HISTORIA
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Habitaciones púnicas de la
calle Serreta |
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"Opus Africanum". Restos
púnicos de la plaza San Ginés |
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Acuñaciones cartaginesas en
Iberia |
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Cisternas del Cerro de la concepción |
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Inscripción de
Comenciolo |
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Interior de la Torre del
Homenaje del Castillo de la Concepción |
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Introducción General
Cartagena es una de las pocas ciudades de la Hispania antigua que
dispone de un abundante y variado conjunto de fuentes literarias
que hacen referencia a ella, entre las que debemos destacar la espléndida
descripción de su topografía que realizó el
escritor griego Polibio, cuando visitó la ciudad hacia el
año 144 a.C. La ciudad estaba situada en una península
rodeada al sur y al oeste por el mar Mediterráneo, al norte
por una laguna o estero y al este estaba unida al continente por
una pequeña franja de terreno que constituía prácticamente
la única comunicación con tierra firme. Esta entrada
estaba flanqueada por dos elevaciones llamadas Aletes, el moderno
cerro de San José y Hefesto, el actual cerro de Despeñaperros,
a continuación el cerro más elevado Mons Esculapi
(Cerro de la Concepción), frente a este el Arx Asdrubalis
(Molinete) y Cronos (Monte Sacro). Está singular topografía
condicionó la evolución de su urbanismo a lo largo
de toda su historia.
Qart- Hadasch y la conquista romana de
la ciudad
Un importante punto de referencia histórica es la fundación
de la ciudad por Asdrúbal, sobre un asentamiento indígena
anterior, acontecimiento sucedido hacia el año 230 o 228
a. C. Cuando Asdrúbal fundó Cartagena dejó
bien claro en su nombre, Qart-Hadasch, que deseaba crear “la
nueva ciudad” con vocación de capital del dominio púnico
en la Península Ibérica y un nuevo centro mercantil
de los cartagineses en Occidente.
En este breve periodo se construyó la imponente muralla
descubierta en el Hogar-Escuela de la Milagrosa, cuyo trazado debió
estar condicionado por la topografía natural de la ciudad.
Precisamente en el lugar que corresponde al istmo y que coincide
con la entrada de la ciudad, entre los actuales cerros de San José
y Despeñaperros, se descubrió en 1987 los restos de
la muralla púnica, de cuya naturaleza y estructura existen
numerosas referencias escritas en los textos antiguos. Entre ellos
podemos destacar a Polibio, Tito Livio y Apiano, y en especial a
Polibio que en el capítulo X nos habla de su impresionante
envergadura y nos describe como se llevó a cabo el asalto
a la muralla por las tropas del general romano Escipión.
La conquista de Escipión en el 209 a.C. supone el inicio
de una nueva etapa en la historia de la ciudad que se incorporó
ahora al Estado Romano. La situación estratégica de
la ciudad y su puerto junto a la riqueza de sus recursos naturales,
entre los que destaca las minas de plata donde, según Estrabón,
trabajaban 40.000 esclavos, hicieron que pronto se convirtiera en
uno de los principales emporios del Mediterráneo Occidental
y su puerto uno de los principales factores de desarrollo. Por ello
no es de extrañar que una de las primeras intervenciones
arquitectónicas de carácter monumental en la urbe
fuera la construcción del puerto, tal y como recuerda una
de las inscripciones conmemorativas, y la planificación del
eje portuario con edificios destinados a diversas actividades comerciales.
Un ejemplo de ello hoy se puede contemplar en la calle Morería
Baja, donde se conservan a cielo abierto restos de un porticado
de orden toscano.
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Inicio |
Colonia Ubrs Iulia Nova Cartago
La concesión del estatuto colonial, probablemente otorgado
en época cesariana, significó el inicio de un intenso
proceso de renovación urbana que concluyó en época
de Augusto con la construcción del teatro y la posible monumentalización
del foro. Esta transformación representó un cambio
radical de la fisonomía de la ciudad. La importancia que
va a tener Cartagena a partir de este momento aparece expresamente
recogida en su nombre Colonia Urbs Iulia Nova Carthago. Con el título
de Urbs se le concede una distinción que sólo ostentaron
Carthago Nova y Tarraco, las dos únicas colonias hispanas
que lo poseen, ciudades que además debieron pugnar por la
hegemonía en la Hispania Citerior.
En este periodo se regularizó el trazado urbano mediante
una serie de calles perpendiculares pavimentadas con losas poligonales
de caliza gris que determinan espacios más o menos cuadrangulares
en los que se insertan los edificios públicos y privados.
En la parte más oriental de la ciudad se desarrolló
sobre todo un sector de viviendas privadas, algunas de ellas habitadas
por familias de gran poder adquisitivo como parece denunciar el
rico pavimento de opus sectile de la calle Saura nº 29, donde
se emplean mármoles de importación de las principales
canteras del imperio así como una gran variedad en el diseño
y combinación de los motivos representados. Este sector de
la ciudad también coincide con la mayor concentración
de los hallazgos de escultura doméstica, especialmente hermae,
oscillae y otros elementos ornamentales frecuentes en jardines y
peristilos de las domus, así como ricas composiciones de
pintura mural como las localizadas en la calle del Duque. Paredes
que van asociadas a pavimentos de mortero con variados esquemas
decorativos; todo ello es testimonio de la rápida difusión
de los modelos decorativos y arquitectónicos itálicos
vinculados probablemente a la llegada a la ciudad en estos momentos
de artesanos y artistas que van a trabajar de forma directa en este
proceso de remodelación urbana.
La otra zona de la urbe, la occidental, parece estar destinada
a albergar los espacios públicos. El foro, centro administrativo,
comercial y religioso, ocupaba el centro de la ciudad con una gran
plaza rectangular que hoy coincide en parte con la actual plaza
San Francisco y estaba presidido en su extremo norte por un templo
o capitolio. En el ángulo suroriental del mismo se descubrió
en 1991 la sede de un Colegio Augustal y los restos de un edificio
porticado que delimita el frente meridional el foro.
En todo este proceso de transformación se inserta en época
de Augusto la construcción del teatro, emblema de renovación
urbana y reflejo de la nueva situación jurídica de
la ciudad. El edificio teatral en sí y su decoración
son el marco idóneo para la propagación de las ideas
religiosas y dinásticas de Augusto, personificadas en el
Teatro romano de Cartagena por los dos jóvenes príncipes,
Caius y Lucius, quienes posiblemente debieron participar en la financiación
del edificio y en la elección de su programa ornamental.
Al otro lado del cerro de la Concepción, el anfiteatro, parcialmente
situado bajo la moderna Plaza de Toros albergaba a unos 11.000 espectadores,
que contemplaban las luchas entre gladiadores.
Este gran desarrollo edilicio se refleja también en el ámbito
funerario, donde destaca desde el punto de vista arquitectónico
el monumento funerario de Tito Didio de la necrópolis de
Torre Ciega, situada al pie de la vía que conducía
a Tarraco, y de donde procede la mayor parte de la epigrafía
funeraria de la ciudad.
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Inicio |
La ciudad como capital de la provincia carthaginensis
El esquema urbano desarrollado tras la fundación de la colonia
romana y en tiempos del emperador Augusto va a continuar vigente
a los largo del siglo I y II d.C., si bien se observa a finales
de este último siglo un abandono progresivo de la ciudad
que afecta no solo a las áreas de viviendas privadas sino
también a los edificios públicos. A partir de este
momento se modifica y reduce el espacio urbano concentrándose
la ciudad hacia el puerto.
Precisamente en esta zona portuaria de la ciudad, entre los cerros
de Molinete y Concepción, es donde se desarrolla una nueva
remodelación urbana que se inicia a partir del siglo IV d.C.,
y en la que sin duda tuvo mucho que ver el hecho de ser designada
capital de la provincia Carthaginensis, dentro de la nueva reestructuración
del Imperio realizada por Diocleciano. En este contexto cronológico
debemos insertar la construcción o reconstrucción
del conjunto termal de la calle Honda y Plaza de los tres Reyes,
y la transformación del viejo teatro en un complejo de carácter
comercial
Este edificio comercial interpretado como mercado y almacén
se superpone al teatro y reaprovecha para su construcción
una buena parte del material arquitectónico del edificio
augusteo. Capiteles corintios de mármol de Carrara, fustes
de travertino rosa, basas, cornisas y sillares son acoplados entre
las cimentaciones del nuevo edificio comercial, que se estructura
en dos cuerpos separados por una calle y plaza central.
El mismo proceso se puede seguir en el conjunto termal de la calle
Honda y en el vecino de la Plaza de los tres Reyes, donde igualmente
se aprovecha material reutilizado. Ejemplo de ello es el pedestal
dedicado a Numisio Laetus, flamen provincial en el siglo II d.C.,
embutido en una de las habitaciones laterales de los baños.
Este edificio flanqueaba una calle con una orientación y
fabrica sensiblemente distinta a los ejes viarios anteriores, y
donde se reutilizan grandes losas de calizas gris de forma cuadrangular.
Al otro lado de la misma se desarrolla un pórtico con tabernae
donde de nuevo vemos reaprovechados basas y elementos arquitectónicos
de época republicana y augustea.
A este periodo también corresponde la necrópolis
de San Antón situada bajo las salas de exposición
del Museo Arqueológico y al pie de la antigua vía
romana que conducía a Complutum. En sus enterramientos se
practica el rito de la inhumación con deposiciones en fosa,
algunas recubiertas de encachados de piedra y donde también
se reconocen varios panteones.
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Inicio |
La Cartagena bizantina
Hasta hace pocos años el único documento arqueológico
que poseíamos hallado en la ciudad sobre la presencia bizantina
en Cartagena era la conocida lápida de Comenciolo, encontrada
en 1698 en la Plaza de la Merced y hoy expuesta en las salas del
Museo Arqueológico Municipal, grabada sobre caliza marmórea
del Cabezo Gordo.
El texto de la inscripción dice lo siguiente:
Quien quiera que seas, admiraras las partes altas de la torre
y el vestíbulo de la ciudad afirmados sobre una doble puerta,
a la derecha y a la izquierda lleva dos pórticos con doble
arco a los que se superpone una cámara curvo convexa. El
patricio Comenciolo mandó hacer esto enviado por Mauricio
Augusto contra el enemigo bárbaro. Grande por su virtud,
maestro de la milicia hispánica, así siempre Hispania
se alegrará por tal rector mientras los polos giren y el
sol circunde el orbe. Año VIII de Augusto. Indicción
VIII.
La inscripción hace referencia a la construcción
de la puerta de entrada a la ciudad flanqueada por dos torres y
también informa de quién la mandó hacer, el
patricio Comenciolo (o Comitiolus) bajo el mandato del emperador
bizantino Mauricio Augusto, su datación no ofrece duda pues
la VIII indicción de Mauricio transcurre entre 1 de septiembre
del año 589 y el 13 de agosto de 590.
Una de las cuestiones más debatidas, ya que la inscripción
esta retocada, ha sido la de la identidad del personaje citado en
el epígrafe y si se debía ver en él al Comentiolus,
que como magister militum aparece en el frente persa en los años
590/591 y 598, o si por el contrario hay que contemplar al noble
bizantino citado por Gregorio Magno que como dux y gloriusus interviene
por estos años en la zona de Malaca, Algunos investigadores
han opinado que ambos personajes son la misma persona, pero tampoco
faltan los que lo niegan.
Comenciolo o Comitiolus es, según consta en la inscripción,
el Magister militum de Hispania con poderes militares y civiles,
y su presencia en Cartagena ha llevado a diversos investigadores
a identificar esta plaza militar como la capital de la Hispania
Bizantina. Sin lugar a dudas la intervención sobre las murallas
y la existencia de una taller monetario propio destinado a la emisión
de monedas de cobre para las transacciones de la vida cotidiana,
inciden en la importante función de la ciudad en este periodo.
Estos datos históricos y epigráficos sobre la presencia
bizantina en la ciudad han comenzado a tomar forma a partir de las
excavaciones de la calle Soledad y de manera especial, con las excavaciones
del teatro romano, donde se ha documentado un barrio portuario en
época bizantina que se distribuye de forma aterrazada por
encima del graderío y de la escena, adaptándose sus
estructuras a la topografía natural del terreno. En el interior
de las habitaciones se ha constatado un nivel de destrucción
del primer cuarto del siglo VII que podemos relacionar con el conocido
texto de San Isidoro (Etym. 15, 1, 67),.. nunc autem a Gothis subversa
atque in desolationem redacta est, que refleja la destrucción
"hasta sus cimientos" del último baluarte bizantino
en la Península Ibérica.
De sus cenizas pronto surgirá Qartayanna. A ella se refiere
al-Udri en el siglo XI y pocos años después al-Idrisi
la describe como “un gran puerto que sirve de refugio a los
navíos, atractiva y llena de recursos”. La Qartayannat
al- Halfa se emplazó en torno al Cerro de la Concepción,
en el mismo recinto urbano donde posteriormente se va a desarrollar
la ciudad bajomedieval, presidida ésta última por
su Castillo, cuyo elemento más característico y monumental
es la Torre del Homenaje. Este recinto urbano fue ampliándose
por la llanura paulatinamente a lo largo del siglo XVI hasta alcanzar
la colina del Molinete, conde se conserva la Muralla del Deán,
pero no será hasta el siglo XVIII cuando se recupere el perímetro
de la ciudad antigua.
El protagonismo que tuvo la ciudad con los primeros Borbones va
a tener su fiel reflejo en la gran transformación urbana
activada por la construcción de la muralla de la ciudad,
las defensas, por mar y tierra, y el Arsenal, un extraordinario
patrimonio militar digno de la sede del Departamento Marítimo
del Mediterráneo.
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