., el venerado santuario de Nuestra Señora de Tiermes.

Topografía del sitio y sus inmediaciones.-Por lo que á la vista aparece, la población de Termancia estaba situada en un altozano parecido al de Numancia, pero más elevado y rodeado de mayores alturas y más profundos valles. De pendiente muy suave por la parte del N. y del E., pero cortado y escalonado por la parte del O. y del S., en que aparece al descubierto la roca arenisca blanda que constituye el núcleo del cerro, le rodean al N. la altura de Carratiermes, del pueblo de Carrascosa de Arriba; al E. el cerro de los Castros, de Carrascosa también, y el de Mirón de Valderromán; al S. la Mata del valle de Manzanares y el cerro Bordega, de Sotillos; al SO. la Mata de Pedro y al O. las lomas otra vez de Carrascosa. Detrás del cerro Bordega y la Mata de Pedro está la fría montaña del Pico de Grado, de las que son estribaciones estos cerros, y su nombre es el de Sierra Pelada por este punto, donde se halla el mojón que señala á la vez los límites de las provincias de Soria, Segovia y Guadalajara.

Entre el cerro de Termancia y las alturas del S. hay un pintoresco valle por medio del cual corre el arroyo Pedro, que se une, antes que vuelva hacia el E., con el río Manzanares, de pequeño caudal, pero de corriente constante, el cual, siguiendo después hacia el N., pasa por debajo de las casas de Carrascosa de   —454→   Arriba á los 3 km. y sigue con tortuoso curso por las Hoces de arriba y de abajo hasta morir á las 5 leguas en el caudaloso Duero.

Entre los numerosos cerros que rodean el sitio de Termancia, hay estrechas cañadas y angostos collados, algunos de muy difícil paso y todos útiles para la defensa en caso de guerra. El río Manzanares, apenas sale del término de Carrascosa, penetra por estrechos desfiladeros de montañas imposibles de atravesar, como no sea en el verano y á pie hasta la Hoz de arriba, legua y media más abajo del sitio de Termancia. Estos sitios convienen en un todo con lo que de ellos se cuenta en las historias de las guerras celtibéricas. En los collados de Valderromán, á tres cuartos de legua de Termancia, hay encinas tan corpulentas y seculares que debieron ser testigos de aquella triple derrota que los termestinos hicieron sufrir en un mismo día al cónsul Quinto Pompeyo, cuando éste, desesperado de no conseguir nada en la guerra de Numancia, les atacó para animar á sus soldados con un triunfo, prometiéndoselo allí como empresa más fácil. En los desfiladeros de las Hoces, llenos de precipicios ocultos por la espesura de los matorrales, debió ser donde luego se despeñó la caballería del cónsul, pasando la infantería toda una noche sobre las armas sin que les dejara el miedo moverse del sitio. El examen del terreno viene, después de veinte siglos, á confirmar la exactitud de los historiadores que nos dejaron las narraciones de aquellos acontecimientos. Pero basta ya de antecedentes y vengamos al asunto principal que es el examen de las ruinas de Termancia.

Termancia alta ó primitiva Termes.-Preciso es traer á la memoria algunos otros sucesos, para estudiar sobre el terreno las ruinas de Termancia.

Dícese en las historias que cuando al fin y al cabo los romanos vencieron á los valientes termestinos, les obligaron á abandonar la población y establecerse en otro lugar; por manera que el primer punto que se ofrece es determinar el sitio de la primitiva Termes celtíbera, y el de la segunda ó Termancia romana. Aunque en Pedro, no lejos al SO., hay muchos restos de población romana, y hacia el E. se halla el pueblo de Valderromán, á distancia de unos 4 km., como ya queda dicho, no   —455→   cabe duda alguna de que la primitiva Termes estuvo sobre el cerro en cuya falda se alza hoy la ermita de Nuestra Señora de su nombre. La extensión de su cima es como la de Numancia, capaz de contener un numeroso vecindario; en toda ella se encuentran restos de tejas planas, pesas, ladrillos gruesos como en todos los despoblados semejantes, y aún parece haber por la parte del E. y del N. cimientos de una muralla, que por su poco espesor y carencia de argamasa da motivo á pensar si será verdaderamente tal, ó un muro de sostenimiento construído después al borde de la cima para cerrar las heredades que en ella se cultivan. Todo hace suponer que cuando el cónsul Didio mandó á los termestinos que se trasladaran á otras ciudades, y los que tal no hiciesen que abandonaran sus moradas y edificaran otras en punto que no fuera susceptible de fortificarse, estos no cambiaron sus domicilios sino desde los barrios altos á los bajos, desde la cima al llano.

Como quiera que sea, lo primero que llama la atención es que la población alta, sin duda para mejor defensa, no tenía su entrada por la parte N. ni la del E., que eran las de más suave pendiente, sino precisamente por aquella del O. en que comienza el corte vertical y escalonado de la roca del cerro. Para facilitar la subida donde la pendiente es muy grande y no puede salvarse por medio de un rodeo, se ven perfectamente marcados varios trozos de escalinata hechos á pico, sin más deterioro que el de las aristas de los escalones matadas por las aguas ó por el uso continuado.

Desde la última huella de la primera de estas escalinatas, que se encuentran á los dos tercios de la altura del cerro, se llega á pie llano, dejando la subida para inclinarse hacia el S. por un ancho saliente, que aunque de difícil y peligroso paso por estar cubierto de musgo, es practicable, y llega hasta cerca del punto en que el cerro da vuelta para mirar al Mediodía. Por este saliente se penetra en tres concavidades que á primera vista parecen cuevas naturales; pero examinadas despacio se ve que son galerías labradas á mano, por su techumbre en arco perfecto y sus costados paralelos á plomo. La extensión de estas galerías no puede determinarse á causa de las tierras que las obstruyen,   —456→   introducidas por algunas grietas de la roca, y de las malezas que se crían en ellas.

Al SO., donde termina este saliente y el corte vertical de la roca, se inclina esta hacia el llano formando un ángulo de 45º con la horizontal. En esa como arista inclinada del cerro, hay un camino cubierto con sus muros laterales y su escalinata interrumpida por algunos descansos ó rellanos, la cual facilita la subida hasta la misma cima, donde debió haber una segunda entrada á la primitiva Termes ó población alta. Al volver de esta arista para mirar completamente al Mediodía, presenta el cerro otra vez su corte vertical y su mayor altura en un gran recodo que hace en ángulo recto, y continúa en adelante con la misma inclinación de 45º y con el escalonado, que sucesivamente van disminuyendo hasta revolver hacia el E., donde, como al principio se dijo, la ladera es ya llana y de suave pendiente.

Termancia romana.-Los romanos destruyeron por completo la primitiva Termes para impedir que otra vez se pusiera en condiciones de defensa, ó más bien redujeron sus habitantes á un corto número, como parecen indicarlo los restos que en la cima se encuentran de población romana. A los demás les obligaron á establecerse en el llano, donde el crecimiento de vecindario no pudiera inspirar recelos á la República. Fuera por la riqueza de su suelo entonces, la cual no podía consistir, á juzgar por lo que hoy se ve, mas que en los ganados, los montes y las minas, ó por otra causa, lo cierto es que la nueva ciudad ó barrio creció notablemente en vecindario y llegó á ser una población floreciente en el imperio.

Señales evidentes de este crecimiento se ven en lo restante de las ruinas que aparecen en la falda del S. y en el llano del valle, comenzando por la gran galería que los naturales llaman cañón, de construcción ya más esmerada que las tres galerías citadas antes en la Termes alta.

Como á 3 m. del suelo, en la izquierda de esta ladera del S., se encuentra la entrada de dicha galería, determinada por un espacioso corredor excavado en la piedra que llega hasta un recodo, y allí se ve la boca ó verdadera entrada. Semejante en un todo á   —457→   un pequeño túnel abierto con el mayor arte á escuadra, plomo y nivel, y suficientemente capaz para dar paso cómodo á una y aun á dos personas, tiene sus claraboyas anchas y circulares que, revestidas interiormente de sillares perfectamente labrados, le dan luz y ventilación. Su extensión es de más de 200 m., á juzgar por el número de claraboyas que aparecen á distancias iguales de unos 60.

Creíase por los del país que esta galería era un camino subterráneo que conducía á la plaza de armas del castillo, de que luego hablaremos, donde, dicho sea de paso, juzgaban que había encerrados inmensos tesoros, por lo que á muchos inquietaba la idea de explorarla emprendiendo la obra de la limpia, pues á los pocos metros estaba obstruída por las tierras y piedras de que se hallaban cegadas las claraboyas. Pero las personas ilustradas, conocedoras de aquellos sitios, juzgaban de otra manera y estaban más en lo cierto. Creían que aquello era un acueducto por el que en otro tiempo se habían conducido á la antigua población las aguas del arroyo Pedro. Poseídos, sin embargo, de la vulgar preocupación, unos vecinos de Berlanga de Duero emprendieron este invierno la exploración en busca de los supuestos tesoros, comenzando, para no hacer gastos inútiles, por averiguar la dirección, descubriendo las bocas de las claraboyas ocultas, cuyos puntos determinaban con precisión, midiendo la distancia igual á que con razón se suponían situadas todas, y siguiendo el rumbo que marcaban sucesivamente las dos últimas según se iban descubriendo. Cuando esta operación fué concluída, se vió que la galería, lejos de conducir al alcázar, venía á terminar á flor de tierra muy lejos de él, con evidentes señales de haber sido una obra destinada exclusivamente á la conducción de aguas. Para más evidencia ó demostración de esta hipótesis, vense aún no lejos del nacimiento del arroyo Pedro los restos de un encaño que se pierde al poco trecho, pero que, por la altura del nivel á que se encuentra y por la dirección, pudo ser muy bien el principio del acueducto.

Construcciones en la roca.-Otras construcciones más extrañas se ven en la misma falda del S., á contar desde la entrada del acueducto hasta la revuelta del E. En las cortaduras verticales   —458→   hay multitud de agujeros ó mechinales abiertos á pico como para servir de apoyo á las tirantes de otras tantas techumbres, y en los salientes escalonados del risco, varias escalinatas hechas á escuadra y nivel como las de que hablamos al principio. Si por una parte los mechinales y todas las concavidades, aunque hechas á plomo y escuadra, son tan rudas y toscas que parecen pertenecer á una época primitiva, por otra las escalinatas que conducen de uno á otro saliente, ó mejor dicho bancal, son tan regulares y perfectas, que revelan un período de mayor civilización y cultura. Entre estas escalinatas y concavidades, que semejan restos de viviendas, hay grandes espacios intermedios en que no se ve la mano del hombre, y las escalinatas son incompletas, sin que lleguen del todo de uno á otro bancal ó descanso. Esto no se explica sino suponiendo que aquello eran habitaciones humildísimas: escalonada por multitud de bancos y salientes la roca, donde quiera que se ofrecía una pequeña meseta, allí la clase pobre excavaba en la piedra y hacía su vivienda en forma de cueva, y donde la meseta estaba al pie de un corte vertical de la roca abría los agujeros para apoyar los maderos y construir su morada á manera de cobertizo. Una vez construídas estas sencillas viviendas, facilitaban el acceso á ellas por medio de las escalinatas; pero suspendiéndolas en el momento en que la subida ó descenso, aunque no muy cómodos, fueran posibles por el terreno natural.

Entre la falda y el llano se ven otras construcciones, á las cuales pudiéramos dar el nombre de mixtas y atribuirlas á la clase media. Desmontada la roca á trechos de 5 ó 6 m. en cuadro hasta el suelo, resultaba el muro posterior, y á veces una parte ó el todo de los dos laterales, de manera que, cerrado lo restante con obra de fábrica, quedaba el edificio completo. El aspecto de algunas es hoy el mismo que presentaría una vivienda en que se vieran solamente los tres muros interiores sin fachada, como si por algún accidente la techumbre y los pisos hubieran venido al suelo.

Estas eran ya viviendas más lujosas que las primeras, pues se ven en muchas de ellas aún los cimientos de la fachada formados por grandes piedras sillares perfectamente labradas. En una descubierta   —459→   hace dos años había un pavimento de grandes baldosas de mármol de color de ocre, pulimentadas por la parte superior, y las paredes estaban revestidas de una capa de yeso con pinturas de adorno y figura, restos que se ven aún entre los escombros, pero reducidos á pequeños fragmentos, porque el labrador que la descubrió lo deshizo todo, en despecho de no haber encontrado una olla de dinero ó algún objeto de plata ú oro.

En el fondo de algunas de estas construcciones hay al nivel del suelo una pequeña cueva de 4 m. de anchura y 2 de profundidad con 1m,50 de altura.

Las dimensiones de estas obras varían considerablemente así como también varían la magnitud de los agujeros, siendo los mayores de forma cuadrada de 0m,40 de lado por 0m,27 de profundidad. Otros agujeros grandes, que tienen la forma de hornacinas, miden 0m,68 de altura, 0m,30 de anchura y 0m,23 de profundidad. Los pequeños tienen de altura 0m,10, de anchura 0m,08 y de profundidad 0m,10. La distancia de estos agujeros pequeños dentro de cada línea es de 0m,32, y la de una línea á otra de 0m,48.

Que las dimensiones varíen tiene fácil explicación por la configuración de la roca, diferente en cada punto; pero la variedad de los agujeros en anchura, profundidad, distancia de unos á otros, espesor de las líneas y multitud de ellos en algunas, es lo que hace dudar y pone en confusión á cualquiera. La mayor parte parecen haber sido viviendas, porque los mechinales están á las distancias convenientes para la colocación de los tirantes y de los pisos, sin que sea obstáculo para ello su poca elevación sobre el suelo, porque este se halla cubierto por los escombros en más de un metro, como se comprueba buscando los cimientos; pero en cuanto á las que están salpicadas de agujeros, es difícil adivinar cuál pudiera ser su destino. Algunos creen que todas fueron columbarios para la colocación de los vasos cinerarios; pero esto no es creible, porque entonces sería necesario suponer que toda la falda del cerro había sido una vasta necrópolis, sin contar con que los enterramientos se encuentran en otra parte, como más adelante veremos. Sospecho que estas construcciones con suelos horizontales á poca distancia unos de otros, que no podían ser viviendas, fueron depósitos de frutos secos, levantados en alto para preservarlos   —460→   de la humedad, como los horrea sublimia de los latinos.

Los silos.-Diferentes en un todo de las anteriores son otras construcciones hechas también sobre la piedra, y que para no confundirla con aquellas designamos como silos, y están en aquel punto en que termina la falda del cerro y comienza lo llano del valle. Represéntalas en planta la figura adjunta:

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El número 1 es una pieza rectangular de 6 m. de longitud por 4 de anchura, cuyas paredes interiores miden 1 m. de altura en los ángulos a y b y van disminuyendo hasta terminar en 0 en los c y d. El 4 y el 5 son dos escalinatas por las cuales se desciende á las piezas 2 y 3 que están 1 m. y 1m,50 más bajas que la anterior respectivamente. Los números 7 y 9 señalan las entradas de estas dos piezas á las que conduce la escalinata núm. 4, y el núm. 10 es otra segunda entrada de la pieza núm. 3 á que conduce la escalinata núm. 5. El número 6 es un pasillo ó descanso en   —461→   que termina la escalinata núm. 4, desde el cual se entra á piso llano en la pieza núm. 3 por la puerta número 9, á diferencia de la entrada de la pieza núm. 2, que está en la misma pendiente de la escalinata. La pieza número 3 y la escalinata núm. 5 están cubiertas con la misma roca y la pieza además abierta por el costado O. que es por donde recibe más luz. Por último, todas las piezas están á nivel del suelo por la parte del N. y del E., puntos por donde se llega al borde de sus muros interiores á pie llano; mas por la parte del O. y del S. la elevación de los pisos más bajos llega á 2 y 3 m. sobre el terreno.

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La figura anterior es la planta de una pieza cubierta y cerrada por todos sus lados menos por el de la entrada (núm. 1), que tiene la forma de arco muy rebajado. Su suelo está al nivel del terreno pero libre de la humedad por la fácil salida que tendrían las aguas aunque la roca no fuera impermeable. En el fondo (número 2) se prolonga la pieza en forma de galería baja hasta más de 2 m. en que se halla obstruída por un hundimiento reciente del terreno. Conócese esto en que por fuera se ve la depresión correspondiente agrietada y en ella nacida la planta del trigo sembrado en el otoño inmediato, cuando el terreno estaba llano, y por lo tanto, antes del hundimiento. Los números 3, 4, 5 y 6,   —462→   son unas hornacinas que miden 0m,70 de anchura por 0m,95 de altura y 0m,40 de profundidad.

Qué puedan haber sido estas dos construcciones no es fácil determinarlo, por más que provisionalmente las hayamos clasificado como graneros ó silos. Lo mismo pudieran ser viviendas humanas y tal vez la segunda un enterramiento por la galería del fondo y las cuatro hornacinas, pero como según queda dicho los enterramientos se ven más señaladamente en otro punto distante, preciso será dejar la cuestion para quien más sepa. Como conjetura solo nos atrevemos á indicar que serían depósitos de caldos, como vinos ó aceites, que hay que mantener frescos para que duren.

El Coliseo.-Ya en el fondo del valle debieron construirse los edificios propiamente dichos de la Termancia del imperio, los cuales han desaparecido por completo quedando solamente los cimientos de algunos bajo el subsuelo de las tierras de labor, de manera que á no hacer grandes excavaciones, no podría determinarse hasta dónde se extendía la población. Sin embargo, no cabe duda que esta debía ocupar un grande espacio, porque á unos 100 m. de la ladera se alzan las ruinas de un edificio que revela la importancia que debió alcanzar esta ciudad y su estado floreciente en algún tiempo. Mirada por la parte interior, se divisan en segundo término las frondosas arboledas que crecen en las márgenes del río Manzanares y la Sierra Pelada con los cerros Bordega, Mata de Pedro y Mirón; visto por fuera se destacan sus ruinas sobre la ladera del cerro de Termancia y aparecen otra vez las cortaduras de la roca y las construcciones extrañas hechas á pico, de que se habló antes.

Por lo que á la vista aparece, este edificio público debió ser, en pequeño, un anfiteatro, aunque hay para ello la dificultad de que cavando un poco, se ve que el pavimento está cubierto de mosáico. Los trozos de muros venidos al suelo y el mogote que queda en pie marcan la figura oval del edificio y la construcción en arcos continuados abiertos de estos muros. En las excavaciones hechas este invierno se han descubierto, encima del mosáico que forma el pavimento, muchas piedras sillares, de las que no se puede asegurar si estarán puestas allí desde un principio ó serán   —463→   caídas de las paredes; pero lo primero es más probable, porque las que se ven están perfectamente alineadas, horizontales y unidas. Si se hicieran algunas excavaciones, podría salirse de la duda y averiguar el verdadero destino del edificio, porque de las hechas hasta ahora se deduce que el pavimento y los muros hasta un metro de altura deben estar intactos. Su figura es, como se ha dicho, oval, y el diámetro mayor, medido interiormente, llega á 45 m. Tal vez se construyera la obra como verdadero anfiteatro, y vista la facilidad de cubrirlo por su pequeño diámetro interior, se dedicara más tarde á otro uso que exigiera un suelo firme y limpio, por ejemplo, un Odeum destinado á asambleas judiciales.

No lejos de estas ruinas, y en dirección á ellas, viene á salir por la parte del NO. la galería ó acueducto de que en otro párrafo se habló, que se juzgaba con fundamento haber sido construído para abastecer la población con las aguas del río Pedro. Si la Termancia del imperio se extendía, como parece, por todo el llano del valle, desde aquí podían correr las aguas en todas direcciones, y la población estar surtida de este artículo de primera necesidad, lo mismo que hoy lo están nuestras capitales.

La fortaleza.-Otra vez en la falda del cerro, y donde este da vuelta para mirar al Saliente, se ve en pie una gran parte de lo que debió ser la fortaleza de Termancia. Sus restos son dos muros que, formando ángulo recto, se levantan en su arista á la altura de 5 m. sobre la mitad de la ladera, y van á terminar casi á nivel del suelo en la cima del cerro. Su espesor es de 2 m., y su construcción de cal y canto, con la particularidad de que el relleno entre los dos paramentos del muro no es de hormigón menudo como en otras murallas, sino de mampuestos, tan grandes algunos como los del revestimiento. En el centro del lienzo que mira al E. hay, al nivel del suelo, un pequeño boquete, como si por aquella parte se hubiera empezado á desmontar intencionadamente la muralla, y encima de este boquete otro muy parecido. Por ellos se penetra en dos galerías colocadas una encima de la otra, las cuales siguen los contornos interiores del muro. Explorando con una luz la galería inferior, que es la más practicable, se recorren á pie llano unos 60 m., más allá de los cuales   —464→   no se puede pasar, porque la luz se apaga y la respiración se hace difícil, no porque la galería llegue aun á su fin. Las dos galerías están revestidas, como la muralla, de cal y canto, con sus techumbres abovedada la una y de losas planas la otra. Compréndese, por fin, que estas daban completa vuelta á los cuatro lados de la fortaleza, cuya figura era un cuadrado de 40 m. de lado.

Los enterramientos.-Descendiendo de la falda, ó más bien caminando hacia el E., porque la pendiente es cada vez más suave, se llega á los 200 metros á la ermita de Nuestra Señora, y otros 150 más allá al verdadero sitio de los enterramientos. De sepulcros están todos aquellos alrededores llenos, encontrándose á cada paso de uno en uno, de dos en dos y hasta de cuatro en cuatro, según lo permiten la extensión y configuración de los bancos de piedra en que están abiertos. Unos son de 6 piés de longitud como para personas mayores, y otros más pequeños como para niños.

En el corte vertical de otro banco de roca más alto, hay unas excavaciones hechas á distancias iguales de 0m,69 de distancia entre sí, y 1m,22 de altura sobre el suelo. La altura de los huecos es de 1m,45, la anchura de 0m,38 y la profundidad de 0m,25. Por la parte superior están todos abiertos y se enlazan unos con otros, quedando, por lo tanto, salientes los intermedios. En otro banco semejante los huecos varían un poco en dimensiones, por estar acomodados sin duda á la configuración de la roca. La altura es en unos de 1m,84, la anchura 0m,30 y la profundidad 0m,30; al paso que en otros las dimensiones son 1m,50, 0m,30 y 0m,35 respectivamente.

Volviendo á los sepulcros, obsérvase que todos están sin cubierta y rellenos de tierra, pero vacíos de restos humanos; mas lo que principalmente llama la atención es su poca profundidad, la cual no excede de 15 á 20 cm. Esto no se explica sino suponiendo que los cadáveres, una vez colocados en aquellas especies de cajas de piedra, se cubrían con tapas de piedra ahuecadas por debajo, y utilizadas después como sillares por los vecinos de los pueblos inmediatos.

La ermita.-Hechas todas las observaciones que preceden, fijé   —465→   mi atención en la ermita de Nuestra Señora de Tiermes, por ver si de su examen podía conseguir más luz sobre el asunto. El templo es del siglo XIII, con el ábside abovedado; pero sin más techumbre que la teja vana en lo restante. La portada es también característica de esta época, con sus arcos de medio punto concéntricos y las columnas embebidas muy bajas, con preciosos capiteles y sin pedestales. Para llegar al pavimento hay que descender del umbral tres escalones, y á la parte de afuera se ostenta un precioso pórtico.

Los antecedentes que hay sobre este santuario son que en algún tiempo tuvo pila bautismal, hasta que despoblado el lugar, que tal vez existiera durante toda la Edad Media, sus términos se agregaron al distrito municipal de Montejo de Liceras y la feligresía á la parroquia de Manzanares, quedando como recuerdo en pie la iglesia, que desde entonces descendió á la categoría de ermita. El día 15 de Mayo se celebra todos los años en ella una función religiosa, á la cual asisten en romería gran número de personas de los pueblos inmediatos. Lo espacioso del templo y la magnificencia del pórtico revelan que este pueblo fué de alguna importancia, y no lejos de allí se han visto descubiertos por las aguas algunos enterramientos que no deben confundirse con los de Termancia por el estado de conservación de sus restos, los cuales atestiguan la verdad de esta memoria.

En lo interior del referido pórtico, y sobre el arco central, hay una hornacina con tres estatuas sin cabeza, perfectamente talladas, con unos pergaminos pendientes de las manos que tienen grabadas leyendas cristianas. Una de ellas dice: Date et dabitur vobis; y otra, después de la inscripción, tiene esculpida la cifra MCCXX, fecha, á no dudarlo, del año en que se construyó el pórtico.

Ninguna luz pues da, propiamente hablando, para el estudio de las ruinas de Termancia el examen de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes, como no sea la memoria que de la existencia de esta antigua ciudad nos conserva su nombre.

Antigüedades diversas.-Dada una idea general de la topografía del sitio y de las ruinas de Termancia, digamos algo de sus antigüedades, propiamente dichas, ó sean las monedas, lápidas   —466→   sepulcrales, inscripciones y demás objetos pequeños encontrados entre sus escombros.

Hasta hace pocos años apenas se tenía más noticia de estas ruinas que las que dió Ambrosio de Morales, ni nadie hacía caso de las monedas y piedras grabadas que con frecuencia se encontraban, como no fueran algunos aficionados de la inmediata villa del Burgo de Osma, que recogían estos objetos, ya para utilizarlos como piezas de algún aderezo, ya para enriquecer sus particulares colecciones. Mas despertada la afición á las antigüedades, un mercader ambulante del inmediato pueblo de La Morcuera dió en recoger cuantos objetos se le presentaban á mano y llevarlos á un anticuario de Segovia, á quien se los vendía con alguna ganancia. Un día un labrador, al remover una piedra en que tropezó su arado, halló debajo de ella dos pateras de plata que pesaban entrambas muy cerca de un kilogramo, y el comerciante dió por ellas lo que valían en peso. Cundió luego la voz de que el anticuario de Segovia había ganado en ellas 6.000 rs., y desde aquel momento todos los labradores dieron en guardar cuanto encontraban por si el comerciante les ofrecía algún dinero.

Las pateras eran, al decir de los que las tuvieron en sus manos, objetos de algún mérito, de figura de conos truncados, y en sus asas ó mangos había unos bajos relieves en que se representaban, á contar desde el punto de unión con las piezas, las figuras siguientes, iguales en ambas: Primeramente, una cara mofletuda, coronada de pámpanos; luego, un carro triunfal cuyas ruedas no se alcanzaban á ver; en medio de este carro se alzaba una figura, que parecía ser la de un sátiro; por debajo del carro, una figura humana, de cuya frente salía un cuerno de macho cabrío; después un animal pequeño, semejante á una cabra recostada sobre una parra, y por último, una figura semejante á la primera; todo ello propio de un triunfo de Baco.

Con el hallazgo de las pateras renació la creencia de que en las ruinas de Termancia había enterrados grandes tesoros, y, por si era ó no verdad, los vecinos de Berlanga, de que ya en otro lugar queda hecha mención, á la vez que buscaban por aquellas inmediaciones el filón de una mina de plata, emprendieron la exploración de la gran galería, según queda dicho, obra que abandonaron   —467→   en el momento en que se convencieron de que aquello era un acueducto que de ningún modo conducía á la supuesta plaza de armas ni á los soñados tesoros. Otros vecinos del pueblo de Sotillos, dueños de las tierras de labor asentadas en el cerro, emprendieron también la rebusca de objetos con tan buena suerte, que al poco tiempo encontraron 108 monedas, de las cuales 11 eran de oro y las restantes de plata. Despertóse con esto de tal modo la codicia de los naturales, que todos, hasta el viejo santero de Nuestra Señora de Tiermes, se dieron á arañar la tierra sin dejar un palmo. Otro nuevo hallazgo alentó más y más en su afán de cavar á los pobres labriegos, y fué el de 11 anillos de oro, de los cuales algunos tenían engastadas preciosas piedras grabadas. Pero en esto se acabaron todos los tesoros, porque en adelante ya no se encontraron más que pedazos de hierro oxidado, fragmentos de ladrillo y de teja, pesas y vasos de barro rotos.

Fortuna ha sido que estos labradores, atentos nada más que á buscar las monedas y los objetos de plata ú oro, faltos de inteligencia y de fuerzas, no hayan tenido constancia para continuar las excavaciones ni para remover las grandes piedras sillares que á cada paso se encuentran, porque así permanecerán enterrados y se conservarán intactos, hasta que vengan otros tiempos mejores, los pavimentos y cimientos de muchos edificios que, como el Coliseo, se estimarán en más que las pateras y monedas. De otro modo, este invierno pasado hubieran acabado para siempre las ruinas de Termancia, porque aquellas buenas gentes no dejaban piedra sobre piedra y destruían todo cuanto encontraban á su paso, como no fuera un objeto de plata ú oro.

Las monedas que logré tener en mis manos, sacando de las mejor conservadas fieles calcos de plomo, todas eran romanas, de la época del imperio, y no tienen más significación que la de confirmar la existencia de la Termancia romana.

Los anillos eran más raros, sobre todo dos de ellos, en cuyas piedras se veían grabadas dos significativas leyendas. La del uno decía así: Palma tua est, y tenía al principio una figura parecida, aunque imperfecta, á una palma ó candelabro. La leyenda del segundo estaba cifrada y dispuestas las letras así: imagen   —468→   lo que podía interpretarse: Beata sis. Ambas leyendas parecen cristianas, y prolongan mucho la existencia de nuestra ciudad. Todas las demás antigüedades descubiertas carecen de importancia, como no sea una lápida sepulcral, de la que trataremos en sección aparte.

La inscripción de Carrascosa.-En efecto, más interés que todas las antigüedades anteriormente descritas ofrecía y aun ofrece una lápida sepulcral con inscripción que encontró un vecino de Carrascosa abriendo una cantera y colocó en la fachada de su casa.

Se colocó la piedra dividida en dos pedazos de alto á bajo. El de la inscripción sirve de dintel en una de las ventanas, y el de la flor que adornaba la lápida por la cara opuesta á la inscripción está colocado al lado de la puerta á manera de escudo nobiliario. Los trozos de la piedra son iguales y corresponden uno á otro por sus caras posteriores, que son las de la sección, aunque á la vista no parecen tales por efecto de la perspectiva.

Antes de colocar la piedra en la pared como hoy se ve, el ilustrado párroco de Montejo y el maestro de niños de Carrascosa tuvieron la previsión de copiar como pudieron la inscripción dibujando fielmente las letras, pero sin distinción de renglones, por lo cual la interpretación era más difícil. Sin embargo, esta copia fué de la mayor oportunidad, y gracias á ella puede restaurarse la inscripción, porque los albañiles, al colocar la piedra por dintel, como les viniera ancha y no quedara espacio suficiente, después de presentada, para la ventana de encima, quitaron á golpe de martillo toda una cenefa con las tres primeras letras de cada renglón, además de una saltadura que hay en el tercero y que ya aparece en la copia antes dicha.

La inscripción restaurada dice así:

  —469→  

imagen

Que quiere decir:

Á Lucio Pompeyo Plácido Agilión, de la tribu Galeria, de 19 años. Pompeyo Cántabro y Emilia Nape lo hicieron para su hijo piadosísimo y para sí mismos.



El sobrenombre de Agilión es conocido en la epigrafía española, lo mismo que el de Pompeyo Cántabro. El de Nape es griego y significa valle silvoso.

Un trozo de inscripción, que pudo tener más importancia á hallarse completa, se encontró también en el invierno pasado en una piedra que el gobernador de la provincia recogió en el mes de Junio en un viaje que hizo á la villa del Burgo de Osma, en donde se la presentaron con otros objetos como regalo510.

Lo que de ella se conserva dice:

imagen

que significa:

Á Gneo (ó Gayo) Julio hijo de....
de la tribu........ Pompeyano
Prefecto de la cohorte....
tribuno militar de la legión...
.......................................................



  —470→  

Caracena.- Hechos estos imperfectos estudios, pasé al pueblo de Caracena con el fin de completarlos con el examen de sus antigüedades, por si tenían relación con las de Termancia.

Conocidos son los antecedentes de esta población, en otro tiempo villa con jurisdicción sobre 14 aldeas pertenecientes, con el título de Marquesado, á los duques de Uceda, hoy de los de Rivas. Sus monumentos principales son una de sus dos iglesias, la de Santa María, y el castillo.

La iglesia pertenece al siglo XIII y es de esmerada construcción; pero lo que más llama la atención en ella es el pórtico, parecido al de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes, sobre todo en los capiteles de las columnas, cuyos bajos relieves representan los mismos asuntos. Una particularidad más ofrece, sin embargo, el pórtico de la iglesia de Caracena, y es el que las columnas de uno de los pilares del arco central son retorcidas.

El castillo está situado en una espaciosa meseta que domina la población por la parte del O. y se conserva tal como se construyó, sin más deterioros que la falta de techumbres y los derrumbamientos consiguientes á su completo abandono. Los vecinos de Caracena, por tener sin duda á mano abundantes canteras en sitios menos inaccesibles, no han arrancado para sus construcciones más que las piedras sillares de las dos puertas del castillo y reducto, contra lo que suele suceder con obras semejantes, que lentamente se van desmontando para la construcción de nuevos edificios. Lo demás todo se conserva en pie: muros, torre, tambores, almenas y aljibes, como queda dicho. Recorrido en toda su extensión interior y exteriormente no se encuentra ni una fecha, ni una inscripción que revelen, como en Gormaz y en San Esteban de Gormaz, el origen romano de la población ni el moderno del castillo.

Delante de la puerta principal se extiende la mesa llana de la montaña: á la parte del N. se presenta un precipicio al río, desde el cual la altura del castillo aparece inmensa; y por la del S., como por la del E., terminada la llanura, hay una ladera de rápida pendiente faldeada por la muralla, que desciende del castillo hasta llegar á la población, situada sobre el río á la salida del desfiladero del N., que forma el precipicio. En la explanada del E.   —471→   del castillo, destinada á la labor, hay muchos enterramientos en los cuales suelen descubrirse los esqueletos completos con algunas monedas y hierros de lanza con su cubo para acomodarlos en el asta. A la sazón en que yo hice esta visita no había en todo el pueblo ni una de estas monedas ni uno de estos hierros de lanza por donde poder averiguar algo relativo á los enterramientos. Los que todo esto me contaron solamente pudieron añadir una noticia rara, y es que los esqueletos están encajonados de manera que el cráneo de cada uno aparece colocado entre los dos huesos del fémur del otro, lo que indica una gran mortandad en que los cadáveres hubieron de enterrarse de este modo para aprovechar el terreno. Por lo demás, el castillo y la muralla no tienen carácter ninguno de antigüedad clásica.

Soria 25 de Agosto de 1887.

Nicolás Rabal.






ArribaAbajoII. D. Lázaro Díaz del Valle y de la Puerta

Apena verdaderamente el ánimo la consideración de que se halle completamente preterida la memoria de varones ilustres que consagraron su vida entera al engrandecimiento y esplendor de la patria. Los servicios merecen siempre recompensa; ¿y qué otra puede otorgarse á los que han dejado ya de existir en pago de los suyos que la publicidad? El olvido arguye indiferencia, tal vez desprecio; y tanto lo uno como lo otro es altamente censurable y hasta punible en aquel á quien con razón pueda imputarse. Y cuenta que el reo de esta falta ó delito no es la colectividad que, no siendo persona jurídica, no es susceptible de responsabilidad alguna, sino el individuo ó individuos que de intento ó al acaso han logrado adquirir noticias que honran el nombre de los que fueron; porque debe tenerse entendido que la publicidad   —472→   es pensión que grava á todo conocimiento útil. El que posea, pues, noticias que sirvan para desagraviar la memoria de alguno con quien se haya cometido la iniquidad denunciada, tiene el deber ineludible de publicarlas, y al cumplirlo, sin perder la propia personalidad, asume la de la patria, cuyo mandatario se constituye; pues, á la patria, dueña como es del alto dominio, corresponden aquellas de pleno derecho. Hé aquí cómo la sociedad paga la deuda de gratitud y justicia que tiene para con sus hijos beneméritos. No queriendo nosotros hacernos solidarios de la falta que reprendemos, ya que hemos podido reunir algunos datos, honrosos por extremo, al insigne patricio cuyo nombre sirve de epígrafe, evoquemos, siquiera sea por breves momentos, su grato recuerdo.

D. Lázaro Díaz del Valle y de la Puerta, hijo legítimo de los Sres. D. Bartolomé el Viejo y doña María, nació en la ciudad de León, en uno de los primeros días de Abril del año 1606, pues del acta de su bautismo resulta haber recibido este sacramento en la parroquia de San Martín, de mano del rector de la misma, maestro Rojas Serrano, el día 3 de dicho mes. Fué D. Bartolomé mayordomo de propios de la ciudad511, destino que, según los estatutos municipales, no podía conferirse si no á persona que reuniese las condiciones de honradez y arraigo indispensables en todo aquel que haya de manejar los caudales de la República. Tuvo D. Lázaro tres hermanas, doña Melchora, de estado honesto, que falleció antes que él; doña Jacinta, religiosa en el monasterio de Santa María de Carvajal de León, y doña Paula, viuda, vecina de León, madre de doña Paula Fernández del Valle, casada con D. Fernando de Olivera Madrid y Santistevan, señor del mayorazgo de Quintana de Raneros y vecino de León. Gerardo Ernesto de Franckenau (D. Juan Lúcas Cortés), en su Bibliotheca Hispánica Histórico-Genealógica Heráldica, le da el apellido Quiñones, quizá engañado por relaciones de afinidad que pudiera tener con esta renombrada familia; porque parece indudable   —473→   que por consanguinidad no le correspondía; pero aun sin esto, á juzgar por la ascendencia y entronques de los Valle, por el título honorífico Doña que se da á su madre y hermanas en documentos oficiales, y por el enlace de su sobrina con persona de distinción, la familia de D. Lázaro era de las que constituían la primera nobleza de la ciudad512.

Del destino que tuvo, del estado que tomó, y de la índole de los escritos en que ejercitó su pluma, se deduce fácilmente cuáles fueron los estudios científicos, literarios y artísticos en que hubo de ocuparse D. Lázaro desde los primeros años de su juventud. Siendo de tierna edad pasó á la corte, al amparo y bajo la protección de dos tíos que desempeñaban oficios de la mayor confianza en el palacio de los Reyes, pues era el uno tesorero general de su majestad Felipe IV y contador de resultas, y el otro sumiller de la cava (hoy gentil hombre de la boca) de la infanta María Teresa, después reina de Francia. A este favor, y á la excelente voz con que le había dotado la naturaleza, pues él mismo dice en la dedicatoria de una de sus obras que «era caponcillo513 y tenía buena voz», debió ser admitido de alumno en el Colegio de la Real Capilla, donde estudió música, con tal aprovechamiento, que no tardó en obtener plaza de cantor, siendo después promovido al magisterio de la Real Capilla. La noticia de este último cargo no la debemos á D. Lázaro, que en su modestia jamás se tituló otra cosa que criado de su majestad en su Real Capilla y cronista general de estos reinos, como se lee en su testamento, sino al libro de Acuerdos del Monasterio de monjas de Santa María de Carvajal de León, del cual fué insigne bienhechor, donde se le llama expresamente cronista de su majestad y maestro de su Real Capilla.

En su juventud sirvió de paje á D. Diego de Guzmán; y después, de familiar á D. Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, uno y   —474→   otro patriarcas de las Indias, habiendo debido al último especial protección, que no otra cosa significa la expresión de gratitud usada por D. Lázaro, llamándose hechura de este alto dignatario eclesiástico. Franckenau dice que fué clérigo y capellán de altar del real convento de monjas descalzas de Madrid, y en el libro de Acuerdos del monasterio de Carbajal de León, poco há citado, se le da el título de licenciado, título con que en aquella época solían ser designados los clérigos. En su edad viril se consagró con ardor á lecturas históricas, estudio tan diferente, como él mismo dice, de la nobilísima y liberal arte de la cristiana música, su primera profesión; pero en el que, merced á su especial aptitud y continua aplicación, hizo notables progresos, atesorando rico caudal de noticias de toda especie. Las Cortes de Castilla y de León, que se celebraron desde 15 de Febrero de 1655 á 23 de Diciembre de 1658, proveyeron en D. Lázaro el cargo de cronista general de estos reinos, que á la sazón se hallaba vacante, movidas del ventajoso concepto que el público formara de los vastos conocimientos del insigne leonés en este ramo del saber.

No defraudó las esperanzas de los que le honraron con destino de tanto empeño, pues «escribió para el rey y otras personas obras genealógicas, políticas é históricas de gran estudio, adornadas del dibujo y divina poesía en romance y latín, y de otras nobles y liberales artes é ilustres ciencias de mucha curiosidad é importancia.» D. Luís de Salazar y Castro, en su Historia genealógica de la Casa de Lara, juzga ventajosamente á Díaz del Valle como genealogista, diciendo de sus obras que están «escritas con exactitud é inspiradas en el amor á la verdad.» No es menos favorable el juicio que acerca del mismo emite D. Gaspar Melchor de Jovellanos en carta á D. Juan Agustín Cean Bermúdez, fecha 2 de Agosto de 1795514, considerándole como aficionado al trato de las musas, pues le llama decente poeta; y con efecto, cantó en regulares sonetos la pericia de algunos pintores españoles, de los cuales trató íntimamente á todos los coetáneos con residencia en la corte, llevado de su natural inclinación á   —475→   esta bella arte, que bien puede asegurarse no tuvo en su tiempo más entusiasta apasionado; tanto, que se dedicó á su cultivo con no escaso éxito. Hé aquí lo que á este propósito dice D. Juan Agustín Cean Bermúdez en la siguiente nota al Prólogo de su Diccionario de los profesores de las bellas artes en España: «Este escritor, son sus palabras, fué cronista de los reinos de León y Castilla, y de muy extendidos conocimientos según el gusto de su tiempo: muy buen dibujante, pues se conservan de su mano un correcto dibujo á la pluma del rey D. Pelayo, muchos y buenos escudos de armas y adornos que hacía para sus empresas y árboles genealógicos: decente poeta, pues componía sonetos en loor de los artistas; y amigo de los que vivían entonces en el reino.» Estas noticias están tomadas casi á la letra de una carta, antes citada, de las que dirigió á Cean Bermúdez su amigo Jovellanos, siendo de sentir que este ilustrado hombre público no llegase á formar el artículo biográfico de D. Lázaro Díaz del Valle y de la Puerta, que ofrece al citado Cean para su Diccionario, en el cual cree tiene derecho á figurar el ilustre leonés, bien como pintor, pues dibujaba é iluminaba con perfección y hacía retratos á la pluma tan buenos que no sería justo negarle el nombre de artista, bien como colector de noticias para la historia de la pintura en España. Quiso llevar más allá de la tumba el aprecio y estimación que hacía de las artes del diseño, pues en su testamento dispone que se coloquen sobre su epitafio sepulcral, que debia estar en la pared, dos bellos cuadros, á saber: la Virgen María con el cadáver de su hijo Jesús en el regazo, y San Juan arrodillado, original de Antonio Arias Fernández, pintado en 1658, y la Resurrección de Lázaro, que lo es de D. Juan Antonio Escalante, en 1669.

Hasta qué punto amó á su patria, lo dice elocuentemente la siguiente cláusula de su testamento: «A la dicha ciudad de Leon, por el mucho amor y voluntad que la tengo y ser hijo della, la mando dos Libros que tengo escritos en pergamino y otro que es tercera parte que está empezado de la Historia de la Nobleza del reino de Leon y principado de Asturias ¿Se cumplió esta disposición testamentaria? Los libros legados aparecen en otras manos que las de la corporación municipal de León, y por eso   —476→   entendemos que no, sin que nos sea dado adivinar la causa de que haya quedado sin efecto en esta parte la última voluntad del testador.

Es autor, como ya dijimos, de varias obras históricas y genealógicas, de las cuales, por desgracia, ninguna hasta ahora ha visto la luz pública, y algunas quizá hayan perecido, siendo irreparable el daño que en la república de las letras ocasiona su pérdida. Las de que tenemos noticia son las siguientes:

1 Historia y nobleza del reino de León y principado de Asturias, tres partes, la última solo empezada, 3 volúmenes en vitela, folio, 1657-1669. El primero, que se compone de 229 hojas, con un mapa, árboles genealógicos, retratos, empresas y escudos de armas, perteneció á D. Luís de Paz Nieto y Silva, vecino de Salamanca, quien le vendió al colegio mayor de San Bartolomé de aquella Universidad; de aquí pasó á ser propiedad de D. Gaspar Melchor de Jovellanos, siendo en la actualidad una de las más preciadas joyas que se guardan en la selecta biblioteca fundada por este distinguido repúblico en la villa de Gijón, su patria. El segundo le poseía doña María de los Remedios, viuda de D. Domingo de Guzmán; y después obraba en poder de D. Juan de Guzmán, hijo del marqués de Almarza, de la misma vecindad, sin que se sepa cuál haya sido su suerte. Del tercero no se tiene más noticia que la que da su autor en la preinserta cláusula de su testamento515.

2 Nobleza en sangre y heróicas virtudes del rey nuestro señor Felipe IV, con iluminaciones, 1 vol. Estaba en poder de D. Pedro   —477→   Fernández del Campo, secretario de Estado de su Majestad, y encarga el autor en su testamento que se recoja y venda, invirtiendo su precio en obras pias.

3 Genealogía de la Casa de Toral, ó comentario de la ilustre familia de Guzmán, y principalmente de la rama de los marqueses de Toral, de donde derivan su origen los duques de Medina de las Torres. 1 vol. Le cita Franckenau.

4 Ilustración genealógica de D. Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, patriarca de las Indias, con un catálogo de los patriarcas que ha habido, el origen de esta dignidad y de los Capellanes mayores de los Reyes de España, el nombre de capellán y de capilla, y un índice de los Sumilleres de cortina con las genealogías de los capellanes de honor y predicadores de su majestad del tiempo del Sr. Pérez de Guzmán. 1 vol. fol., 1656, con escudos de armas, árboles genealógicos y retrato á la pluma del patriarca D. Alonso Pérez de Guzmán. Esta es la obra que menciona Franckenau con el título: Tratado de la Capilla real de los señores Reyes de España, con las genealogías de muchos patriarcas de las Indias, capellanes de honor y predicadores de su Majestad. D. Pedro Portocarrero, patriarca que fué de las Indias (1691-1701), conservaba en su copiosa y escogida biblioteca el autógrafo. Al presente se halla en la biblioteca de la Academia de la Historia, colección de Salazar.

5 Memoria de algunos hombres excelentes que ha habido en España en las artes del dibujo. 1 vol., 1657-1659. En 1795 existía en poder del abogado D. José Reunes516, secretario del duque de Alba y académico de la Historia. De este manuscrito hizo sacar copia Jovellanos, y se la envió á Cean Bermúdez. Esta obra en su forma actual no fué dispuesta por Díaz del Valle, pero le pertenece; porque no es más que una compilación de noticias de pintores españoles entresacadas de sus escritos, verosímilmente   —478→   de la segunda parte de su Historia, que comprende desde don Juan II de Castilla hasta el rey de España Carlos II.

El testamento bajo que falleció, le otorgó D. Lázaro en Madrid á 26 de Febrero de 1669, hallándose á la sazón enfermo de tal gravedad que no le fué posible firmar. En él dispone sea depositado su cadáver en el convento real de los Angeles de la villa de Madrid, y después trasladado á la ciudad de León y sepultado en la iglesia de religiosas benedictinas de Santa María de Carbajal, en lugar decente según su calidad, colocando en la pared una lápida de alabastro con el siguiente epitafio: «Aquí yace D. Lázaro Díaz del Valle y de la Puerta, natural desta ciudad de León, y criado del rey nuestro señor Felipe IV en su real Capilla, y su coronista general en estos reinos de España, el qual por grande devoción que tuvo á nuestro padre San Benito y á este santo convento se mandó trasladar á él desde el real de los Angeles de Madrid, donde fué depositado en... y aquí fué trasladado en... Dejó una memoria de una misa perpetua cada día, que se ha de decir en este santo convento á las doce dadas. Rueguen á Dios por él.»

Poco debió sobrevivir D. Lázaro al otorgamiento de su testamento, pues en el libro de acuerdos del monasterio de monjas de Santa María de Carbajal de León, antes citado, se le supone ya muerto en el mismo año 1669; y no mucho tiempo después hubo de hacerse la traslación de sus restos á la iglesia de dicho monasterio, siendo decorosamente colocados bajo lápida, con inscripción en el área del templo, no lejos de la reja del coro, al pie del altar á que sirve de ornato el precioso cuadro de María con el cadáver de Jesús y el discípulo predilecto de rodillas, legado del piadoso difunto. Cerca en el muro se halla colgado el otro cuadro que representa la resurrección de Lázaro, destinado, como el anterior, para este objeto por el finado en su última voluntad.

Al escribir estos ligeros apuntes acerca de Díaz del Valle, no llevamos otro propósito que llamar la atención de biógrafos y bibliófilos sobre este olvidado escritor, estimulando á los unos á que emprendan un estudio completo del laborioso cronista, y á los otros á que den á conocer las obras citadas, cuyo paradero se ignora, si por dicha se conservan, y las demás que hayan salido   —479→   de su fecunda pluma, si no fueron aquellas las únicas, como no sin fundamento se presume. Si alcanzásemos estos fines, no habría sido enteramente infecundo nuestro modesto trabajo517.

León Setiembre de 1887.

Juan L. Castrillón,

Presbítero
Correspondiente de la Real Academia de la Historia




ArribaAbajoIII. Hammudies de Málaga y Algeciras: noticias tomadas de Aben Hazam

Entre las dinastías que se repartieron el mando de la España musulmana á la disolución del califato de Córdoba, una de las más importantes es sin duda la de los Hammudies de Málaga y Algeciras: su historia es de las más conocidas, por la circunstancia de haber intervenido algunos de sus individuos en los acontecimientos más importantes de este período, en especial al principio del mismo, y las noticias que de ellos dan los autores árabes han sido aprovechadas por varios escritores modernos, y nosotros mismos hubimos de aprovecharlas al hacer el estudio de las monedas de esta dinastía518.

A pesar de todo, quedan aún bastantes puntos que aclarar, entre otros el principio y fin del imperio de los Hammudies; y   —480→   como en la obra de Aben Hazam, existente en la mezquita de Túnez, encontré algunas noticias nuevas referentes á esta familia, creo una obligación en mí completar en lo posible dicha historia, aprovechando al mismo tiempo la ocasión para rectificar alguno de los datos admitidos en el Estudio citado, y dar noticia de nuevas monedas estudiadas por mí y que proporcionan algún dato importante.

Con las noticias que da Aben Hazam se puede formar el cuadro genealógico de la familia de los Hammudies en sus dos ramas, resultando bastante más completo que el que habíamos podido hacer aprovechando todos los nombres que figuran en los autores que conocíamos.

Para que el lector pueda seguir con más facilidad la historia de esta dinastía, ponemos á continuación dos cuadros genealógicos: el que publicamos en nuestro citado Estudio, aligerado de algunos de sus detalles, y el que hemos formado únicamente con los datos que constan en Aben Hazam.

Apoyados en dato que hoy creemos erróneo, admitimos que Alí ben Hammud y su hermano Alkáçim habían comenzado á figurar en las cosas de España en el primer reinado de Çuleimán, ó sea en el año 400; y decíamos, explicando una moneda de este califa, en la que figura el nombre de imagen ben Hammud, y que debíamos suponer del año 402: «Admitido que en las palabras imagen ben Hammud se haga referencia al fundador de la dinastía de los Hammudies, resulta que después de la caída de Çuleimán siguió gobernando en su nombre en Ceuta y probablemente en Tánger: el nombramiento de Alí para el gobierno de Ceuta y Tánger se hubiera creído, por las palabras de los autores árabes, que había tenido lugar durante el segundo reinado de Çuleimán, y por esta moneda resulta lo contrario.» Hoy podemos defender con mejores datos lo que decíamos en la segunda parte del párrafo transcrito; pues Aben Hazam, hablando en general de los Hammudies, dice: imagen «Y fué el principio del mando de ellos (de los Hammudies) en xawal del año 400, cuando Alkáçim ben Hammud obtuvo el   —481→   mando de Ceuta»: las palabras de Aben Hazam quizá no sean exactas en todo, pués el nombrado walí de Ceuta y Tánger fué Alí, siéndolo Alkáçim de Algeciras: al menos así consta, entre otros autores, en Abdelwahid (pág. 30, ed. Dozy), y lo mismo parece inferirse de las monedas, entre otras, de la citada, sea del año 402 ó del 404, como creemos; pues en las acuñadas en Ceuta figura el nombre de Alí, no el de su hermano Alkáçim, como hubiera sucedido, á ser éste el walí de Ceuta.

De la moneda de Çuleimán con el nombre de Alí ben Hammud, atribuída al año 402, al publicar nuestro Estudio citado, solo habíamos visto el grabado en las Láminas para la obra que preparaba el Sr. D. Antonio Delgado: hoy podemos decir que hemos visto la impronta entre los papeles numismáticos del Sr. Delgado existentes en la biblioteca de la Academia; esta curiosa moneda, que perteneció al Excmo Sr. Duque de la Victoria, y después al Sr. Piñeiro, es muy dudoso que sea del año 402; más bien parece ser del 404, y en este caso no probaría, como supusimos, que durante los años de 400 á 403, en que Çuleimán estuvo privado del mando de Córdoba, Ceuta le hubiera reconocido como Califa: para forzar un poco la narración que consta en los autores, se necesita prueba más segura que la que proporciona una moneda de fecha dudosa.

Como Alí, ó su hermano Alkáçim, según Aben Hazam, fué nombrado walí de Ceuta en el mes de xawal del año 400, habremos de admitir que muy pronto debió considerarse como walí de Hixem II, restablecido en los últimos días del mismo mes: una prueba indirecta de que Alí no siguió el partido de Çuleimán en contra de Hixem II, y que por tanto la moneda en cuestión no puede ser del año 402, la tenemos en el hecho de que Alí se proclamara después el vengador de Hixem II, alegando encargo especial de éste; pues no hubiera sido creible tal encargo dado á quien se hubiera negado á prestarle obediencia cuando Hixem era reconocido por casi toda la España musulmana.

Como Alkáçim ben Hammud era mayor que su hermano Alí, Aben Hazam estudia primero la descendencia del primogénito, consignando alguna ligera indicación, como es la de que de los dos hijos de Alkáçim Almamun, Mohammad fué señor de Algeciras,   —482→   titulándose Califa, y su hermano Alhaçan se dedicó al servicio de Allah, vistiendo el hábito de sufí, é hizo la peregrinación á la Meca: como el objeto del autor es hablar de los linajes, nada dice de Fátima, hermana de Mohammad y Alhaçan, de la cual encontramos noticias en otros autores.

En nuestro Estudio acerca de las monedas de los Hammudies publicamos un dinar de Alkáçim con la duda de si era del año 423 ó 413; visto el original, que hoy tiene nuestro amigo el señor D. Francisco Caballero Infante, no cabe duda de que es del año 413, y por tanto no tienen lugar las conjeturas que hacíamos suponiéndola del 423.

Otra de las monedas que hubimos de publicar sin haberla visto, y que suponíamos del 411, es del año 412: es ésta la que lleva el núm. 12 entre las de Alkáçim, y que también existe hoy en la riquísima colección de monedas árabes del Sr. Caballero Infante: esta moneda tiene de especial el que en ella figura en la I. A. el nombre imagen El emir | Haçan; pues rota, no sabemos por qué, la buena armonía entre el califa Alkáçim y su sobrino Yahya, príncipe heredero, éste debió ser privado á fines del 411 ó principios del 412 de dicho cargo, para el cual se debió presentar como candidato Haçan, hijo de Alkáçim, y así vemos que su nombre figura en moneda del año 412? sin título alguno, y después con el de El emir, siendo por tanto poco probable que esta moneda fuera del año 411, como suponíamos, por haber añadido el grabador en el dibujo algo que no está en el original.

Dado el sistema que parece observarse en las monedas de esta dinastía, en las cuales los Príncipes herederos figuran primero sólo con su nombre propio, después con el título de imagen El emir, antepuesto al mismo, y por fin con el de imagen Príncipe heredero, sin duda cuando eran jurados como tales, parece podemos admitir que Haçan, declarada la guerra entre su padre Alkáçim y su primo Yahya, príncipe heredero desde el principio del reinado de Alkáçim, pasaría á ser el indicado para este cargo desde el momento de la ruptura á fines del 411 ó principios del 412, y en este mismo año llevó el título de imagen El emir, que supondría un paso más y alguna declaración: como su hermano   —483→   Mohammad aparece en la moneda del año 413 con el título de imagen es de suponer que Haçan había muerto en 412 ó 413, ó quizá que fuera destituído, de cuyos hechos nada dicen los autores, ni por supuesto Aben Hazam, cuyo propósito es solo el dar los nombres de los descendientes.

De los nietos de Alkáçim Almamun solo sabíamos el nombre de Alkáçim, hijo y sucesor de Mohammad, de quien dice Aben Hazam, que sin tomar el título de califa reinó en Algeciras después de su padre, hasta que salió de su corte en el año 446, desvaneciéndose el poder de todos ellos.

Los demás hermanos de Alkáçim, cuyos nombres no conocíamos, son Yahyah, Ibrahim, Ahmed, Chafar y Alhoçain: es probable que no fueran más hermanos; pues en algún autor habíamos visto que eran cerca de ocho, y sabemos los nombres de seis; mi sospecha de que el texto primitivo pudiera decir cerca de ochenta, por parecerme rara la expresión cerca de ocho, ya que este número nada tiene de excesivo, queda desvanecida; pues Aben Hazam, autor contemporáneo y que parece se proponía dar los nombres de todos los varones que dejaran descendencia, nada dice.

Entre los hijos de Mohammad no era el mayor Alkáçim, que le sucedió, sino su hermano Yahyah, del cual dice el autor que era sordo: quizá por esto no sucediera á su padre, ó al menos tomase en el gobierno parte menos directa que su hermano; pues por las monedas podría sospecharse que el reino se hubiera dividido entre ambos.

Conocidos los nombres de los hijos de Mohammad Almahdi de Algeciras, hoy tenemos más datos para distinguir sus monedas de las acuñadas por su sobrino y homónimo el Mohammad Almahdi de Málaga; como suponíamos, serán del de Algeciras las que llevan los nombres imagen El emir | Alkaçim, y lo mismo aquellas en las que leemos imagen El emir | Yahyah, por más que no podamos explicarnos satisfactoriamente cómo figuran en monedas de los mismos años: pues con el nombre de El emir | Yahyah las hay de los años 440, 41, 42, 43, 44 y 46, y con el de El emir | Alkáçim de 443, 44 y 45.

  —484→  

Al mismo Mohammad de Algeciras suponemos que pertenece una moneda inédita que vimos en la colección de la Sociedad Económica de Amigos del país de Zaragoza: en dicha moneda, que en la II. A. tiene la leyenda ordinaria de las de Mohammad Almahdi, leimos en la I. A. el nombre imagen Hoçain sin título alguno, nombre que coincide con el de uno de los hijos de Mohammad.

Además de los seis nietos de Alkáçim Almamun por parte de su hijo Mohammad, cita Aben Hazam otros dos por la línea de Alhaçan: llamábanse éstos, Háxim y Akil, de cuya madre dice que era hija de imagen Abu Kodrah ben Dunás?, jefe de los Banu Yeforen, y que fué muerta por su hermano imagen Abu Nur ben Abu Kodrah? cuando sospechó de ella con Idris ben Abu Nur, matando también á su hijo (de él): como la copia de Túnez es muy incorrecta, y en estos años era jefe de los Banu Yeforen en Ronda imagen Abu Nur ben Abu Korrah, creemos que á este personaje debe referirse la anécdota.

Aben Hazam nada dice de la fecha de la muerte de Mohammad Almahdi de Algeciras, dejándonos en la misma duda en que estábamos respecto á este punto, si bien diciendo que su hijo reinó en Algeciras sin titularse califa, y encontrando monedas con los nombres de los emires Yahyah y Alkáçim desde el año 440 al 446, hoy nos inclinamos á creer que el padre murió en el año 440, como dice algún autor, y que desde esta fecha al 446 reinaron sus dos hijos, ó juntos ó separados, como parece inferirse de las monedas, reconociendo como Califa á su difunto padre ó al Mohammad de Málaga, por más que encontramos gran dificultad en esto, no tanto por la enemiga que vemos entre ambas líneas, cuanto por las fechas; pues el Mohammad de Málaga había muerto en el año 444 ó 445, y aunque no conocemos moneda indudable del 446 con el nombre del Emir Alkáçim, la tenemos con el de su hermano el Emir Yahya.

Estudiada la rama de Alkáçim Almamun, pasa Aben Hazam al estudio de la descendencia de Alí Annásir, y también en ella encontramos algún nombre, que no conocíamos, echando de menos   —485→   alguno, acerca de cuya ascendencia hay variedad en los autores: el silencio de Aben Hazam, aunque prueba meramente negativa, casi nos induce á negar la existencia del personaje á que nos referimos y de quien hablaremos más adelante.

De los dos hijos de Alí ben Hammud, y que llegaron á ocupar el trono, Yahya Almotali é Idris I Almotaayyad nada especial encontramos en Aben Hazam.

Entre las monedas que publicamos como de Yahya hay una, la del núm. 2, en la cual creímos ver la fecha 412, y es del año 416: el Sr. D. Francisco Guillén Robles tiene un ejemplar mejor conservado, cuya I. A. parece ser del mismo cuño, no así la II. y en la impronta que tenemos á la vista leemos la fecha 416: El Sr. D. Francisco Caballero Infante tiene otra, que parece ser del año 417?, según nos manifestó poco después de haberla adquirido.

En las monedas que publicamos como de Idris Almotaayyad, hermano y sucesor de Yahya, hay nombres que no supimos leer: hemos visto después alguna moneda como la del núm. 2, y ahora vemos claro que la palabra que leíamos aunque con duda imagen debe leerse imagen Alalawí y unida al nombre que figura en la parte superior de la misma leyenda, resulta el nombre imagen Nacha | el Alawí (de la familia ó cliente de Alí), nombre que también figura en las monedas del califa Alhaçan.

De Idris I hemos visto después un precioso dinar que posee el Sr. D. Francisco Guillén Robles: está acuñado en Ceuta en el año 430: la II. A. es igual con ligera variante á la de la moneda anterior: en la parte superior de la I. A. se ve un nombre que quizá pueda leerse imagen Nacha el Alawí, y en la inferior otro que leeríamos imagen, si esto nos diera un nombre propio conocido.

De Haçan, sobrino y sucesor de Idris I, no conocíamos ejemplar alguno al publicar nuestro citado Estudio: hoy conocemos ejemplares de dos ó tres tipos. El Museo Arqueológico de Madrid tiene una moneda de Haçan, en la que en la II. A. leemos imagen   —486→   Nacha | El imam Haçan | Almostansir billah | emir de los creyentes | el Alawí; este dirhem acuñado en Ceuta no tiene fecha: en la I. A. tiene solo la leyenda ordinaria de la profesión de fe: el Sr. D. Francisco Caballero Infante tiene otra moneda igual y mejor conservada, aunque de acuñación más tosca.

El mismo Sr. Caballero Infante tiene otro ejemplar de diferente tipo; la II. A. es igual á la de las monedas anteriores: la moneda parece estar acuñada en Ceuta, año 433, pues parecen verse las primeras letras de 3 ó 30, habiendo reinado de 431 á 434: en la parte inferior de la I. A. parece distinguirse el mismo nombre imagen de que hemos hablado antes.

Un tercer tipo de monedas de Haçan conocemos por referencia, pues en los papeles del Sr. D. Antonio Delgado, citados antes519, se dice que M. de Longperier había recogido en España un dirhem de Haçan, del cual se da la leyenda, y si la moneda estaba bien leída, resultaría tener el nombre del imagen Príncipe heredero Idris, y imagen Káçim en la I. A.: no entramos á hacer consideraciones acerca de estos dos nombres, porque no fiamos mucho de la lectura de M. de Longperier y aun sospechamos que la moneda no fuera de Haçan, sino de Yahya Almotali, pues la distribución de las leyendas coincide con la que se ve en la mayor parte de los dirhemes de Yahya.

Escasas son las noticias que de Haçan é Idris Alalí, hijos de Yahya Almotalí, encontramos en Aben Hazam: llama al primero Señor de Ceuta y dice que se tituló califa, no dejando descendencia, y de su hermano nos da la noticia concreta de haber dejado un solo hijo, llamado Mohammad, cuyo nombre no habiamos encontrado de un modo indudable en autor alguno: añade que este Mohammad fué el último de los que mandaron de esta familia, pero que no se tituló califa; de modo que no deberemos admitir el sobrenombre de imagen Almoçtali, que le dan algunos autores; pero sí su existencia, y por tanto negaremos la de los otros dos personajes con quienes se le con funde   —487→   y que se dice reinaron en Málaga después de la muerte de Mohammad Almahdi y restauración de Idris II, á saber: Mohammad Almoçtalí, hermano del Mohammad Almahdí, que otros llaman Alkaçim Almoçtalí, y hacen hijo de éste.

De las monedas de Idris II, en las cuales figura primero un Mohammad, que después en moneda de 441 toma el título de imagen El emir, y de imagen en otra de 444, habíamos inferido que el hijo de Idris, cuyo nombre no resultaba claro en los autores, se llamaba Mohammad, como nos dice Aben Hazam: hoy podemos añadir que este Mohammad fué proclamado imagen en 441 ó 442, pues tenemos una moneda de este último año, en la cual figura ya con el mismo título que en la de 444, y como en la de (44)1 lleva solo el de imagen El emir, sabemos ya con grande aproximación la fecha en que fué proclamado como Príncipe heredero el último de los reyes independientes de Málaga520.

De los cuatro hijos de Idris Almotaayyad, Alí, Yahya, Mohammad y Haçan, Alí murió en vida de su padre, dejando un hijo llamado Abdallah: Yahya fué muerto por su primo el califa Haçan, dejando un hijo llamado Idris, el cual, añade el autor, está ahora en Córdoba, de cuyo lacónico aserto casi podemos inferir que no reinó en Málaga, ni poco ni mucho, después de la muerte de su tio Mohammad Almahdi.

Este, habiéndose rebelado contra su primo Idris II Alalí, tomó el título de califa, título que llevaban ambos contendientes, no mediando entre las cortes de ambos (Málaga y Comares ó Aires) más de diez parasangas: además había en España al menos otro pretendido califa, el falso Hixem II y el Mohammad de Algeciras, si es que no había muerto: Mohammad Almahdi de Málaga, dejó dos hijos, Alí é Idris, de quienes nada más sabemos.

De Haçan, hermano de Mohammad, dice que estuvo prisionero de su primo Idris ben Yahya, pero que habiéndose evadido   —488→   de la prisión, su hermano le echó de sí y se llamó el Sirio imagen á ninguno de estos sucesos asigna fecha nuestro autor; solo nos dice á continuación que no quedó vestigio de ellos en el mes de racheb del año 448, resultando solamente tres fechas en toda esta relación; la de xawal del año 400 para el comienzo de los Hammudies; la de 446 para la salida de Algeciras del último de la línea de Alkáçim, y esta de racheb del 448 para la extinción de la línea de Málaga.

Aunque sabemos la poca fuerza que en general tienen los argumentos puramente negativos, dada la época en que escribe Aben Hazam, parece que su absoluto silencio nos autoriza á suponer que después de Idris Alalí solo reinó por algun tiempo su hijo Mohammad, pero sin que tomara el título de califa: tampoco parece deberemos admitir que reinara por algun tiempo llevando el título de imagen Almowaffac Idris ben Yahya ben Idris Almotaayyad, pues nada indica Aben Hazam, cuando dice de él que estaba en Córdoba (entre 448 y 456, en cuya fecha escribía el autor).

Para terminar, diremos que aunque nos inclinábamos á admitir el reinado de este Idris, porque habíamos visto dos monedas, en las cuales, por no poder leer el sobrenombre imagen de Idris II, nos parecía ver el de imagen hoy nos inclinamos á lo contrario; pues hemos visto otro ejemplar mejor, que proporcionó á la Academia el Sr. D. Celestino Pujol, y en dicho ejemplar no cabe la duda que encontrábamos en los otros; así una moneda que pudiera parecer de ningún valor, contribuye al esclarecimiento de un punto de bastante interés para la historia de Málaga.

Francisco Codera.

  —489→  

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(1) Los nombres que van de letra bastardilla indican haber reinado: los números romanos indican el orden de sucesión, habiendo algunos que tienen dos, por haber reinado dos veces: los números VII y XII están repetidos, porque los autores dan diferente nombre ó diferente ascendencia á los príncipes que reinaron en estos años.



  —490→  

ArribaAbajoIV. Los tochibies en España: noticias de esta familia tomadas de Aben Hazam

La familia de los Tochibies, quizá entre las familias de la aristocracia árabe española la que conservó por más tiempo su prestigio, tuvo principalmente su asiento en Aragón, ejerciendo gran influencia en Zaragoza, Calatayud, Daroca y Huesca: su historia ha sido estudiada con predilección por M. Dozy, quien le dedicó un largo capítulo desde la primera edición de su obra Recherches sur l'histoire et la litterature de l'Espagne pendant le moyen âge; pero como los datos para tales investigaciones no abundan, y están muchas veces en contradicción unos con otros, M. Dozy, en su larga carrera dedicada al estudio de nuestra historia, fué encontrando nuevos datos, que le hicieron modificar no pocas de las ideas emitidas en sus primeros años: así se explica que al publicar la segunda edición de la obra mencionada, variase no sólo en la forma, sino también en el fondo, lo que había dicho respecto á la historia de los Tochibies: como M. Dozy no creyó oportuno indicar en las ediciones posteriores que corregía lo dicho en la primera, cuesta bastante trabajo el darse cuenta de las modificaciones introducidas sucesivamente; pero para convencerse de lo mucho que varió en la segunda edición, basta echar una mirada sobre el cuadro genealógico de esta familia que está al fin del largo capítulo que en ambas ediciones dedica al estudio de la historia de esta familia: en la tercera edición ya fué menos lo que corrigió, si bien amplió bastante, así que en el cuadro genealógico correspondiente no se observa más variación que una á que dimos ocasión con el estudio de las monedas de los reyes de taifas de la primera dinastía de Zaragoza; resultando el hecho por demás singular de que en la primera edición de dicha obra, M. Dozy, con la generalidad de los autores árabes, admitiese dos reyes de la familia de los Tochibies; en la segunda edición, engañado por Aben Aljatib, creyó que había habido uno   —491→   solo, y en la tercera hubo de admitir tres reyes, inducido á ello por el testimonio de las monedas, que vinieron á aclarar palabras que en los autores árabes resultaban ininteligibles.

A pesar de tanto trabajo dedicado al estudio de esta familia, podemos ofrecer nuevos datos, que parecen aclarar algo esta historia, modificando no poco la sucesión genealógica ideada por M. Dozy á costa de grandes esfuerzos: por desgracia, Aben Hazam, en virtud del objeto especial de su obra, ninguna fecha nos proporciona sino de un modo vago, y en la consignación de hechos es tan parco, como hemos visto al tratar de los Omeyyahs y de los Hammudies: sin embargo, consigna hechos que aclaran algunos puntos de no escaso interés dentro de la historia de esta familia y aun de la historia general de la España árabe.

Tarea larga y en extremo enojosa sería entrar á discutir la historia de los Tochibies en España aprovechando cuantos datos nuevos pudieran encontrarse, y creemos no serían suficientes para dilucidar las cuestiones que habrían de ofrecerse: por tanto, habremos de limitarnos á presentar ligeras indicaciones, aprovechando las noticias nuevas que hemos encontrado, principalmente en Aben Hazam, sin despreciar lo que referente á esta familia pueda servirnos de lo que hemos extractado de Aben Alfaradhi y de Aben Hayyan, obras no aprovechadas hasta ahora por no ser conocidas en Europa.

Para facilitar el estudio de este trabajo, y el de la historia de esta familia, ponemos al fin del mismo los cuadros genealógicos publicados por M. Dozy en las ediciones primera y tercera de su obra y el que resulta de la relación de Aben Hazam, indicando las diferencias más importantes que tienen relación con lo que encontramos en nuestro autor.

«Zaragoza, Daroca y Calatayud fueron el punto de residencia de los Tochibies en Alandalus, siendo Amirah y Abdallah, hijos de Almohachir, los primeros de la familia que entraron en Alandalus ¿desde Egipto? con Muza ben Nosair: el primero de ellos, Amirah, fué wali de Barcelona durante ¿dos años? nombrado por uno de los emires» imagen   —492→   imagen

Según lo que resulta de Aben Hazam, todos los Tochibies descienden de Abdallah; pues hace caso omiso de la descendencia de Amirah, si es que la tuvo.

De Abdelaziz, hijo de Abdallah, solo hace mención al nombrar á su hijo Abderrahman, señor de Daroca, diciendo imagen «De los hijos (descendientes) del mencionado Abdallah ben Almohachir (fué) Abderrahman ben Abdelaziz ben Abdallah ben Almohachir, señor de Daroca.»

«Este Abderrhaman engendró á Mohammad imagen Alawar (el Tuerto)521 el que se rebeló en Zaragoza, el matador de Ahmed ben Albarre, á Abdelaziz y á Almondzir ben Abderrahman, señor de Daroca» imagen

Como las noticias que se tienen de Abderrahman son tan escasas, diremos que Aben Alfaradhi (ms. de Túnez, fol. 67 v.) en la biografía de Abdallah ben Mohammad ben Zarkun dice que éste fué nombrado kadhí de Zaragoza por Mohammad ben Abderrahman el Tochibí; y aunque no consigna fecha alguna, esto debió suceder hacia el año 260 de la hegira, pues el personaje biografiado anteriormente muere en 256 y el siguiente en 260: Adhdhabbi, que pone también la biografía del mismo personaje, nada dice de su kadiazgo, ni por tanto del gobernador de Zaragoza que lo nombrara.

«Mohammad Alawar engendró á Haxim, á Junus y otros: Junus el asesinado en Egipto al volver de ..... engendró á Mohammad, cuya vida se prolongó» (lege imagen   —493→   imagen

«Haxim ben Mohammad Alawar engendró á Mohammad el sitiado en Zaragoza en los días de Annasir y á otro (ú otros).


Este sitio y conquista de Zaragoza por Abderrahman III contra el Tochibí Mohammad acaecieron en el año 325 (19 de Noviembre de 936 á 8 de Noviembre de 937), según resulta de dos indicaciones de Aben Alfaradhí (fol. 13 v. y 134 v. del ms. de Túnez): M. Dozy retrasa estos sucesos uno ó dos años.

Al tratar de la descendencia de Mohammad hay en el texto una frase en la que sobra ó falta algo; pero parece decir «que engendró al wazir Yahya, al wazir Abderrahman, á Hudzail Almokaffal, á Chahwar, Hixem, Yuçuf y otros; pues pasando luego á la descendencia de estos, dice que Yahya engendró á Abdelaziz, conocido por Çemecha: el otro hermano Abderrahman tuvo cuatro hijos, Hacam, que fué muerto, Ahmed, Chafar y Haxim, el cual no tuvo descendencia.» imagen

Del wazir Abderrahman, hijo de Mohammad y nieto de Haxim, de quien Aben Hazam solo nos dice que tuvo cuatro hijos, que menciona, sabíamos muy poco por los autores árabes conocidos, á no ser lo referente á los últimos años de su vida, que se refieren á sus relaciones con Almanzor, que le mandó dar la muerte: en Aben Hayyan encontramos dos noticias referentes al mismo y al año 364: es la primera su nombramiento para el gobierno de Zaragoza y la segunda una gran victoria obtenida contra los cristianos.

«Solícito Alháquem II. por fortificar las fronteras amenazadas por los cristianos del Norte, se apresuró á enviar á Zaragoza, su país, al jefe de la guardia media Abderrahman ben Yahya ben Mohammad (léase ben Abu Yahya Mohammad) el Tochibí, que estaba con él en Córdoba: á este fin, el príncipe Abu Alwalid   —494→   Hixem (el futuro Hixem II) lo llamó á su residencia el lunes á 4 de xaaban (9 de Abril de 975), mandándole de parte del Califa, su padre, que apresurase el presentarse en Zaragoza como capitán: para esto fijóle límites á los cuales debía conformarse: Abderrahman salió para su destino el miércoles inmediato á 5 de xaaban, verificando la salida con mucho aparato»

(ms. de Aben Hayyan, folio 120 r. y v.)                


Después añade el autor, «que á poco de la victoria de San Esteban de Gormaz (que narra extensamente), llegó un parte del jefe de la guardia, kaid en Zaragoza, Abderrahman el Tochibí, diciendo que á su regreso de Gormaz, el martes á 7 por andar de xawal (del año 364) (25 de Junio 975) se había encontrado con el ejército de Ramiro, hijo de Sancho, al que después de varios accidentes había derrotado en la Bárdena, al otro lado del Ebro, enviando á Córdoba las cabezas de 33 de los principales, entre ellos la de Fortun ben Lope, lugarteniente de Ramiro en el castillo de Sos? y otros (cuyos nombres no acierto á leer): de los muslimes solo murieron tres individuos: uno del ejército, y dos de la gente de Tudela.»

El parte de esta victoria se leyó en las dos mezquitas de Azzahra y Córdoba en un viernes, no sabemos de qué mes, por estar borrada ó perdida por completo la línea siguiente del ms. de la propiedad de Sidi Hamouda.

El mismo Aben Hayyan nos da noticia de uno de los hermanos del wazir Abderraman, diciendo que Hixem ben Mohammad ben Hixem (léase Haxim) el Tochibí fué nombrado para el mando de Lérida, Monzón y sus pertenencias en sustitución de Rasik el Bargautí, quien acababa de obtener una brillante victoria contra otro Tochibí, cuyo entronque no conocemos; pero que parece pertenecía á la familia de los Tochibies de Huesca: llamábase Abu Alahwas Maan ben Abdelaziz el Tochibí, y se había rebelado en el distrito de Lérida, aliándose con un conde de aquella región: (ms. citado, fol 121 r. y v.)522.

  —495→  

Volviendo á la descendencia del wazir Abderrahman, nos dice Aben Hazam que su hijo «Hacam el asesinado, engendró á Abdallah, el cual mató... en su habitación á Mondzir ben Yahya, emir de Zaragoza, obteniendo el mando en su lugar, y siendo á su vez muerto por Çuleiman ben Hud: fué el último de la familia que reinó en Zaragoza, durando su reinado un solo mes»:

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Aquí Aben Hazam comete dos inexactitudes, refundiendo en un solo individuo los tres Tochibies, que sucesivamente reinaron en Zaragoza, y asegurando que el usurpador fué muerto por Çuleiman ben Hud, quien no hizo más que obligarle á abandonar el trono usurpado.

Dejando la descendencia de Hudzail Almokaffal, de la cual solo nos dice el autor lo que consta en el cuadro genealógico, y terminada por tanto la línea de Mohammad Alawar, pasemos á la de su hermano Almondzir, señor de Calatayud y Daroca, cuyos gobiernos heredó sin duda de su padre Abderrahman, y pudiera sospecharse fuera el primogénito.

«Este Almondzir engendró á Çuleiman... que fué muerto el día en que fué tomada Calatayud por Abderrahman III; pues era gobernador ó señor de la misma en este día: hermano suyo era Hacam, á quien el vencedor dió el mando de Calatayud, en recompensa de haberle ayudado contra su hermano Çuleiman: tuvo además Almondzir otro ú otros hijos» que el autor no menciona.

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  —496→  

«Hacam ben Almondzir tuvo por hijos al wazir Alasi, -Haxim, que se rebeló con Galib y fué muerto por Amir (Almanzor?),- Abdelaziz y otros: este Abdelaziz fué aliado de Abu Amir Almanzor contra su hermano Haxim, que lo era de Galib; Almanzor en recompensa le dió el mando de Calatayud»:


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También de uno de los hijos de Hacam ben Mondzir, á saber, del wazir Alasi, encontramos en Aben Hayyan noticias hasta ahora desconocidas, que con otras referentes á Calatayud interesarán de un modo especial, por ser cosas de su tierra, á nuestro digno compañero el Sr. La Fuente.

Dice Aben Hayyan «que el jueves 22 de racheb del mismo año (361) (9 de Mayo de 971) llegaron á Córdoba los hijos del wazir y kaid Alasi ben Hacam el Tochibí, señor ó gobernador de Calatayud, que había muerto por este tiempo: los hijos eran Hacam, Ahmed, Abdelaziz y Lupo: también fueron á Córdoba con ellos el kadhí de la ciudad, Mohammad ben Dawud, y el encargado de la aççalah (oración pública) Yuçuf ben Mohammad, que habían sido depuestos y reemplazados por el faki Mohammad ben Kaçim, el hach (peregrino á la Meca), conocido por el Petroyulí? (de Pedrolá?): los hijos del difunto wazir Alasi fueron bien recibidos y confirmados en sus puestos por Alhaquem II, y tanto el kadhí como el encargado de la aççala fueron encarcelados» (ms. citado, folio 38. v.)

De Abdelaziz ben Hacam, dice Aben Hazam «que tuvo nueve hijos llamados Hacam, Obaidallah, Omar, Haxim, Alasi, Galib, Yahya, Almotarrif y Abdallah, de todos los cuales quedaban muchos descendientes; pero solo hace mención individual de cinco hijos de Haxim, llamados Abdelaziz, Alasi, Abdelmelic, Amru y Obaidallah: el primero de estos, Abdelaziz, era conocido por La Abstinencia (el Abstinente?) y había sido echado de Daroca.»

  —497→  

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Estudiada por Aben Hazam la descendencia de los dos hermanos Mohammad Alawar y Almondzir, pasa á la del tercer hermano Abdelaziz, de quien dice «y de los descendientes de Abdelaziz era Mondzir ben Yahya ben Motarrif ben Abdelaziz ben Yunus, hijo éste del mencionado Abdelaziz ben Abderrahman: este Mondzir fué asesinado traidoramente en su habitación sin dejar descendencia: dejó dos hermanos, Abdallah y Ahmed: Abdallah murió sin descendencia: Ahmed vive, no quedando descendencia de su abuelo ni de su padre, sino ¿por parte de él?: así he encontrado esta genealogía en algunos autores (ó en alguno); pero creo, añade el autor, que desciende de Yunus ben Abdelaziz tío de Alawar ben Abderrahman ben Abdelaziz; pues en los orígenes (originales?) de sus genealogías no he encontrado que Abdelaziz hermano de Mohammad Alawar tuviese un hijo llamado Yunus: Abdelaziz ben Abderraman, el mayor, tuvo un hijo llamado Somadih, del cual creo que descienden los Banu Somadih».

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  —498→  

Si comparamos la genealogía de Mondzir de Zaragoza, tal como resulta del testimonio de Aben Hazam, con la que admite M. Dozy, observamos diferencias radicales, que no es fácil explicar: no nos incumbe defender el cuadro que resulta de los datos de Aben Hazam, quien no se manifiesta muy seguro de sus noticias, aunque parece haberlas tomado de buena fuente, consultando quizá documentos de familia ú oficiales imagen pues es seguro que al menos en un punto, por defecto de la copia ó por ignorancia del autor, se han omitido dos nombres en esta genealogía: Mondzir era hijo de Yahya, nieto de Mondzir I, y biznieto de otro Yahya, y probablemente la repetición de estos nombres en la genealogía ha sido causa de que se omitiera una vez Mondzir ben Yahya, resultando la genealogía de Mondzir I por la del II, y de confusión en confusión, los mismos autores árabes no se entienden, refundiendo el Mondzir II con su abuelo del mismo nombre, y como consecuencia llegando algunos de ellos á desconocer el reinado de Yahya, segundo de los reyes de esta dinastía.

Considerado en conjunto el cuadro genealógico de la familia de los Tochibies, como resulta de los datos de Aben Hazam, parece que deberemos admitir como bien formadas las dos ramas procedentes de Mohammad Alawar y Almondzir; pues que en ellas el autor emplea el método que podríamos llamar bíblico, el cual por la circunstancia de que á cada individuo se le menciona primero como hijo, y después como padre de sus hijos, está poco expuesto á error: en la parte común á las tres ramas, y en toda la línea de Abdelaziz, procede en orden inverso, y por tanto es más fácil que se haya omitido ó alterado alguno de los nombres de los ascendientes: en la parte común nos inclinamos á creer que hay alguna omisión; pues desde Abdallah á Mohammad Alawar, ambos inclusive, resultan sólo cuatro individuos para un espacio de tiempo de más de siglo y medio, y M. Dozy, creyó encontrar en ella otros dos individuos: en cambio, en la rama de Abdelaziz hasta el Mondzir ben Yahya, el asesinado en Zaragoza, le salen once generaciones, y parece que deben sobrar; pues desde Mohammad Alancar, muerto en 312 (924), hasta Mondzir   —499→   II. muerto en 431 (1039), media poco más de un siglo con seis generaciones, lo que si es posible, parece poco probable.

Si encontráramos algún códice bueno de la obra de Aben Hazam, es de suponer que alguna de estas cuestiones se resolviese satisfactoriamente: podemos esperar que así suceda, ya que la copia de la biblioteca de Túnez es muy moderna y hecha probablemente en Constantinopla; al menos allí se compró y allí hay que buscar copia más antigua en sus ricas, no sé si bien organizadas bibliotecas: en el tomo VII del Diccionario bibliográfico de Hachi Jalifa publicó el Dr. Gustavo Fluegel los catálogos de varias bibliotecas de Constantinopla, y en ellos figuran bastantes obras de algunos autores españoles.

Francisco Codera.

  —500→  

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(1) Recherches sur l'histoire politique et littéraire de l'Espagne pendant le moyen-âge, par R. P. A. Dozy. Leide, 1849, p. 138 y 139.

  —501→  

Table généalogique des Beni-Haxim et des Beni-Çomadih (1) imagen

(1) Recher. sur l'histoire et la litt. de l'Espagne pendant le moyen-âge par R. Dozy. Troisième édit. revue et augmentée. Leyde, 1881, t 1er

  —502→  

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El autor cree que la ascendencia de Mondzir es esta, aunque otros dan la otra.



  —503→  

ArribaV. Inscripciones árabes de Xela

El señor Director accidental de nuestra Academia se sirvió encargarnos que informáramos acerca de unos calcos de inscripciones árabes, remitidos por nuestro celoso viajero en África Sr. D. Saturnino Ximénez, quien las había copiado en las ruinas de la antigua Xela, cerca de Rabat.

Estudiadas las inscripciones de los calcos, resultó que estaban publicadas, aunque no con el texto árabe, y que no tenían interés especial para España; y como ofreciera bastantes dificultades la lectura de algunas palabras, si bien de poca importancia, por no afectar á lo sustancial de las inscripciones, hemos tardado en redactar este corto informe.

Fué Xela lugar favorito al famoso califa almohade Almanzor, y allí levantó una magnífica mezquita, que hizo lugar de enterramiento para los príncipes de su familia, y que después tuvo el mismo destino en tiempo de los benimerines. Dentro de la mezquita había en tiempo de León Africano treinta sepulcros, de los cuales las ruinas del soberbio edificio no dejaron ver más que tres á nuestro difunto académico honorario M. Tissot en 1874523, y de estos mismos sepulcros son las dos inscripciones copiadas y remitidas por nuestro intrépido compatriota.

Por singular coincidencia las dos piedras salvadas aún de la general destrucción pertenecen á dos ilustres esposos, el sultán Abulhasán, y una esposa suya, cuyo nombre no consta en la piedra, pero que M. Tissot denomina Xafia. Fué esta señora la madre de Abu Inán, décimo rey de la dinastía de los benimerines, que se apoderó del trono en rebelión contra su padre y antecesor. Sirve la lápida para rectificar la fecha del fallecimiento del desposeído monarca, ocurrido en 27 de rebia primero del año 752   —504→   (24 de Mayo de 1351), mientras el autor del imagen524 lo coloca en el último día del mismo mes, y Aben Jaldún y Azzarcaxí le suponen muerto el día 23 del mes siguiente. La sultana le había precedido en cerca de dos años.

Las inscripciones están contenidas en dos grandes prismas triangulares de mármol, de 1m,82 de longitud y 0m,13 de latitud en cada lado la una, y 1m,80 de longitud y 0m,09 de latitud la otra, también en cada lado.

Ambas inscripciones constan de cuatro líneas de lectura, de las cuales dos están en una cara del prisma y dos en otra.

El carácter de la letra, como se comprenderá, es relativamente moderno y muy cursivo, de modo que ofrecería dificultades su lectura, aun estando en buena conservación, si bien por la época á que pertenecen se da la circunstancia de que se pusieran muchos de los puntos diacríticos en ambas y bastantes vocales en la segunda.

La primera, que es la mayor y más interesante, contiene adornos floreados entre las letras, y dice:

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(2) Por imagen

  —505→  

Este es el sepulcro de nuestro señor, el sultán, califa, imán, príncipe de los muslimes y protector de la religión, que combatió en la senda del señor de los mundos, Abulhasán, hijo de nuestro señor, el sultán, califa, imán, príncipe de los muslimes y protector de la religión, que combatió en la senda del señor de los mundos, Abu Çaid, hijo de nuestro señor, el sultán, califa, imán, príncipe de los muslimes, y protector de la religión, que combatió en el camino del señor de los mundos, Abu Yuçuf Yakub ben Abdelhak, santifique Dios su espíritu é ilumine su sepulcro: Murió (Dios le haya perdonado, y contentado) ¿en el monte Hintata? en la noche del martes á 27 del mes rebia primero el bendito del año 752 (24 de Mayo de 1351): fué enterrado en la alquibla de la aljama de Almanzor en Marruecos, guárdela Dios con su memoria, y fué trasladado desde allí al descanso del sepulcro bendito y santo de Xela. Recíbalo Dios en su complacencia y colóquele en su paraíso. Bendiga Dios á nuestro señor Mahoma y á su familia y concédales la paz.



La traducción de esta lápida es conforme en todo lo sustancial con la que hizo M. Tissot, y confirma la relación de Aben Jaldún y Azzarcaxí525, según la cual Abulhasán fué enterrado en Marruecos y trasladado después á Xela, al sepulcro de su familia, cuando su hijo Abu Inán hizo un viaje á Fez.

La segunda inscripción, de lectura más difícil, por abundar en ella los giros poéticos, dice así, salvo error:

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  —506→  

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Alabanza á Dios. Este es el sepulcro de nuestra señora, la noble, pura, devota, santa, madre del sultán, califa é imán, á quien engrandecen sus bellas cualidades y sus dignas acciones, distinguido por el decoro de la palabra y trazo de la construcción (escritura?), nuestro señor el amir de los creyentes, Almotauáquel ala rabbilalamin (el que confía en el Señor del universo) Abu Inán, hijo del amir de los muslimes, Abulhasán, descendiente de los califas, imanes, grandes, eminentes. Colóquela Dios en lo amplio del paraíso y recíbala con indulgencia y perdón. Falleció en la noche de la desdicha, cuarta del mes de recheb el único del año 750, y fué enterrada después de la oración del viernes, 25 del mes antedicho, en el santuario de nuestro señor el califa Almanzor. Aquel que fijó la hora de la comparecencia, la ocultó de los Ojos del Oriente y del Occidente (el sultán su hijo), afirme Dios sus mandatos; exalte sus méritos y honores; perpetúe sus hazañas generosas y sus prendas; sea su amigo y protector y reuna en él los bienes temporales y eternos completos.



La fecha del fallecimiento corresponde al 18 de Setiembre de 1349, habiendo sido enterrada veintiún días después de su muerte.

En esta inscripción hay varias palabras que no podemos leer con seguridad, como sucedió también á M. Tissot á la vista del original, por cuyo motivo dejó varios claros en la traducción, claros que hemos procurado llenar, algunas veces por conjeturas;   —507→   pues si algunas palabras, después de un examen muy detenido, parecen seguras, en cambio hay otras de difícil inteligencia, lo que no es de extrañar, atendido el estilo de la leyenda. Hay en ella alguna falta gramatical casi indudable, como sucede con la palabra imagen por imagen por imagen y quizá alguna otra en la distribución de vocales, que no figuran en el texto: en las palabras cuyo sentido no resulta completamente satisfactorio es muy posible, y aun bastante probable, que no hayamos acertado con la verdadera lectura.

Madrid 1.º de Junio de 1888.

Francisco Codera. Eduardo Saavedra.