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Apolodoro y el puente sobre el Danubio

M.ª Pilar González-Conde

El Emperador Trajano (97-117 d. C.) llevó a cabo dos guerras contra los Dacios (101/2 y 105/6) que terminaron con la victoria de Roma y la conversión en provincia de aquel territorio del bajo Danubio. Para ello fue necesario el desplazamiento de algunas legiones y la realización de obras de infraestructura para alcanzar y vencer a los Dacios. Una de las obras más conocidas fue el gran puente sobre el río Danubio, obra de Apolodoro de Damasco, mencionado por Dión Cassio en el relato de los acontecimientos y cuyos restos aún son parcialmente identificables en Drobeta (Rumanía). En la Columna de Trajano, realizada también por Apolodoro para conmemorar la victoria, quedó testimonio del puente y de otros trabajos de ingeniería llevados a cabo por el ejército romano. El puente sobre el Danubio se convirtió así en una de las imágenes que la población de Roma podía identificar con las hazañas romanas en el bajo Danubio, hasta tal punto que se convirtió también en motivo principal de reverso de algunas monedas acuñadas durante el reinado de Trajano.

«Trajano construyó sobre el Ister un puente de piedra que desborda mi admiración hacia él. De hecho, aunque fue brillante en todas sus hazañas, ésta fue la mayor. Tiene veinte pilares cuadrados de piedra de ciento cincuenta pies de altura desde los cimientos y sesenta de anchura; están situados a intervalos de ciento setenta pies y unidos por arcos. ¿Cómo puede alguien dejar de asombrarse por la gran inversión que se hizo, o por la forma en que cada uno de estos pilares fue anclado tan profundamente en un río cuyas aguas están llenas de remansos y con un fondo tan barroso? Evidentemente, para ello fue imposible desviar el curso de las aguas. He hablado de la anchura del río; pero el caudal no tiene una anchura uniforme, pues en algunos sitios anega el doble y hasta el triple de tierra; sin embargo, el caudal habitual en esta zona aconsejó construir un puente con la anchura citada. Además, hay que tener en cuenta que aquí el río pasa de un amplio caudal a un cauce estrecho, después del cual vuelve a extenderse a una anchura mayor, lo que lo convierte en violento y profundo; y esta circunstancia debe ser tenida en cuenta para comprender la dificultad que supuso construir el puente. Al mismo tiempo, una de las circunstancias que muestran la grandeza de los planes de Trajano es que el puente no se hizo para usarlo nosotros; la sola presencia de los pilares erguidos, aunque no se hagan intentos de cruzarlo, hace creer que hubieran sido erigidos con el único propósito de demostrar que no hay nada que el ingenio humano no pueda lograr. Trajano construyó el puente porque temió que si alguna vez el Ister se helaba en medio de una guerra podía sorprender a los romanos en aquella orilla, y era necesario asegurar el acceso hasta ellos con estos medios. Por el contrario, Adriano tuvo miedo de que también pudiera hacer fácil el paso para los bárbaros, que tras derrotar a la guardia del puente podrían cruzar a Moesia; por eso, desmontó esta gran estructura».

(Dión Cassio, Historia romana, 68, 13, pp. 1-6. Traducción de Pilar González-Conde sobre la versión inglesa de 1982.)